Excilia Saldaña Castillo (1946-1999)

Escritoras cubanas, Mujeres escritoras del siglo XX, Excilia Saldaña Castillo, Derechos reservados,
Excilia Saldaña, escritora cubana


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Biografía

Excilia Saldaña (La Habana, 7 de agosto de 1946 – 20 de julio de 1999) fue una destacada poeta, maestra, traductora y escritora cubana. Graduada en Español y Literatura en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, ejerció como profesora de Historia y Literatura en la enseñanza media y desempeñó roles importantes en instituciones culturales como la Casa de las Américas y la Universidad de Oriente.

Saldaña escribió más de veinte libros de poemas y narraciones, siendo algunos de los más reconocidos "El refranero de la Víbora", "Enlloró", "Un testigo de la historia", "Bulgaria el país de las rosas" y "Lengua de trapo". Su obra fue ampliamente traducida a varios idiomas y algunos de sus textos se adaptaron para el teatro y animación.

A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y reconocimientos, como la Mención de honor en el Premio Casa de Las Américas por "Enlloró", el Premio La Rosa Blanca por varias de sus obras, y la Distinción Por la Cultura Nacional, entre otros. Su legado literario y su contribución a la cultura cubana han sido objeto de estudio y admiración en el ámbito nacional e internacional.

Castillos 

En el cielo hay   

un castillo, 

un castillo hay

en el mar.   

El del cielo es de vuelo,   

de agua y olas el de la mar. 


En el pino  

hay un castillo, 

un  castillo hay

en el  mar.   

El del pino es de trinos, 

de arena el de la mar. 


En mi sangre hay 

un castillo.   

un  castillo hay   

en el mar.   

El de sangre es mi hijo:   

cielo, alas, trino y mar. 


Discor  descortés   

Ay, qué enojo,   

que me mojo!   

–Dijo un pétalo de flor   

a la gota de rocío   

(qué  tristeza, qué vacío)   

que  le  ofrendaba su amor. 


Trabalenguas

El gallo de Goya gallaba en la boya

El gallo de Gaya gallaba en la vaya

Si el gallo de Gaya gallara en la valla

Y el gallo de Goya gollara en la boya

el gallo de Gaya no gollara en la valla

ni el gallo de Goya gallara en la boya.

(De Lengua de trapo, 44)


Sorbo del recuerdo III

Yo era Ma Zunzún: abuela, Doña Cuca Colibrí:

éramos las comadres del gran comadreo,

de aquí para allá, de allá para aquí.

—Visítame, abuela.

—Te visito luego.

—Y, no te olvides, ven con abuelo.

Helados de piscuala, festines de masarreal en platos

de gardenias y copas de dedal.

A la rueda rueda y al tingo talango,

Al pozo caído, a vivir jugando.

—Mi madre, mi padre, mi hermanito y yo

comimos de un huevo y la mitad sobró.

Mi padre, la yema: mi madre, la clara.

Y mi hermanito y yo…nada nos tocó.

—¡Oh!


(De Jícara de miel, 49)


Yo vivo en el cáliz de la rosa náutica

Yo vivo en el cáliz de la rosa náutica,

farera insomne de tu llegada.

No cobro aranceles. Pago con moneda fuerte

la estancia.

Cinco zunzunes estaban en los muelles.

y una abeja de oro.

y dos palmas jimaguas.

Vuelo, fuerza y dulzura son mi lema,

los símbolos de mi escudo de armas:

la oculta heráldica de mis mayores,

el abolengo del mundo

de arcabuces

esquivación

y lágrimas;

porque

hacia el lado opuesto de las islas que visitó Odiseo,

te espera mi casa.

(De Mi nombre, 58)


Viejo amigo 

Mi niño tiene un amigo   

–los ojos de negro bosque,   

el pelo negro y endrino,   

la piel de puro  azabache,   

la voz  de  oscuro  castillo–   

de noche viene a buscarlo   

en un corcel negro y fino   

y se van los dos alegres   

por un antiguo camino:   

Mi niño hecho niño-sueño.   

Su sueño hecho sueño-niño. 


Zéjel de la soledad 

Palomo, venga a mirar   

lo sola que anda mi vida. 


Si usted ya no sé amar   

ni sé el arrullo arrullar   

y menos puedo volar   

si es que tengo el ala herida. 


Palomo, venga a mirar   

lo sola que anda la vida 


El fondo del mar 

Vive en el centro   

del 

agua   

y  

nadie   

la   

puede   

habitar. 


Se envuelve en redes   

de   

algas   

y  sale   

de   

noche   

a cantar. 


Tiene  un  secreto.   

Lo   

calla.   

Olokun   

es   

lo hondo   

de la mar. 


¡Libertad... para pensar!

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