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Mostrando las entradas de octubre, 2019

Razamadre

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Imagen de  Gregory Akinlotan  en  Pixabay Mamá vivió prisionera en su raza, ahí la dejaron los cánones bíblicos, la contracultura, el colonialismo subalterno, las rebeliones fallidas y el feminismo. Los movimientos políticos, la izquierda, la derecha y el centro equidistante de la nada. El estrecho país que la vio nacer y la isla que lo mira a la distancia. El puente El Pindo conecta al continente, los manglares, el Morro y el Bajito, emblemas de su natal Tumaco. Los cununos y tambores del Pacífico, el mapalé y los bailes típicos, su aliento a mar y a pesca, su gordura, su vientre desgarrado cinco veces. Su inculto dialecto, Obstinado en no marcar las consonantes, tragarse algunas letras, y un apellido, cuando la ley estipula el binarismo. Apretaron los cerrojos las guerras, reivindican lo absurdo, la diferencia no la salva un sustantivo. La pobreza surrealista. Las calles polvorientas de Aguablanca, el sol que cocía las frutas que voceaba. Cali y su salsa, la discriminación di

Enero

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Imagen de  JAKO5D  en  Pixabay En las proximidades de Enero el viajero se abalanza al nuevo año como quien huye de un terror indescriptible.   Previo a iniciar la ruta se despide del pasado con festejos, agradece al azar  la triste inclinación de sus angustias.     En el camino descubre su destino, nada lo previene contra lo sucesivo.   Echar atrás es imposible, la senda sólo aparece si mira al frente.   Alcanzar enero exige superar lo indecible. Una vez en sus costas  el viajero comprende que es un engaño, una apuesta.   Echar los dados y girar la ruleta,  Con el corazón expectante  recorre la oscuridad de los días.   Ruega que las fauces del tiempo no lo devoren. ¡Libertad... para pensar!

Primavera soy

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Imagen de Jeonsango en Pixabay   Hoy seré la primavera  aunque el invierno resguarde mi puerta, tranquilo y sereno porque se sabe cierto. Hoy usaré un vestido de flores lilas, pequeñas violetas y orquídeas, un manto de pétalos cubrirá mi cuerpo y atraerá en su olor la vida entera. Hoy llevaré los pies descalzos, al uso del árbol. Expondré mis raíces al sol, y entregaré sin dolo  mis pasos al camino. Fijaré mis huellas en la piedra, y ocultaré bajo mi piel la noche, el invierno que proyecta la mirada cuando el sol dobla la tarde. ¡Libertad... para pensar!

Cuestiones

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Imagen de  Jonny Lindner  en  Pixabay   Acá escribo, allá moran los hijos y las cosas, la casa y su desorden. Los restos de la noche apilados yacen exangües,  héroes caídos. A resguardo en sus trincheras las cosas no saben, están cerradas, tampoco aguardan. Los hijos saben y esperan, deambulan incesantes por la casa, tropiezan con la inmovilidad de las cosas. Los hijos y las cosas se abren hacia mí como ventanas, grandes ojos por los que mirar afuera, a la calle, y al interior de la casa. ¿Qué más podría observar a través de ellos? Acá yo soy el tiempo, allá discurre lento entre pasillos. Las horas son piedras  que lanza una mano invisible, golpean con fuerza los cuerpos y los rostros. Dejan sobre las cosas una leve capa de polvo y siguen. En su trasegar impío, el tiempo delinea la carne de los hijos, se posa en sus miradas que fustigan. El tiempo se hace verbo y las bocas de los hijos paren víboras enredadas, acertijos.