María del Rosario Sansores Pren (1889-1972)

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Rosario Sansores, escritora mexicana

Biografía

María del Rosario Sansores Pren (Mérida, Yucatán, 25 de agosto de 1889 – Mérida, D.F., 7 de enero de 1972) fue una destacada poeta y periodista mexicana, pionera en la crónica de sociales. Comenzó a escribir a la edad de siete años y publicó su primer libro siendo aún adolescente.  A los catorce años, contrajo matrimonio con el cubano Antonio Senjenís y se trasladó a La Habana, donde inició su carrera periodística en el Diario de la Marina y la revista Bohemia.

Tras enviudar, regresó a México en 1932 y se estableció en la Ciudad de México, donde escribió durante muchos años la columna social "Rutas de la emoción" en el diario Novedades. También colaboró en las revistas Hoy y Todo, así como en La Familia, Diario de la Tarde, Revista de Yucatán y Eco del Comercio de Mérida, Yucatán. Además, sus escritos aparecieron en publicaciones de otros países de América Latina.

Rosario Sansores es considerada creadora de la nota de sociales en los periódicos y autora de El libro azul de la sociedad mexicana, un directorio con información biográfica y social de México.  Su poesía, de carácter modernista, incluye títulos como Del país del ensueño (1911), Las horas pasan (1921), Mientras se va la vida (1925), Cantaba el mar azul (1927), La Novia del sol (1933), Mi corazón y yo (1943), Fruta madura (1945), Sombra en el agua (1951) y Polvo de olvido (1951).

En octubre de 1967, Sansores fue invitada de honor de la Asociación de Periodistas de Guayaquil, donde recibió la Lira de Oro y fue declarada poetisa de oro por el presidente Otto Arosemena. Sus poemas han sido musicalizados por compositores como Ricardo Palmerín, Carlos Enrique Brito Benavides, Ernesto Lecuona, Luis Felipe Castillo, Ligia Cámara y Angélica Balado.

Rosario Sansores falleció a los 83 años, el 7 de enero de 1972, dejando un legado significativo en la literatura y el periodismo mexicano.

Obras
  1. Del país del ensueño (1911)
  2. Las horas pasan (1921)
  3. Mientras se va la vida (1925)
  4. Cantaba el mar azul (1927)
  5. La Novia del sol (1933)
  6. Mi corazón y yo (1943)
  7. Fruta madura (1945)
  8. Sombra en el agua (1951)
  9. Polvo de olvido (1951).

Poemas

Te amo

Me borraste del libro de tu vida
mas no tengo  reproches que lanzarte,
si me llamé tuya y consentí en amarte,
no me muestro por ello arrepentida.

         No es perenne el amor, no hay fuerza humana
capaz de contemplarlo eternamente...
tú y yo nos adoramos locamente,
no importa que haya sido una mañana.

         Dulce huella en mi espíritu has dejado
porque en mi corazón ¡Oh mi bien amado!
No se abrieron las rosas del estío...

         Yo no quiero, ni debo reprocharte,
porque espero algún día perdonarte
y llamarte de nuevo, amado mío...

Cuando tú te hayas ido

Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.
Cuando tú te hayas ido con mi dolor a solas
evocaré este idilio con sus azules horas.
Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.

Y en la penumbra vaga de la pequeña alcoba
donde una tibia tarde me acariciaste toda,
te buscarán mis brazos, te buscará mi boca,
y aspiraré en el aire aquel olor a rosa.

Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras.

Cuando llegue el olvido marchitarán las rosas.
Cuando llegue el olvido mi verso se hará prosa,
no cantaré a tus ojos ni cantaré a tu boca;
te habrás ido en las sombras.

Cuando tú te hayas ido en pos de otra quimera,
te llorará en las noches mi corazón que espera.

En la penumbra vaga de esta vereda triste
testigo silencioso de todas nuestras cosas,
yo te daré mis besos y buscaré tu boca.
Cuando tú te hayas ido te perderé en las sombras.

Filosofía

¡Del pecado de amarte no estoy arrepentida!
Aunque un oscuro abismo nos separe a los dos,
en tanto que risueña te doy mi despedida
mis ojos se iluminan para decirte adiós.

No nos debemos nada. Tú me diste tu boca
límpida como el agua fresca del manantial.
Yo apagué en la cisterna mi sed ardiente y loca
y te enlacé en mis brazos, amorosa y sensual.

Peregrinos errantes, nuestra ruta seguimos:
si dos sendas opuestas, al azar elegimos,
¿para qué rebelarnos con violenta actitud?

Fuiste mío. Fui tuya. ¡Lo demás nada importa!
¡Oh, mi amante de un día, nuestra vida es tan corta
que no vale la pena de sufrir su inquietud!

Tengo celos

Tengo celos ¿no sabes? Tengo celos
de todas las mujeres que has amado:
de las bocas en flor, donde has saciado
la locura de todos los anhelos.

En mis lúgubres noches de desvelos,
me atormenta el recuerdo despiadado
mientras mi corazón apasionado
quiere en vano luchar con sus recelos.

Cuando poso en tu faz mi boca ardiente,
me parece que cruzan por tu frente
las risueñas visiones del pasado.

¡Odio entonces tus brazos vigorosos
y aborrezco tus ojos luminosos
donde tantas pupilas se han mirado!

Me vestí de negro

Me vestí de negro cuando te marchaste,
me vestí de negro…
y en torno a mis ojos oscuros y graves
se formó un gran cerco.
Me vestí de negro. Mi traje rosado.
lo guardé angustiada dentro del ropero…
¡Ya que tus pupilas no me acariciaban
dejé de rizarme también el cabello!
Ni sedas, ni lujo… ni rojo en los labios,
¡no iban a tentarte con su aroma fresco!
Guardé los perfumes. dejé de pintarme.
dejé de mirarme también al espejo…
Y de pronto, un día, todo fue cambiando.
te fuiste borrando dentro de mi pecho.
otra voz de hombre comenzó a arrullarme
y me fui quitando mi vestido negro.
Qué tonta, me dije, vestirme de lutos
por aquel ingrato que no lo merece…
y otra vez brillaron mis ojos oscuros
y fui como un árbol cuando reverdece.
Ahora tu recuerdo no me causa daño.
Estás de mi vida tan lejos, tan lejos…
que olvidé tus labios
por otros más dulces henchidos de besos…

¡Libertad... para pensar!

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