Ciudades
Bogotá, D.C.
Camino a la ciudad
diviso a la distancia ciertas señas.
Un hedor dulzón que es miedo
respira la conciencia de lo vivo.
Aúlla el desamparo desde un perro,
famélica su muerte lo ha olvidado.
Hollín es la memoria,
los recuerdos
deambulan con heridas denigrantes.
Nos miran con cinismo las estatuas,
enseñan a los vivos sus hazañas.
Son piedras esos próceres, sus lápidas,
la gélida premisa de la historia.
Arribo a la ciudad,
no me detengo.
La ruta que me lleva ya es regreso.
¡Libertad... para pensar!
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