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Mostrando las entradas de noviembre, 2019

Escribiente / Llueve

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Imagen de  Rudy and Peter Skitterians  en  Pixabay Escribiente Las letras son reflejos de las manos,  habitan en la grácil simetría. Insufladas de tinta, naufragan en los ojos del que escribe  y encuentran en el papel  un salvavidas. Llueve La lluvia baila en el tejado, una danza de truenos y centellas, duda sobre cómo caer sería adecuado. En ese breve lapso, en que interrumpe su gotear acompasado, la lluvia queda suspendida en el tejado. ¡Libertad... para pensar!

El hombre sin destino

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Imagen de  Pexels  en  Pixabay El destino de un hombre toca a la puerta una mañana. Viene de lejos; ha recorrido medio mundo hasta encontrarlo. Sus pies están llagados, tiene frío. El hombre conmovido por el gesto franquea el paso. El  destino se deja acompañar hasta el centro de la estancia, y, en agradecimiento, ofrenda sus manos vacías. ¡Libertad... para pensar!

Amor pausado

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Photo by 3Motional Studio from Pexels Te he puesto en pausa amor mientras te mueres, no quiero presenciar esa agonía, donde te he olvidado el tiempo vuele y acá siga mi errante andar sin mira. Te he puesto en pausa amor,  es tu condena, por dilatar la angustia de mis horas, y alimentarte de mi sangre.  Moras en cancelar las deudas que a otros cobras. Te he puesto en pausa amor,  visto de negro, me alienta el estertor de tu caída, y sin pensar en más, a tu sepelio he convocado a un loco, a un poeta y su diatriba. Te he puesto en pausa amor,  no te demores, vete extinguiendo  al son de mis clamores. Haré decir la misa en tu memoria, la tumba espera y el viento ya reclama tus cenizas. ¡Libertad... para pensar!

A contratiempo

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Imagen de  Gerhard Bögner  en  Pixabay No hay afán. No llegas primero si te lanzas  sin frenos por el precipicio, si en lugar del camino escoges el aire o acaso el mar para alcanzar la meta. Detente. Haz vibrar la música en las horas, toca el diapasón de los segundos y vuelve el ritmo sangre. Siente si estás vivo y haz que valga. Escucha. La música se cuela en las palabras, arrastra en los acordes muchos nombres, conecta con tu vientre y te pronuncia. Eres la armoniosa estructura del pentagrama. Comprende. La música te envuelve, ovilla tu figura y te sostiene a salvo de los monstruos que hay afuera. La música es la cuna  y talla nuestras almas a su ritmo. Observa. Si alzas las manos puedes tocar las notas, aprecia los colores y sus formas, déjalas jugar entre tus dedos que son niños, no los espantes, aprende a ser los pasos y camino. Libertad... para pensar!

Canción de cuna

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Imagen de  Michael Gaida  en  Pixabay   La montaña se ha dormido a los pies del árbol y éste la vigila silencioso, su follaje ensombra la desnuda tierra y sus raíces forman nudos que se enredan entre las frágiles curvas. Teme el árbol que si duerme la montaña se deforme, se escurra por su tronco incontenible y arrastre en su caída, ese, su mundo, armado en el delirio de un empeño. Alerta vigila el árbol su propio sueño, abrazado a la montaña en lo profundo. Una mujer que pasa canta una nana para los pájaros, el eco de su voz arrulla el bosque, aletea la vida, corre, salta, persigue extasiada las notas de la mujer que canta. Cierra los ojos la tarde al tenor de la nana doliente. Ruge el viento entre las ramas, canta y canta la nana. El árbol ¡por fin! se duerme.     Libertad.... para pensar!