Una tarde cualquiera
Imagen de esudroff en Pixabay
La tarde
no quiere cerrar el día.
Si la mañana se esconde
en el envés de las hojas,
cansada de alumbrar
nuestras pisadas,
tampoco quiere la tarde
anticipar la noche
en sus colores.
Agotada
de atizar fogón de estrellas,
acunar soles,
borrar estelas,
demora tras bambalinas
y agoniza—
envejecida—
la mañana.
La tarde solo espera
la muerte de la noche
al mediodía,
y salir de vacaciones
un verano.
¡Libertad... para pensar!
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