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Mostrando las entradas de agosto, 2022

Respuestas

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Imagen de Arek Socha en Pixabay  Las respuestas siempre vienen rezagadas; se encuentran —un suicidio— de preguntas: una boca dolida por la pérdida; unas letras colgando de algún signo. Hay preguntas livianas, y otras, densas. Las respuestas no saben de medidas. Nunca serán suficientes; nunca bastan. ¡Libertad... para pensar!

La trama del tiempo

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Imagen de beate bachmann en Pixabay  El basurero del tiempo está vacío. Todo sucede, nada termina. Sigue su marcha hacia lo mismo… lo otro… nada. Los seres y las cosas se fragmentan, chocan, huyen, no vuelven. Nadie sabe a dónde va lo ido, qué forma adquiere en la trama del tiempo: el infinito —audaz— perfilador de sombras. ¡Libertad... para pensar!

El vientre

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Imagen de Gisela Merkuur en Pixabay  Mi boca es vientre de alquiler para la nada, o mejor, el olvido— si prefieres. Hablar es concebir la vida entera. Bla… bla… bla… espasmos; es un parto doloroso. Amamanto palabras, mis certezas. El mundo es habla y mi boca lo sabe. Cuando llega la noche, con su largo silencio, los fonemas regresan a ese vientre ligero. Esperan renacer: verdades o mentiras, alumbrar el afuera. ¡Libertad... para pensar!

Misak

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Mujer Misak En las cuerdas de un telar vibra Guambía: reproduce territorios majestuosos, voces de sus ancestros, clamores de un Misak por la justicia. Guambía es un ecuador de piel cobriza. Luminosas, van tejidas sus conquistas. Son polos esas manos, y sus huellas, en la historia de Colombia, cenizas. ¡Libertad... para pensar!

Lo posible

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Imagen de  Sarah Richter  en  Pixabay     Puedo medir el silencio de una sombra en su pisada, y la honda soledad por sus raíces. Tasar el duelo en la mirada, con un sueño. Reconocer el miedo en la potencia del grito. Establecer la forma del vacío por la vida que alberga. Prever los daños que causará un derrumbe por la extensión de una mano. Puedo sembrar mi corazón en una ruina. Preñar mi vientre con la palabra. Puedo. ¡Libertad...para pensar!

Novia del océano

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Alfonsina Storni, poeta argentina Cielo estrellado,  mar enorme selva, entraos por mi alma,  sacudidla. Alfonsina Storni Novia del Océano, ven, ya es la hora. Si llegas tarde, el dolor encona. Anida en tu frente como cruel tocado; arruga la boca que el mar ha besado. Ven pronto, mi niña, te espera el viento; te dará unas alas de plateado aliento. Cuando te levantes sobre tus despojos, la lluvia, hermana del dios de las aguas, te pondrá en su espalda para que desciendas sobre un altar de olas. Ven al mar, mi niña: las sirenas hilarán un traje, cintillas de algas, encaje de arena. Llevarás un velo de plancton y sales, un ramo de conchas, perlas, corales; un cardumen presto te hará los honores. Novia del Océano, diosa tú, Nereida. Sube la marea. ¡Baja ya, Alfonsina! ¡Libertad... para pensar!