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Mostrando las entradas de mayo, 2018

A ti que no tienes nombre

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Mi ojo - Fotógrafo Paolo Cesare Butturini No me olvido de vivir mientras muero. No pretendas olvidarme  una noche sin luna, dejé mi rastro en el desierto para que no me pierdas.    Pedí al viento  que arrastrara hacia ti el aroma de mi piel en celo. Olvídame cuando la luz  sea tan fuerte que enceguezca, cierres los ojos para negar el mundo y los abras frente a mí  cuando todo adquiera forma. Si el dolor por mi partida  dobla tus piernas, ¡despierta! te sorprenderá la vida,  inigualable, suave al tacto. Será como agua fresca  para el sediento, y luz en los ojos  de quien recorre un túnel. ¡Libertad... para pensar!

La tibieza del mundo

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Tomo posesión de mi vida,  alumbro mis tinieblas.   Invoco a una mujer silente  acallada por normas,  la invito a erguirse sobre sus muertes,  y destruir las cadenas del género . Nacerá una flor sin sombras,  fiel a sus propios principios. Expulsada de todo lo cierto será su Dios un corazón aguerrido. y una lengua mordaz será su espada.  Luchadora indomable esta guerrera, es mi sueño en las noches oscuras; el aliento de mis horas solitarias, cuando la pesadez del mundo repta por el fango y se me impone. ¡Libertad... para pensar!

Una vuelta alrededor de mí misma

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Una vuelta alrededor de mí misma Quiero anticiparme el dolor,  trascenderlo. Retirarle su sagrada investidura  de sacerdote, su báculo de juez,  su rostro impávido. Exhibirlo desnudo en la orilla de enfrente, allá donde mueren los mañanas olvidados y las noches encerradas en tus pupilas. No tiene otro tamaño que tu ausencia, ni más recursos que mi agonía, pero abarca la inmensidad del mundo y sabe a todo. Aunque gire mi alma en su eje, el dolor se apodera de mí  y tira fuerte, es dueño de un territorio  arrasado por la derrota. ¡Libertad... para pensar!

Mi espíritu de Penélope

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No hay espera que valga, ningún barco arribará a una costa donde no hay puerto. Cuando vuelvas... ¿Qué esperas encontrar donde quedó tu ausencia? Tu y yo contiene el universo entero y el mundo que conocimos duerme agotado entre mis piernas. Nuestra historia se persigue a sí misma  tras un instante que la dignifique. Cuando vuelvas... Estaré ahí,  distinta al recuerdo que forjaste. Seré el reflejo a contra luz de tus deseos, y la ternura caústica de mis ojos te mirará en reverso. Cuando vuelvas... No me cuelgues los harapos de tus sueños ni amoldes a las figuras de tu memoria, a quien seré no la define un disfraz  de oropel alucinante. Cuando vuelvas... Descubrirás que mi espíritu de Penélope me hizo saltar sobre los años a contrapelo, y en una vuelta del destino reinventé tu ausencia, para el presente y el olvido. Cuando vuelvas... Que se entere la vida  de que no has partido. ¡Libertad... para pensar!