Conflicto Palestino-Israelí


Conflicto Palestino-Israelí, Guerra en Medio Oriente, Israel, Palestina, Franja de Gaza, Cisjordania, Países árabes, Horizonte femenino


"Sabe usted - 
le decía Napoleón a Fontanes -
¿qué es lo que más admiro del mundo?
La impotencia de la fuerza para 
fundar nada.  Sólo hay dos
potencias en el mundo: 
la espada y el espíritu.  
A la larga la espada es 
siempre vencida por el espíritu
(Albert Camus) 


En noviembre del año 2012 el escritor uruguayo Eduardo Galeano publicó por primera vez en el portal de la revista Contraindicaciones un artículo titulado "Gaza", a raíz del conflicto palestino-israelí.  A su vez, el periodista y académico Luis Fleischman publicó en Facebook y luego en el portal de la organización  PorIsrael una respuesta que busca evidenciar la otra cara del problema.  Me permito transcribir ambos documentos a fin actualizarnos un poco y tener dos lecturas distintas sobre un conflicto del que muchos hablan, pocos entendemos y lo demás son mitos.  

GAZA
Por: Eduardo Galeano

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.  Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.  Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.

Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.  Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?

El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.  Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.

Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki. La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?  Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.  Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.

La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.


EN RESPUESTA A EDUARDO GALEANO SOBRE SUS OPINIONES SOBRE LA CRISIS DE GAZA
Por: Luis Fleischman
Revista: PorIsrael

El escritor uruguayo Eduardo Galeano descargó un feroz ataque contra Israel, nada menos que en un sitio de Internet Cubano.  Galeano es un hombre afable, con sentido del humor y entretenido.   Pero a juzgar por esta nota que escribió sobre la crisis del Medio Oriente, la única definición que le corresponde es la de “amateur” por no decir “charlatán”. No es que la opinión de Galeano sobre el Medio Oriente sea tan importante, pero lamentablemente refleja la lamentable distorsión con que muchas izquierdas se refieren al Medio Oriente.
Galeano sostiene que los Palestinos viven “condenados a humillación perpetua” desde 1948. “han perdido su patria, sus tierras, su agua y libertad. Ni siquiera tienen derecho a elegir a sus gobernantes”.  Lo que Galeano no dice es que los palestinos perdieron sus casas luego de haberse rehusado a aceptar la partición de Palestina que les otorgaba un estado independiente. Según esa resolución ningún palestino habría de abandonar su casa. Tenían la posibilidad de irse a su nuevo estado o aceptar la ciudadanía israelí. En lugar de eso lanzaron una guerra de genocidio contra Israel en 1948 (subsecuentemente reforzada por siete países árabes) que les costos más de 700,000 refugiados. Nunca hubo una política sistemática de expulsión de los palestinos y aquellos palestinos que se mantuvieron en sus casas recibieron ciudadanía israelí convirtiéndose en los únicos ciudadanos del Medio Oriente con derecho a votar. Solo hace muy poco otros países árabes otorgaron también este derecho. Los palestinos se refugiaron mayormente en la Cisjordania (territorio asignado para un futuro estado palestino), en países árabes y otros en diversos lugares del mundo. A los Palestinos refugiados no se les otorgó ciudadanía en ningún país árabe excepto en Jordania. Estos países perpetuaron intencionalmente el status de refugiados de estos palestinos para mantener viva la llama de la lucha contra Israel. Las Naciones Unidas fueron cómplices de esto al establecer una organización con un fondo especial de ayuda a estos refugiados. Refugiados en otras partes del mundo (que hubo millones luego de la segunda guerra mundial en Europa, además de lugares como Pakistán e India) fueron reasentados o trasladados a otros lugares donde se convirtieron en ciudadanos. A los palestinos se les mantuvo el status permanente de refugiados con complicidad de la ONU.
Galeano llama a Hamas (que una organización terrorista, que ha torpedeado sistemáticamente el proceso de paz entre Israel y los Palestinos) “hijos de la impotencia” que combaten con “cohetes caseros “.  Las poblaciones del sur de Israel, bombardeadas por “cohetes caseros”, sofisticadas armas contrabandeadas desde túneles, y misiles de largo alcance fabricados por Irán, no cuentan como seres humanos para Galeano. Que Hamas e Irán aboguen por la destrucción del Estado de Israel es un detalle menor para el popular escritor.  Luego Galeano dice sin el menor pensamiento crítico: “Ya poca Palestina queda. Paso a paso Israel la está borrando del mapa”.  Claro, Galeano será un brillante escritor pero muy mal historiador y un distorsionado pensador político. Israel se retiró de Gaza en el año 2005 y desmanteló sus colonias en toda la Franja. O sea no hay ocupación israelí desde aquel entonces. Es más, fue Hamas que en el año 2007 tumbó al gobierno de la Autoridad Palestina con una crueldad sin precedentes, empujando gente desde altos edificios y asesinando a casi 120 miembros de Al Fatah, la facción del gobierno de la Autoridad Palestina.
Esto episodio le permitió a Hamas controlar el territorio desde donde luego dispararían misiles y cohetes contra Israel, más de dos años después de la retirada israelí total de Gaza. Ésta es la lógica del bloqueo israelí (y egipcio) contra Gaza. ¿Es este el intento de Israel de borrar a Palestina del mapa?  Por supuesto, Galeano agrega más argumentos que ni vale la pena responder, como el argumento de que Irán no es un peligro nuclear o la muy ofensiva insinuación de que la tragedia del Holocausto le permite a Israel impunidad.
Galeano dice denunciar a aquellos medios que manipulan las verdades. Él no se cuenta a si mismo porque seguramente cree en estos trasnochados argumentos.


