Negra de mentira

Desafiando Estereotipos: Entre la Autenticidad y las "Mentiras"

Mi historia se entrelaza con la compleja red de discriminaciones que transcurren no solo en el macrocosmos, sino también en la intimidad de las familias. Perteneciendo a una familia de "negros auténticos" y "negros de mentiras", me ubico en el segundo grupo, desafiando el prototipo familiar arraigado. Mi apariencia, lejos de encajar, desafía las expectativas: flaca, senos pequeños, caderas estrechas, lo que algunos llaman "una clarita". Este fenotipo, influido por el mestizaje en mi familia, plantea preguntas fundamentales sobre la identidad étnica de las mujeres negras.

La autenticidad y las "mentiras" se convierten en un dilema crucial en la definición de un nosotros. Enraizada en el aspecto físico, los roles predefinidos y la imagen de fogosidad sexual heredada de la colonia española, nuestra identidad se convierte en una construcción permeada por representaciones sociales negativas. Somos moldeadas por un esquema cultural que nos define como objetos al servicio de otros/as, perpetuando roles como esclavas, sirvientas, madres y vendedoras ambulantes, bloqueando sistemáticamente nuestras oportunidades laborales y sociales.

A pesar de los avances en la igualdad de género, las mujeres negras aún enfrentamos desafíos que reflejan los patrones de la era esclavista. Los derechos constitucionales a menudo chocan con la realidad de una sociedad que sigue imponiendo estándares estéticos y de moda. La sumisión a estos estándares se convierte en una violación de los principios de autonomía y autodeterminación proclamados por la sociedad occidental.

Después de siglos de sincretismo, la emancipación de las comunidades negras se vuelve difícil sin renunciar a la identidad previamente definida desde la otredad. La reafirmación positiva de cada actor social es esencial para enfrentar la exclusión, pero esto debe evitarse caer en el esencialismo biologista de la raza. La lucha por el reconocimiento debe darse en el espacio anclado en nuestra existencia, rescatando el derecho a ser persona y re-simbolizando el significado de ser negra.

Dos estrategias de reafirmación de la identidad se destacan: la propuesta de retorno a África y la adopción de prendas de vestir africanas. Ambas plantean cuestionamientos sobre la identidad personal y su carácter intersubjetivo. La vuelta a África a veces se presenta de manera romántica pero puede llevar tintes racistas, mientras que el uso de prendas africanas es a veces considerado como disfraces festivos. La búsqueda de reconocimiento y reafirmación de la identidad sigue siendo problemática en un mundo globalizado.

La identidad personal y la diversidad cultural deben reconocerse de manera positiva, evitando caer en el encasillamiento cultural y permitiendo la autenticidad individual. La lucha por el reconocimiento debe basarse en el respeto a la diversidad, evitando perpetuar la otredad. Sin embargo, la pugna entre autenticidad y "mentiras" persiste, ya que la política de las particularidades puede mantenernos en la otredad sin garantizar sociedades más justas y equitativas. En última instancia, como mujer negra, mi identidad se ve moldeada por una ideología mestiza que desafía las categorías predefinidas.

¡Libertad… para pensar!