Elena Jordana (1934-2008)
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Desnudo neoyorquino
Tengo miedo
a que la canilla gotee y me despierte antes de hora
a que en el lavadero no limpien bien mi ropa
a llegar al trabajo con demora
a que la gente piense que mi falda es demasiado larga o demasiado corta
a que mis compañeras noten mi uña rota
a comer más calorías de las que mi sistema absorba
a no comunicarme con la computadora
a que mis amigos sospechen que no he leído los libros de moda
a que la psicoanalista no apruebe que yo practique yoga
a olvidarme de poner sal en la sopa
a comer sola
a que el televisor se descomponga
a que las píldoras para el insomnio no me hagan efecto ahora
a que mi vecina (que es loca)
insista e repetir la absurda historia
de que una noche yo salí al balcón ebria y sin ropa
agitando un diario que decía MUJER ASESINADA
y gritando:
yo vi cómo la amenazaban
la vi forcejear desesperada
y vi que miraba mi coche esperanzada
y sentí un miedo tal
que aceleré la marcha
(…me podrían acusar de encubridora)
X
Y después?
Después
aterrizar
bajarse del poema
para mirar las cuentas del mercado
mecanografiar cartas
contestar eficazmente "sí, señor” de nueve a cinco
hacer fotocopias
gárgaras
pagar cuentas
ir cada seis meses al dentista
tomar gotas para el hígado
teñirse el pelo
rechazar coquetamente
los pasteles de frutillas
recordarle al gerente
la ley de jubilación
escuchar con envidia a las sobrinas
y con paciencia a las tías.
Y luego
casi imperceptibles
otra vez los despliegues:
Bach escuchado a oscuras
Onetti, Cardoza y Aragón, Cortázar
el calorcito de la estufa
una sopa caliente
la carta de un amigo lejano
el cielo desde la ventana.
(f r a g m e n t o)
XII
Esos minúsculos superhombres o supermujeres
que le dicen al poeta principiante:
—antes de usar la palabra desesperado
mire en el diccionario
—ya miré
—¿en cuál?
—en el Pequeño Larousse
—¡es que no conoce siquiera el
Dictionaire des Etimologies, editado en París,
con todas las etimologías posibles de la palabra
de-ses-pe-ga-ziem!
Esos que dicen
ah, claro, el psicoanalista está de moda,
pero hay que vivir la vida tal cual viene
y luego se la pasan psicoanalizando palabras
(sintagma correlativo, hipérbole retrucada, galicismo vulgar)
en vez de vivir las palabras tal cual vienen.
Esos que
hablando de poesía
se ríen de las vísceras, la angustia, el vómito
y sólo hablan de “emociones estéticas”
en una especie de teorema que enuncian así:
la quintaesencia de Borges versus la histeria de Sábato
o el refinamiento de la forma versus el eructo del contenido.
Esos que
sin embargo
de pronto se ponen a gesticular desesperados
(olvidándose de la etimología de la palabra “desespegaziem”)
porque no han sido nombrados académicos de la poesía
o de la lengua
o del uso del diccionario
(aunque por supuesto se guardarían muy bien
de escribir un poema sobre estas frustraciones
que sólo deben ser guardadas en lo más recóndito del hígado).
A todos ésos les digo
¿sabía usted que después de los veinte
todo lo que uno dice por la boca
o la máquina de escribir
se dibuja en la cara?
XX
a veces la dimensión de la felicidad
está dada en ese medio centímetro más del nuevo zapato
en un color de pelo inusitado
en un cigarrillo fumado a medias
en las migas de pan y las manchas de vino sobre el mantel
en la evocación de una mano maternal
carnosa, regordeta
salando los bistécs del mediodía
en el silbido milenario del afilador de cuchillos
en el silencio radiante de un chico
al que se le elogian su buena letra
o sus rodillas limpias
a veces la felicidad es algo tan descabellado
como querer volar
o como necesitar la mano de mamá
para seguir andando por el mundo.
XXIII
al inventor de “La fórmula de la felicidad”
Ahora creo que todo va a cambiar.
Hace una semana compré un libro vital:
Cómo conquistar amigos y disfrutar de la vida.
Cada mañana leo un capítulo:
Ayer me tocó repetirme, ante cada contratiempo,
soy feliz, soy feliz, soy feliz
hoy me toca abrirme vitalmente a todas las
oportunidades o sea: decir a todo que sí
mañana me tocará pensar un poco en los demás:
tratar de adivinar qué quieren, para
complacerlos de inmediato.
Yo creo que en una semana todo va a ser
perfecto…
salvo que aún no he decidido si seguir leyendo
o de una vez abrir la llave del gas.
De Poemas no mandados
Amo las migas de pan y las manchas de vino sobre el mantel
Amo las migas de pan y las manchas de vino sobre el mantel.