Comentarios

  1. Qué puedo decir si yo si ni siquiera tú has expresado tu opinión; decir que Europa se frota las manos es un tanto atrevido, no sólo por no saber distinguir entre estado y gobiernos, sino por no reconocer la sensibilidad de las gentes y los colectivos de aquí. Por su parte, al tal Fleischman, que tiene la potestad que tú y yo no tenemos, se le debería caer la cara y la pluma de vergüenza al afirmar que cualquier argumento que denuncia una matanza es trasnochado. Porque denunciar una matanza no lo es, aunque por otra parte argumente de manera errada. Las causas de un conflicto no son tan sencillas, pero a veces las cifras son contundentes y demuestran claramente quiénes son "los malos" y quiénes "los oprimidos.

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    1. Hace algunos años asistí a una conferencia, precisamente de un autor español, quien señalaba que el conflicto colombiano esta sobre diagnosticado, que era urgente un cese definitivo. Esta situación de Isreal y Palestina me recuerda un poco ese exceso de interpretación, análisis y propuestas que al final se topan con eventos, situaciones y creencias que exigen volver a revisar lo antes formulado o propuesto. Esto no significa que el conflicto será eterno; pero sí que hacer lecturas culturales desde una posición distinta es un poco complicado. Siempre he tenido claro que pese a los argumentos de uno y otro bando el mayor número de víctimas lo pone palestina y que Israel escudado tras argumentos de defensa se ha impuesto ilegítimamente en un territorio que no le pertenecía, despojó a los árabes y esta situación quizás no tenga reversa. Cuando se vive en un país en guerra uno entiende que todos podemos ser víctimas y a la vez verdugos, hay mayor aceptación de la muerte y el conflicto se vuelve normal, una realidad aplastante y envolvente, sabes que deben haber soluciones, pero mientras ellas llegan luchar es imperativo.

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  2. Realmente difícil, realmente claro. No discuto la complejidad de cualquier conflicto, pero una muerte es una muerte y como abanderada de la no violencia pienso, como casi todos, que nunca deberíamos llegar a esas muertes. bajando de mi mundo de yuppie vive la realidad y el dolor de ver que sigue pasando y se sigue permitiendo. A las víctimas no les importan las cifras o quien tiene razón. las víctimas mueren o están muertas. Muy duro. Mi querida niña, dejas al descubierto una vez más otra triste realidad y abres una puerta a la reflexión desde ambos lados, ojalá las reflexiones alcancen la conciencia de algunos. Muchos besos linda!!

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    1. Hola, querida. No creo que la guerra en general cese ni deje de ser lo que ha representado hasta ahora para la historia humana, delineada por conflictos de toda naturaleza. Este mundo nuestro no sería lo que es sin la guerra. La no violencia es una utopía, un sueño que de vez en cuando se materializa como una pequeña tregua en la contienda. Pero esta naturaleza nuestra y nuestros múltiples intereses, son una bomba de tiempo que explota cuando menos se espera.

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  3. ¡¡Mejor me guardo mi opinión, indigna la situación, excelente artículo, ABRAZOTES!!!

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    1. Indignarse está bien y es más que necesario. Indignarse por lo que le pase a otro seres humanos que vivan impotentes en medio del conflicto. Opinar puede estar de más, cuando se trata de estar en desacuerdo con la guerra como una forma de exterminio del otro. Gracias, Leonardo.

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