Adela Zamudio (1854-1928)
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Adela Zamudio: La Voz de la Emancipación Femenina en Bolivia
El legado de Adela Zamudio, pionera del feminismo en Bolivia, trasciende su tiempo y su país. Su incansable lucha por la igualdad de género y su destacada contribución a la literatura la convierten en una figura emblemática cuyo impacto perdura hasta nuestros días.
Adela Zamudio nació el 11 de octubre de 1854 en Cochabamba, Bolivia. Desde joven mostró un talento innato para la escritura, publicando su primer poema, "Dos Rosas", a los 15 años bajo el seudónimo de "Soledad". A lo largo de su vida, Zamudio destacó como poetisa, cuentista, novelista y ensayista, abordando en sus obras temas sociales y feministas.
Obras Destacadas:
- (1887). Ensayos poéticos de Adela Zamudio. Buenos Aires: J. Peuser.
- (1913). Íntimas. La Paz: Imprenta Velarde.
- (1942). Ed. Luis Taborga. Novelas cortas. La Paz: Editorial La Paz.
- (1971). Ed. G.A. Otero. Cuentos breves. Colección Popular. Ser. 11. T. 30 Oruro: Ediciones Camarlinghi.
- (1976). Rendón y rondín: cuento. Colección Vendimia Ser. 6. La Paz: Ediciones ISLA.
- (1983). Noche de fiesta. La Paz: Ediciones ISLA.
- La Municipalidad de Cochabamba instituyó en su honor el Premio de Cuento Adela Zamudio, otorgado desde 2006.
- El 11 de octubre se celebra en Bolivia el Día de la Mujer Boliviana en honor a Zamudio, considerada una de las precursoras del feminismo en el país.
- Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz, contribuyendo significativamente a la educación de las mujeres y la promoción de la igualdad de género.
- Su obra poética y narrativa ha despertado el interés de numerosos investigadores, tanto dentro como fuera del país, especialmente en el ámbito de los estudios de género.
- Adela Zamudio es considerada una de las figuras más representativas del siglo XIX en Bolivia, destacándose como escritora, artista, maestra y luchadora de ideas progresistas y defensora de los derechos de la mujer.
- Su legado literario incluye poemas, cuentos, una novela y ensayos periodísticos, en los que critica las costumbres sociales de su época, expone ideas liberales sobre la religión y la educación, y emite juicios sobre la literatura boliviana y su propia producción intelectual.
- Su obra revela una perspicaz mirada de mujer consciente de su posición de género en un medio intelectual dominado por hombres, cuestionando el rol de subordinación asignado a la mujer en una sociedad conservadora.
- A través de su poesía, Adela Zamudio denunció la discriminación y la injusta desigualdad de género, convirtiéndose en una voz destacada en la lucha por los derechos de la mujer en Bolivia.
Quo Vadis: En este poema, Zamudio confronta a la Iglesia Católica, criticando el contraste entre la ostentación de la institución y las enseñanzas de humildad de Jesús.
Nacer Hombre: Ironiza sobre la situación precaria de las mujeres en comparación con los hombres, denunciando infidelidades masculinas y la falta de derechos como el voto.
Versos en su Tumba: Reflejan la resignación y la liberación de los sufrimientos terrenales, invitando a los lectores a seguir su legado y llorar su ausencia pero no considerarla perdida.
Adela Zamudio dejó un legado perdurable en la literatura boliviana y en la lucha por los derechos de la mujer. Su obra sigue siendo objeto de estudio y su figura es celebrada como un ícono de la emancipación femenina en Bolivia y América Latina.
Nacer hombre
Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
(Permitidme que me asombre).
Tan inepto como fatuo,
Sigue él siendo la cabeza,
Porque es hombre!
Si algunos versos escribe,
De alguno esos versos son,
Que ella sólo los suscribe.
(Permitidme que me asombre).
Si ese alguno no es poeta,
Por qué tal suposición
Porque es hombre!
Una mujer superior
En elecciones no vota,
Y vota el pillo peor.
(Permitidme que me asombre).
Con tal que aprenda a firmar
Puede votar un idiota,
Porque es hombre!
El se abate y bebe o juega.
En un revés de la suerte:
Ella sufre, lucha y ruega.
(Permitidme que me asombre).
