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Mostrando las entradas de octubre, 2018

Al caer la tarde

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Al caer la tarde.  Lago De Garda - Fotógrafo Paolo Cesare Butturini. Al caer la tarde un horizonte plateado  e  inagotable,   emerge del mar  y en silencio pinta el cielo. En el límite de   las aguas  el infinito se hace promesa. La tarde ofrenda  el aroma de los sargazos  y  la noche agradecida  desciende a besar el suelo, mientras el Benaco  difumina al sol en su huida. ¡Libertad... para pensar!

El Dios de mis padres

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Cucunubá, Cundinamarca, Colombia           Desconocían mis padres en su sabiduría, oculta bajo capas y capas de preceptos inventados por otros, que la idea de Dios, aunque parezca rígida, es funcional.  Se acomoda a los gustos y tendencias del público más exigente.  Sin embargo, mis padres me legaron un saber incuestionable, antiguo y pendenciero, lleno de catedrales, monjas y clérigos, que representan el vínculo entre nosotros y una imagen divina al uso de estrategias institucionales.  Una idea oxidada que corroe cualquier indicio de libertad más allá del canon.     Mis padres nunca hablaron de sus creencias ni de sus miedos.   De lo primero hay que decir que para ellos Dios era la única cosa cierta, las tragedias, el hambre y los conflictos ocurrían porque los pobres cierran la lista de prioridades de lo divino, o porque en sus afanes diarios se olvidan de creer lo suficiente.  Por su parte, el miedo representaba la luz de sus vidas, quien teme ha ganado el cielo.    

¿Por qué te quiero?

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Te quiero y sigo a la tierra,  en su órbita, a la caza de algo eterno e inalcanzable.   Te quiero porque la luna sólo alumbra si la iluminan  y siempre es distinta Porque las estrellas extintas  palpitan en lo alto del cielo y mis ojos no verán cuando se apaguen.   Porque tras un largo verano  la lluvia es el maná esperado. Porque el océano ruge en mi ventana,  cada tarde. Los ríos son arterias y el agua no tiene forma  y cabe en todo. Te quiero porque mi cuerpo  es un brote que le nació a esta tierra.   Porque el lenguaje  es mi prisión perpetua.   Mis razones cantos de sirenas, y me existencia  testigo de lo incomprensible. Te quiero porque sí. ¡Libertad... para pensar!