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Mostrando las entradas de julio, 2022

Amanecer ausente

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                                                          Imagen de ddzphoto en Pixabay  No amanece para el que muere— a resguardo de sus pasos. Y en cada paso es camino. Cada camino espera el amanecer que a sus pasos no llega. ¡Libertad... para pensar!

Lo buscado

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Imagen de Schäferle en Pixabay  Entre dos pasos media un abismo. Una certeza impulsa los pies en el vacío, advierte la consistencia del suelo, siente el hambre que ningún camino sacia, y a cada paso alumbra su apagarse. Todo andar interroga piel adentro. Solo afuera el hombre percibe su propio límite. Solo afuera, quien busca descubre ser lo encontrado. ¡Libertad... para pensar!

Decir un nombre

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Imagen de Analogicus en Pixabay   Llevar en la piel el nombre impreso. Sentir cómo sus letras forman grietas, roban a la historia sus nervaduras. Saber que el nombre pesa en el fango al que la vida nos arroja. Caminar su extensión, medir su altura, probar el sabor de algún desaire. Cargar el nombre a cuestas: nombre lastre, nombre insignia, nombre sepultura. ¡Libertad... para pensar!

Una tarde cualquiera

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  Imagen de esudroff en Pixabay  La tarde no quiere cerrar el día. Si la mañana se esconde en el envés de las hojas, cansada de alumbrar nuestras pisadas, tampoco quiere la tarde anticipar la noche en sus colores. Agotada de atizar fogón de estrellas, acunar soles, borrar estelas, demora tras bambalinas y agoniza— envejecida— la mañana. La tarde solo espera la muerte de la noche al mediodía, y salir de vacaciones un verano. ¡Libertad... para pensar!

La loca el espejo

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  Imagen de Tommy Takacs en Pixabay La loca del espejo, la mentira, pretendió lapidar el pasado a los pies del poniente, una tarde. Evitó el astro rey ser el fuego de tristes ardores. La loca del espejo, la mentira, llevó su envoltorio de muerte a la playa, una noche nublada. Alertada, la mar, por el sol, recogió su ropaje bien alto y dejó a la mentira sin remos. La loca del espejo, la mentira, decidió desechar sus recuerdos en la cumbre de un pueblo lejano. Vencida por el fardo, tramo a tramo escaló hasta un claro. La loca del espejo, la mentira, descansó su temor sobre la hierba, incapaz de quitarse la vida. ¡Libertad... para pensar!