Que a ella se llame el «ser débil»
Y a él se le llame el «ser fuerte».
Porque es hombre!
Ella debe perdonar
Siéndole su esposo infiel;
Pero él se puede vengar.
(Permitidme que me asombre).
En un caso semejante
Hasta puede matar él,
Porque es hombre!
Oh, mortal privilegiado,
Que de perfecto y cabal
Gozas seguro renombre!
En todo caso, para esto,
Te ha bastado.
A un suicida
Como un eco perdido en el espacio,
como una estela en los profundos mares,
se ha borrado en el seno del olvido
la huella de tus íntimos pesares.
¡Digna posada te brindó reposo
tras jornada escabrosa y solitaria!
¡maldita está la tumba en que tus restos
duermen sin una flor ni una plegaria!
Ajena a tu dolor y a tu abandono
la multitud pasaba en su carrera
como pasan las aguas del torrente
junto a la flor que tiembla en la ribera.
El ser más infeliz halla en el mundo
de amor y de amistad sagrados lazos,
pero tú... ¡ni una lágrima piadosa
cayó sobre tu sien hecha pedazos !
¡Pobre loco! pensaste en tus quimeras
que, apagada la luz de tus pupilas,
te lanzabas al fondo del abismo
para dormir en lobreguez tranquila.
¿Dónde está el fondo de ese abismo, dónde?
¿quién el confín del infinito alcanza?
¡mentira! el alma sigue su destino
por la ruta inmortal de la esperanza.
Te sedujo la calma engañadoras
de ese lecho de hielo de la tumba
en que, del fatigado peregrino,
la envoltura de polvo se derrumba;
¡Cuántos pesares sin consuelo, cuántos,
con su peso mortal te han oprimido
hasta romperte el corazón y hacerte
prorrumpir en tan bárbaro estallido!
¿Dónde está Dios? ¿Responde al pensamiento
del alma que le implora dolorida
o es el hombre un gusano abandonado
que se arrastra en el fango de la vida?
¡ Silencio ! y prosigamos adelante
hasta encontrar una región propicia
en que se expliquen a la mente humana
los arcanos del bien y la justicia.
Insensible al secreto de tus penas,
el mundo inexorable, horrorizado,
sólo ha visto en tu frente la negrura
de esa marca feroz del renegado;
Y todo aquel que lleve siemprevivas
a la mansión de paz de un ser querido,
sólo verá crecer en tu sepulcro
la zarza maldecida del olvido.
Y nunca, nunca, en las solemnes horas,
del aura triste en el errante vuelo,
se exhalará un suspiro silencioso
que vaya en pos de tu memoria al cielo.
Pero el ser misterioso que sostiene
del dolor y la culpa la balanza,
tendrá piedad del mísero demente
que fue ciego a la luz de la esperanza.
En nombre del Poder irresistible
que abruma de dolores nuestra vida,
¡doblo ante Dios con humildad la frente
y elevo una oración por el suicida !
Quo Vadis
Sola, en el ancho páramo del mundo,
Sola con mi dolor,
En su confín, con estupor profundo
Miro alzarse un celeste resplandor:
Es El! Aparición deslumbradora
De blanca y dulce faz,
Que avanza, con la diestra protectora
En actitud de bendición y paz.
Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:
- "¿A dónde vas, Señor?"
La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que Los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.
Alli está Pedro. El pescador que un día
Predicó la pobreza y la humildad,
Cubierto de lujosa pedrería
Ostenta su poder y majestad.
Feroz imitador de Los paganos,
El Santo Inquisidor
Ha quemado en tu nombre a sus hermanos...
- "¿A dónde vas, Señor?"
Allá en tus templos donde el culto impera
Oué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
Te adoran en espíritu y verdad!
El mundo con tu sangre redimido,
Veinte siglos después de tu pasión,
Es hay más infeliz, más pervertido,
Más pagano que en el tiempo de Nerón.
Ante el altar de la Deidad impura,
Huérfana de ideal, la juventud
Contra el amor del alma se conjure
Proclamando el placer como virtud.
Las antiguas barbaries que subsisten,
Sólo cambian de nombre con la edad;
La esclavitud y aun el tormento existen
Y es mentira grosera la igualdad.
Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
Del otro, la miseria y sus horrores;
Y todo inequidad... Hoy como ayer.
Hoy como ayer, Los pueblos de la tierra
Se arman para el asalto y la traición,
Y alza triunfante el monstruo de la guerra
Su bandera de espanto y confusión.
Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma...
- "¿A dónde vas, Señor?"
Nubes y viento
Del sol del verano los rayos de fuego
calcinan la tierra,
Las horas transcurren y en lenta agonía
se abraza y consume la mustia pradera.
En la árida playa del próximo río
tan sólo hay enjutas y ardientes arenas;
vapores que se alzan de un fétido estanque,
brillando a lo lejos titilan y tiemblan.
En todo el espacio que abarca la vista
ni un alma se mueve, ni un eco resuena.
Que paz y que tedio! solemne el paisaje
de un gran cementerio la calma remeda.
De pronto en la línea del ancho horizonte
blanquísima nube surgiendo ligera
se agranda, se extiende, y en pocos instantes
entolda la esfera.
La atmósfera ardiente palpita de gozo
y el leve murmullo de brisa indiscreta
en prados y bosques esparce el anuncio
de próxima fiesta.
La anuncian distantes los ecos confusos
del viento que vuela;
sutil, diligente, retoza en el prado,
se lanza a la aldea,
Recorre las calles, tropieza en los muros,
sacude las puertas,
y en calles y prados exclama triunfante:
Ya vienen! Ya llegan!
Y plantas y flores sacuden el polvo
y al goce se aprestan,
y en tanto, en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.
Turbión de agua y viento que anubla el paisaje
con loco algazara chillando se acerca
y al soplo pujante se agita confusa
la vasta pradera.
Turbión de agua y viento que arrastra en sus giros
ramajes y flores, guijarros y arenas,
y en pocos instantes, sembrando el desorden,
transforma la escena.
Flexible y gozosa se entrega a su impulso
la inquieta arboleda,
y molles y sauces ensayan la danza
tendida a los aires la gran cabellera.
Los troncos añosos, el bárbaro empuje
resisten apenas
con secos gruñidos, de bosques y prados
la suerte lamentan:
Pared piedrecillas de la árida playa,
sabeis, revoltosas, a dónde se os lleva?
queréis ver mañana cubierta de escombros
la hermosa pradera?
Las flores que al borde del fétido estanque
lucieron sencillas su blanca inocencia
qué harán si ese fango se agita y rebosa
de miasmas malsanos llenando la senda?
Al ave que el nido colgó de la rama
que suerte le espera?
Qué hacéis, insensatos, trastorno y desorden
sembrando doquiera?
Y el viento, aturdido, con risa estridente
responde a sus quejas;
y en tanto en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.
La danza prosigue. Mil gritos de orgía
se apagan por grados... La noche comienza...
Y el campo, cubierto de fango y destrozos,
se envuelve en tinieblas.
Qué fue de las aves, qué fue de las flores,
qué fue de la hermosa, fecunda pradera?...
Tras noche de horrores se ve como siempre
surgir la mañana brillante y serena.
Vistiendo ropajes de frescos matices
las ramas se cubren de brotes y yemas,
el campo renace luciendo sus galas,
sus galas eternas!
Tal es oh misterio! la ley de la vida
que todo renueva,
que el viento y la nube son fuerzas que a un tiempo
destruyen y crean.
Mas ay! que esa aurora transcurre cual otras,
la pálida tarde de nuevo se acerca
y exhala en el fango confusos gemidos
el alma doliente de flores ya muertas.
Vosotras que, erguidas, alzáis a los cielos
la frente serena
sabéis por ventura lo que es la existencia?
Ah! triste el destino que cupo a las flores
Felices las piedras,
felices las rocas que ignoran la vida
que sienten apenas.
También cual vosotras ufanas un día
pasamos las horas forjando quimeras;
mas ahora... Que somos? despojos humildes
que abonan el surco que el germen sustenta.
Brotar de la nada, sentirse inmortales,
soñar unas horas... Volver a la tierra...
Oh ley misteriosa! continua mudanza,
cuál es tu grandeza?
Si el íntimo anhelo, perfume del alma
que sube a la esfera,
no alcanza otra vida; si sólo es engaño,
si sólo es quimera,
maldita mil veces! oh madre! oh Natura!
maldita mil veces tu vana tarea!
