Otras Inquisiciones Borges

Casa de la Moneda, Artículos, Escritores latinoamericanos, Ficciones Borges análisis, Ficciones de Jorge Luis Borges, Obras de literatura latinoamericana, Otras Inquisiciones,
Casa de la Moneda, Colombia.

Al azar, elegí releer “Otras inquisiciones” de J. L. Borges buscando claves para entender el relato “Las ruinas circulares”, el que más me conmueve de cuantos ha escrito el autor. Y las encontré, en tono de ensayo, bellamente narradas. 
Un paseo majestuoso, exhaustivo, inteligente. Desde las postrimerías de la historia humana hasta la década de los años 50s, en que se publicó el volumen.
En mi travesía, percibí que los 35 documentos presentes en esta obra maestra conforman un laberinto de interrogantes, donde cada pasaje se erige como un cuestionamiento hacia Dios. La creación, el tiempo, el espacio, el yo, la literatura, los sueños; todos estos temas se subordinan a la figura divina. 
En el texto "La flor de Coleridge", Borges nos invita a seguir la "historia de la evolución de una idea", como si cada libro en el mundo emanara de una unidad central, un caballero omnisciente.
El volumen, desde su primer documento "Las murallas y los libros" hasta el último "Sobre los clásicos", se dedica a desentrañar el misterio de la divinidad. 
Dos documentos, focalizados en problemáticas argentinas, destacan como excepciones. En este fascinante recorrido, Borges revela la trama que conecta a los hombres de distintas generaciones, entrelazados por culturas, lenguajes y signos diversos.
La incognoscibilidad del yo, afirmada por Borges, resuena con la idea de León Bloy, quien sostiene que ningún ser humano puede declarar con certeza quién es y cuál es su propósito en este mundo.
Para Borges, decir "yo" es una vanidad innecesaria, ya que somos manifestaciones múltiples de un arquetipo inagotable. Dios, solo en este vasto universo, refleja nuestra soledad en la incomprensibilidad de este mundo de sombras.
El concepto de creación, según las distintas religiones, se revela como un momento atemporal, una ruptura en la linealidad del tiempo. Cito a Borges citando a San Agustín: "el primer instante del tiempo coincide con el instante de la creación". Este primer instante, aunque hipotético, se extiende infinitamente en el pasado y el futuro.
En "Las ruinas circulares", el relato se teje alrededor de un hombre venido de lejos, sin pasado ni futuro, que busca crear un hombre integral a través de sus sueños. 
Este mago, artífice de realidades oníricas, teme ser descubierto por su creación y, finalmente, se enfrenta a la revelación de que él también es una apariencia soñada por otro.
Borges, al retomar a los clásicos, nos revela que la literatura es esencial, trascendiendo a los individuos. El yo es infinito, y la historia universal es cíclica. 
En este universo de ensueños, ideas originadas en lugares remotos resurgen en épocas más recientes, reescritas por manos desconocidas. Repetimos incesantemente los mismos cuentos, argumentos e historias, porque todo ha sido escrito por una unidad indivisible.
En esta exploración de la idea de Dios, llego a la conclusión de que el mundo es un libro infinito, escrito y leído por todos nosotros. 
Nos escribe a través de nuestros sueños, revelándonos que, como lectores o espectadores de esta ficción, también podemos ser personajes ficticios en la inagotable narrativa del cosmos.
¡Libertad... para pensar!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Historia del barrio Mojica (Cali-Colombia)

Debate Physis vs Nómos

La identidad personal en David Hume