La Asociación de trabajadores y campesinos de Carare - ATCC


Campesinos del Carare, Horizonte Femenino


"La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare es una organización creada el 14
de mayo de 1987 para luchar por la vida, la paz y el trabajo, ante las continuas violaciones a los derechos humanos realizadas por los actores armados. Está compuesta por 650 socios, 36 juntas de acción comunal y 14 organizaciones de base. En 1990 obtuvo el “
Right Livelihood Award” en Estocolmo, considerado como el Nobel Alternativo de Paz y en 1995 el reconocimiento “Nosotros el pueblo, 50 comunidades” otorgado por Naciones Unidas en Nueva York."
 http://atccvidaypaz.org/


La ATCC es quizás una de las comunidades de paz que ha logrado poner menos víctimas al conflicto armado colombiano.  Esta experiencia nacida por la necesidad de sentar un precedente que visibilizara las acciones de la sociedad civil frente al fuego cruzado de los actores legales e ilegales en pugna por los territorios del Magdalena medio, le apuesta desde sus inicios al fortalecimiento de la comunidad de base, reconociendo el poder de la acción política no-violenta con miras a instaurar un nuevo orden, que  reconfigure el territorio y de los quehaceres ciudadanos frente a la realidad que construyen.  
Este ejercicio democrático, en un ámbito que le niega toda posibilidad de ser continuo y coherente, donde la fuerza de la violencia política y social socavan cualquier indicio de participación, es una toma de partido a favor de la sociedad civil, declarándose en abierta oposición a los actores armados desde el discurso de la neutralidad. 
La teoría del conflicto define la neutralidad como un tipo de conducta específico asumido por uno o más grupos frente a los actores armados en una contienda, bien se trate de una guerra convencional o de guerrillas (Valenzuela, 2009).  En ninguno de los casos la neutralidad alude a conductas pasivas o indiferentes ante los fenómenos; por el contrario, refiere una posición de poder, entendida, desde la visión Hobbesiana, como aquellos medios puestos en juego para obtener ventaja (Bobbio, 1974).  
Escobar (2002) en su análisis de la neutralidad identifica tres elementos característicos: una conciencia lúcida sobre la realidad social, política, militar y cultural que se vive, una fuerte creencia en la vida y sus múltiples posibilidades, la cual se traduce, finalmente, en amor por sí mismo y por el prójimo, puesto a prueba en la superación de cualquier obstáculo a través del esfuerzo, y la constancia, como forjadores de nuevas condiciones de vida.
En la experiencia de la ATCC el primer ejercicio de poder consistió en no brindar cooperación a la guerrilla, renuncia que representó para este grupo perder control sobre la Población civil.  El dominio territorial permite a los actores del conflicto sostener el esfuerzo bélico e implementar estrategias económicas, políticas y militares para actuar en la zona.  
Al constituirse en comunidad de paz, la ATCC realiza inicialmente lo que podríamos considerar un desalojo simbólico de sus territorios, que con el tiempo, y dadas las reglas de juego que impone a los agresores, se va concretando al disminuir la injerencia de estos en los proyectos comunitarios.  Así mismo, la declaración de neutralidad insta a respetar las normas del Derecho Internacional Humanitario reconociendo la condición de no combatiente a la población civil.
El proceso organizativo de los campesinos del Carare es una expresión de resistencia civil en pro de la vida y la integridad, a través de diversas acciones colectivas, propuestas de desarrollo y defensa de los derechos humanos, busca suplir la ausencia estatal y construir un proyecto de región desde la localidad.  
Es claro que la ausencia estatal debe entenderse no desde el vacío del poder central, que hace presencia en la zona a través de sus cuerpos de seguridad,  representantes ejecutivos y otras instancias, sino desde la imposibilidad de construir un proyecto de nación legítimo donde los ciudadanos sean más que objetos obedientes con derechos difusos y no reivindicables.  En contextos de esta naturaleza el Estado pierde sus objetivos convirtiéndose en una entidad abstracta sin posibilidad de comunicación y reconocimiento adecuado por parte de la ciudadanía.
El poder de la ATCC se materializa también mediante el auto reconocimiento que cada participante hace de su condición de sujeto-actor, con clara incidencia en la resolución o agravamiento de los problemas comunes.   Este empoderamiento es un signo a favor de la construcción de una cultura política que aboga por el establecimiento de marcos más amplios para la resolución de conflictos.  
La propuesta de paz de los campesinos tiene su fortaleza política en el diálogo y la concertación, en los argumentos como expresiones de poder opuestas a las centradas en la coerción y la violencia.  En ella tienen cabida tanto víctimas como victimarios, no es excluyente por cuanto parte del reconocimiento del otro como un actor más, sin el cual se desvirtúa cualquier opción democrática. 

Uno de los retos más importantes de las propuestas de paz es consolidar un estado de cosas donde se combinen las denominadas claves para la reconciliación: poder civil, reconocimiento del otro como interlocutor, capacidad de perdón, rechazo a la violencia, inviolabilidad de la vida e innegociabilidad del pluralismo y, finalmente, la consolidación de un estado de derecho que facilite la construcción de espacios para el intercambio y la cooperación entre los actores.  
La experiencia  democrática de la ATCC es un modelo ejemplar de los mecanismos que pueden implementarse para fortalecer el Estado en las zonas de mayores conflictos.   A este respecto Uprimny (2001) señala la importancia de “facilitar la expresión de los conflictos, potenciando sus virtudes creativas, pero evitando, a partir de novedosos mecanismos institucionales y culturales, su escalamiento violento”.  

 Bibliografía
1.     Bobbio, Norberto (1974): Política. Krise-wandlung-wirkung, Beerlín, Akadeamie Verlag.  Páginas 1215-1225
2.     Escobar T, Jaime (2002): Bioética y conflicto armado.  Ediciones El Bosque, Bogotá.  [En Línea].  [Consulta: 4 de marzo de 2012].  Disponible en: http://www.bioeticaunbosque.edu.co/publicaciones/biosyethos19_bioetica.htm
3.     Llano Ángel, Hernando (2000): Claves para una ética de la reconciliación.  Revista Javeriana, Noviembre-diciembre, número 670, páginas 787-797, Bogotá, D.C.
4.     Silva P, Diego Fernando (2011): La democratización de los espacios regionales y el trabajo político de la organización campesina en Colombia.  Polis [En Línea]. [Consulta: 4 de marzo de 2012]. Disponible en: http://polis.revues.org/127
5.     Uprimny Yepes, Rodrigo (2001): Orden democrático y manejo de conflictos.  Corporación Viva la Ciudadanía, Universidad Pedagógica Nacional, -Escuela de Liderazgo Democrático. Bogotá D.C.
6.     Valenzuela, Pedro (2009): La neutralidad como estrategia para la protección de la población civil en conflictos armados internos: un estudio de caso. Uppsala Universitet, Report87



¡Libertad... para pensar!

Entradas más populares de este blog

Historia del barrio Mojica (Cali-Colombia)

Debate Physis vs Nómos

La identidad personal en David Hume