Progreso
Hubo un tiempo de amor contemplativo en que el saber,
muy poco positivo,
confundiendo la tierra con los cielos,
ensalzaba las vírgenes modelos.
Y en que inspirándoles horror profundo
la realidad prosaica de este mundo,
las muchachas de quince primaveras
se arrobaban en místicas quimeras.
Pero desde que el hombre sabio y fuerte,
compadecido de su incierta suerte,
discute con profundos pareceres
la educación moral de las mujeres;
Desde que ha definido su destino,
no señalándole más que un camino,
y ni virtud ni utilidad concilia
sin la maternidad en la familia;
Ya saben ellas desde muy temprano
que amar un ideal es sueño vano,
que su único negocio es buscar novio
y quedar solterona el peor oprobio.
Ninguna ha de quedar chasqueada
hoy día por elegir
-como antes sucedía-
que hoy ocupa el lugar de la inocencia
la prematura luz de la experiencia.
Hoy del amor, preciso es no hacer caso,
porque el amor es pobre y pide plazo,
y por salir cuanto antes del apuro
se acepta lo más próximo y seguro,
De modo que todo hombre hoy al casarse
podrá con la certeza consolarse de que
-a no serlo suya-
siempre fuera su adorada mitad de otro cualquiera.
Cuando estés con una mujer
Cuando estés con una mujer.
Hazle el amor, no solo tengas sexo.
Dile que la amas, que estas loco por ella.
No solo la bese y entres de lleno.
Besa su cuerpo entero,
recorriendo sus rincones.
Reconoce con tus labios lo que la ropa
no deja ver.
Desea con todas tus fuerzas el poderla poseer.
Se amable y atento antes de hacerlo.
Para que así no haya remordimiento.
Se dulce y tierno para que casi este completo.
Pero sobre todo ámala profundamente,
por que amar es respetar,
Y al respetar comprender el porque de las cosas,
el porque de su entrega,
pues es solo su amor de verdad.
Proserpina
Los árboles caídos en el suelo
se han podrido, sus ramas — melodía
de drogas, sin descanso — obstruyen la vereda.
Pero ¿qué prisa tienes?
Vas
hacia un fin excitado que revive.
¡Es el infierno!
Es la primavera
que ha sumergido en sus profundidades
tu muerte siempre joven; ha nacido otra vez.
Vence tu piel itinerarios de tinieblas
y acariciando la esperanza — en el imperio
del humo hay una esfera herida — vuelves cantando:
Es el infierno.
¡Es la primavera!
Metamorfosis de las llamas
A Luis García Montero
El hombre señalaba el cementerio
y me dijo asustado:
El sigilo del miedo
de pronto es cazador y se avergüenza
sintiéndose verdugo.
Para que haya un orden
tienes que estar debajo.
Demasiado
esfuerzo.
Será nada.
Entonces se sonrió
saliendo hacia la luz desde la sombra.
Yo sé bien que detrás
hay algo que se mueve,
y conservo su imagen.
Una noche
aquí estuvo y sentí
todo el miedo del mundo.
Nunca más.
Señalaba despacio
la ancha tierra, el cielo alto,
y les puso otros nombres.
Me contó que al final es un latido,
uno solo, y que el riesgo belleza
si se cierran los ojos.
Yo después escribí
linda crisálida que nace muerta
y vuela con los sueños lamentables
y vuela, y vuela, así cambian las cosas.
Omnia
Aquello fue verdad, su búsqueda
— no un ávido alargar la mano
ni la tela, sutil, de araña que se adhiere
rompiéndose en el rostro
al atraparte, así,
sino dulces segmentos
de una naranja: son tus cosas —
es la felicidad que te protege.
¿Se olvidarán?
¿Serán inútiles
— contradictorias, sin embargo, mueven
los pies rítmicamente — acumulándose?
¿Se dejarán tocar por la luz clara?
Tú me preguntas por qué escribo
y a ti todas las cosas te protegen.
- Proyecto Escritoras Latinoamericanas del Diecinueve ELADD. https://eladd.org/autoras-ilustres/adela-zamudio/
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Gracias por comentar, tus palabras me permitirán vislumbrar otras opciones de interpretación y comprensión de este universo.