Cuestiones
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Imagen de Jonny Lindner en Pixabay |
Acá escribo,
allá moran los hijos y las cosas,
la casa y su desorden.
Los restos de la noche
apilados yacen exangües,
héroes caídos.
A resguardo en sus trincheras
las cosas no saben, están cerradas,
tampoco aguardan.
Los hijos saben y esperan,
deambulan incesantes por la casa,
tropiezan con la inmovilidad de las cosas.
Los hijos y las cosas se abren hacia mí
como ventanas,
grandes ojos por los que mirar afuera,
a la calle, y al interior de la casa.
¿Qué más podría observar a través de ellos?
Acá yo soy el tiempo,
allá discurre lento entre pasillos.
Las horas son piedras
que lanza una mano invisible,
golpean con fuerza los cuerpos y los rostros.
Dejan sobre las cosas una leve capa de polvo y siguen.
En su trasegar impío, el tiempo
delinea la carne de los hijos,
se posa en sus miradas que fustigan.
El tiempo se hace verbo
y las bocas de los hijos
paren víboras enredadas, acertijos.
Acá el sol se levanta entre las sombras,
victorioso,
allá lo cuelgo en el tejado cada día.
Acá suelo ser yo,
allá me inventan.
se posa en sus miradas que fustigan.
El tiempo se hace verbo
y las bocas de los hijos
paren víboras enredadas, acertijos.
Acá el sol se levanta entre las sombras,
victorioso,
allá lo cuelgo en el tejado cada día.
Acá suelo ser yo,
allá me inventan.
¡Libertad... para pensar!
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