Verónica Verónica Volkow Fernández (1955)
Rosagrama para Nadia Borislova
Tu mano en la guitarra es una rosade dedos que persiguen la otra rosa
puntual y musical entre sus órbitas,
que hilas ágilmente entre las cuerdas:
sonora rosa exacta en las secuencias
que es huella aún de una otra: eterna y pura.
Perfecta profusión y urdido centro
profiere la creación que nos ensambla.
¿Tejido es la guitarra o añoranza
de estrellas en su músico ovillar?
Rosa tu huella digital que entona,
del rito sideral, soñada aún rosa
y en su cosmos perfecto, voz primera
de aquel perdido prístino concierto.
Canción del agua
Agua que en tu pureza
un cuerpo eres de luz.
Tu corazón es ángel
que nos lleva por adentro
eslabón transparente
con Dios de la creación.
Renuevas el recuerdo
del paraíso aun diáfano
desnudando en la tierra
el cielo en tu interior.
Espejo eres intacto
de hondura para el alma
que ensimismada afirma
caminos del amor.
¡Ay, agua que en lo denso
das luz a un corazón!
Arcano 21. El mundo
Para atrapar al sol
pulí la piedra,
lavé mi corazón,
entré en el agua
y tuve al mundo atravesado
por un río diáfano y claro.
Un afán de brillante empuja al agua.
Lava en su espejo el mundo
que en lo fugaz se vuelve fuego nuevo,
rostro en blanco
y fragua de pureza;
flecha en lo real de manantiales.
En la imagen la cosa se destrenza,
se nos disuelve intacta.
Sabor de olvido el agua
brillante de reflejos.
Su correr es volar,
un desprenderse,
ser de abismo o quizás ave de nada,
sed de cielo o avidez de nada.
Y fue una piedra de aire entre mis dedos
el agua rota por lo inmenso.
Río
El río es sólo un brillo entre las rocas
que cae, cae
y canta un estallido incesante
como vidrio que nunca deja
por dentro de quebrarse.
Los árboles danzan en el viento,
danzan con perfección,
se mueven en un mezcla
de agitación y engranaje.
El viento, se alza el viento,
rumor que desglosa lo múltiple.
El lago cambia de rostros como un espejo,
en la tarde después de ser sol
se vuelve algo metálico.
Ahota el lago es azul
y paulatinamente transparente
como aire cercano hacia los bordes.
Entre la niebla el agua es una piedra,
la niebla cubre el bosque como un velo profundo
pero por todas partes está abierta.
Escalera
Dios nos da la noche para amar
y el día para ver y trabajar;
nos ha dado luz para saber
misterio quizá para volar.
Dios en la carencia es humildad
y cuando nos muestra mano: imán;
y desasida y sola sube el alma,
suelta a su confianza andar.
Esfuerzo de ascenso lento
y silencio a su Promesa.
Arduo sin sombra el mundo es desierto,
con luz espiritual descubierto.
Escalera a Dios es la verdad,
de interno poder para mirar.
A piedra ata el miedo; a llamas, la ira:
de aire, vanidad;
hasta que un día en su fuente, el alma
se alcance a desnudar,
escalera volteándose hacia adentro toda,
sol, ya de transparencia honda,
se aprenda a irradiar.
¡Libertad... para pensar!
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