La importancia de mi vida



Este relato nació en el año 2001, impulsado por la pérdida de mi madre. La memoria de ese acontecimiento me vincula con la escritora estadounidense de ascendencia china, Amy Tan. Mientras mi madre cerraba los ojos en la primera habitación de la casa, evadía el dolor en la cocina, inmersa en la historia de "Los cien sentidos secretos".

Curiosamente, la novela, que aborda reencarnaciones, fantasmas y conflictos familiares, no establece una conexión directa entre la autora y mi pérdida. El vínculo se establece a través del personaje principal de su obra más destacada. En "El club de la buena estrella", June Woo recibe un colgante de jade durante el Año Nuevo chino, un regalo que simboliza la importancia de su vida. Al no poder preguntar a su madre sobre su valor, June emprende una búsqueda para entender lo que su madre veía como valioso en su vida.

A diferencia de June, no recibí ninguna joya y no planteé las preguntas cruciales a mi madre. No indagué sobre el propósito de mi existencia ni expresé resentimientos. Nuestra entrada en este mundo parece obedecer a la voluntad de terceros, pero una vez aquí, nuestras decisiones y perspectivas dan forma al camino que elegimos. Se presentan dos sendas claramente marcadas: resistir o aceptar con agrado lo inevitable, con opciones alternas como el desapego o incluso el suicidio.

Al igual que June Woo, me pregunto qué respondería mi madre a estas preguntas. ¿Son las respuestas dispersas en mi biografía o la cuestión carece de una respuesta íntima? Las reflexiones no expresadas a tiempo podrían ser relevantes ahora solo si alteraran el curso de las cosas. Guiada por la intuición y el recuerdo de mi madre, intento explorar la importancia de mi vida.

Podría enumerar razones interminables para agradecer mi presencia en el mundo, describir el camino que me hace más sabio o ingenuo cada día, hablar del amor y sus bondades a pesar del contrapeso del odio, afirmar que la felicidad reside en lo simple y abogar por vivir el presente. Debería plantearme la necesidad de tomar partido, levantarme día a día de las tumbas que habito para asomarme al mundo de los vivos, aprender de cada experiencia y salir con una sonrisa ganadora.

La importancia de mi vida podría residir en todas estas facetas, pero mi sentir me lleva a otro lugar. Todas las situaciones tienen su reverso, y el equilibrio y la armonía entre ambos son el principio rector de nuestra existencia. Desde la juventud hasta la madurez, enfrentar las sombras de los temores diarios nos permite transformarlas en certezas y realidades. Las sombras no son amenazas, sino condiciones para lo "bueno", más allá de la ilusión temporal del espejo del tiempo.

Transitar desde la brumosa mañana de la adolescencia hasta la noche de la madurez, llevarme completa en este cuerpo, desde el asombro hasta la aceptación de mi partida, reconocer mi autoría en cada acción y perdonarme por la ignorancia son aspectos fundamentales de la importancia de mi vida.

Hoy, al conmemorar otro año desde que nuestras vidas coincidieron, agradezco a mi madre por el camino que trazó. Estas palabras quedan en el vasto espacio de la red, porque el tiempo humano parece insuficiente para expresar todo lo que el corazón descubre al crecer.


¡Libertad... para pensar!

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