Los zapatos embarrados
los libros subrayados
las tazas de café a la madrugada
los paraguas goteando en el zaguán
amo la cuenta exagerada del teléfono
la cocina llena de platos sucios
las huellas de manos de niño en paredes y almohadones
las toallas húmedas después del baño
las camas desvencijadas
las cacerolas abolladas
los bordes de la mesa
quemados por cigarrillos
amo los vidrios rotos por una piedra
los escalones gastados los callos
los overoles grasientos
las rayuelas de tiza sobre la vereda
las moscas revoloteando cerca de la cocina
las enredaderas
el pasto creciendo en los cementerios
amo los hornos de pan
el filo gastado de los cuchillos
las cabezas despeinadas
las bocas despintadas
las camisas a las que les falta un botón
amo ciertos silencios
ciertos sonrojos
ciertas ausencias
amo los juegos de cartas incompletos
los espejos empañados
los cuentos de los abuelos
las mentiras de los abuelos
amo a todos los niños comiendo sandía
a todos los viejos sentados en las bancas de las plazas
a todos los cobradores de luz
a todos los vendedores ambulantes del mundo
amo locamente a los que escriben a escondidas
a los que se deslizan silbando por calles desiertas
a los que charlan frente al espejo
amo a los que se ríen de su miseria
y amo también a los que se esconden para llorar
amo el olor a ajo
a tostadas
a pasto recién cortado
a tierra mojada
y más aún
a los cenzontles
las jacarandas
las lombrices
los cerdos comiendo bellotas
amo las visitas inesperadas
las grandes ollas de frijoles
los colchones en el suelo
amo el olor a pis de niño
a comida quemada
amo incluso los bastones
las muletas
las sillas de ruedas
los anteojos
los dientes postizos
y amo también
en ciertos casos
ciertas puteadas
ciertas iras
ciertas muertes
Amo mis ojos
mis oídos
mi piel
estas manos sobre la máquina
la máquina misma…
10 de mayo
Y en este día glorioso, oh madre
está dicho que recibirás de tus hijos
los símbolos de amor eterno condensados en
una jarra de plástico imitando el tallado del cristal
un perfume
cien veces menos cálido que el olor a chile y cebolla para tus guisos
—pero firmado por Coty—
unos guantes demasiado suaves para tus manos
acostumbradas a la sosa y las escobas
un pañuelo de gasa que sólo te atreverás a usar ruborizada
durante los primeros cinco minutos de la fiesta en tu nombre
un ramo de gladiolos que equivale al salario de dos días de tu esposo
un póster, un papel ilustración, a cinco colores,
que dice “te quiero”.
Y sin embargo, en este día, oh madre,
los ojos de tus hijos brillarán de un modo especial
mientras te entregan, temblorosos y expectantes,
sus regalitos envueltos en papel glasé y adornados
con grandes moños de colores brillantes.
Y esa misma noche, madre, mientras tú abrazas y besas a tus hijos
conmovida por la tierna inutilidad de
la jarrita de plástico, los guantes, el pañuelo de gasa, los gladiolos
los dueños de la Comercial Mexicana se frotan las manos
e invitan a una copa de champaña
al contador
al gerente y al supervisor
por el éxito de ventas de cosas que
la verdad
creíamos que nadie sería capaz de comprar.
De Poemas no mandados
Tango
Soy esa borrachera que necesitás a mitad de año
cuando el aguinaldo
las vacaciones
el ascenso
aún están lejos
soy la nota disonante
que te ayuda a sobrellevar esa armonía monótona
que decís que es tu vida
soy ese minuto de locura
que te permite aguantar el resto de la hora
el elogio dicho con firmeza tal que descarta tu duda}
la urna en que depositás tus lastimeros “vos no sabés”
tus pequeñas frustraciones cotidianas
tus:
el café está frío
quién me abrió esta carta
otra vez la cuenta del gas
soy la que despierta los rincones más inéditos de tu piel
la que te hace decir:
con vos me siento otra vez un colegial
soy
en otras palabras}
esa mujer que te llevás a uno hotel
en una noche de borrachera
y a quien te olvidás de preguntar su nombre
o si podrás volver a verla algún día.
De Poemas no mandados
V
Che, pibe
esta mañana hace un frío tan nuestro
tan bonaerense
que quisiera
pedirte
que me invitaras a Gardel
rápido
antes que la nostalgia haga el último gol
o invitarte a montar
una bicicleta mágica
que nos llevara por la costera y abajo
muchachito
esta tarde tan bonaerense
siento unas ganas demasiado fuertes
de inventar con vos un futuro
no tan gris
como este que invento
tecla a tecla
a solas
esta noche tan de allá
va a ser larga sin tus manos
sin un mate
sin un sueño al que asirse
sin otra cosa que los poemas de Vallejo
a quien ya no le sirve que yo le grite
te entiendo
va a ser una larga noche
pateando recuerdos
sin un Vallejo que oiga
sin vos
sin bicicleta
sin Buenos Aires
sin un mate
sin vos…“
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Gracias por comentar, tus palabras me permitirán vislumbrar otras opciones de interpretación y comprensión de este universo.