Horizonte Femenino

"El olvido es una forma de libertad" Khalil Gibran   Este cuerpo no me pertenece, es de la vida, igual la senda que dibujan mis pasos. A la vida corresponden mis memorias, Las guarda dentro de mí celosamente, permite que recupere alguna imagen, y reserva una u otra pieza que me niega. Me libra la vida de la hecatombe, vuelve el mundo inteligible y lo preserva del horror del infinito. Agotado el caminar, este cuerpo será otro olvido, con él las palabras, los gestos, las miradas y toda representación de lo que asumo propio. Pretenderá el mundo alargar la vida en caprichos que me libran involuntariamente del tiempo. No moraré allí, sin embargo, tampoco los habito ahora. Este cuerpo con el que invado el mundo no me pertenece. ¡Libertad... para pensar!

Hoy muere la mujer del pasado. Otra nacerá mañana  de mi propio vientre. En ese triste momento,  a orillas de cualquier abismo, seré una trémula brizna.  Compondré con esfuerzo  certezas de mi pasado, Concluiré las historias truncadas, en un juego de espejos oblicuos. Querré volver al momento  previo al caos, sin suerte. Renacer,  esa extraña oblación al olvido, arriesga expulsar al fuego  cuanto me sobra. Intentaré aferrarme a la memoria, buscaré los vestigios que recuperen  intacta  a la que hoy agoniza. ¡Libertad... para pensar!

El tiempo proyecta    imágenes superpuestas: el recuerdo de una tarde de lluvia; el rugir de la noche que arrulla; un cometa en el cielo de un parque; voces  que danzan al pie de un infante; olor almizclado en la plaza de un pueblo, una ciudad que ensordece todo; un encuentro casual en un cine; un paseo entre un verde camino; dos cuerpos tendidos en mantos de hierba; una promesa desvestida de frases, un paseo que alumbra la luna; la urgencia de dos bocas que se cruzan; la respiración después del sexo; una discusión sin argumento; una ofensa maldicha; una espera sin hora; una voz que reclama o solloza; el golpe seco de una puerta al cerrarse; el sonido de unos pasos calle abajo. ¡Libertad... para pensar!

  El olvido es el desván de la memoria, un recinto espectral del silencio, almacén de palabras vacías, y presencias negadas. Fluye y se expande, devora todo. Bajo su oscuro manto vive la incógnita, ama y señora de lo desconocido. El olvido otorga  coherencia al tiempo, organiza en el hoy el pasado, resignifica la historia. La memoria salta  entre dimensiones, va y regresa.   El olvido, si lo quiere, se reviste con la vana propiedad de ser eterno.     ¡Libertad... para pensar!