Imagen de Tommy Takacs en Pixabay La loca del espejo, la mentira, pretendió lapidar el pasado a los pies del poniente una tarde. Evitó el astro rey ser el fuego de los tristes ardores sufridos. La loca del espejo, la mentira, llevó su envoltorio de muerte a la playa una noche nublada. Alertada la mar por el sol recogió su ropaje bien alto y dejó a la mentira sin remos. La loca del espejo, la mentira, decidió desechar sus recuerdos en la cumbre de un pueblo lejano. Arribó a la montaña una tarde. Vencida por el peso de su fardo escaló con esfuerzo, tramo a tramo, hasta un claro. La loca del espejo, la mentira, descansó su temor sobre la hierba, incapaz de quitarse la vida. ¡Libertad... para pensar!