La mordaza
No nací para callar, no puedo.
Las palabras llenan mi boca
y ante su resistencia sudo,
lloro, quemo.
Arden y se imponen.
muerden mi lengua
y huyen pájaros en tumulto.
Vuelan sin rumbo,
hablan de lo falso,
hablan de lo falso,
de este mundo,
quiebran mi cielo.
Quiero unirme a su clamor
y estoy ahogada,
encerrada en la prisión,
en tu silencio.
Escondida detrás de tu mirada,
he perdido la voz y las palabras.
Soy un enorme vientre
paridor de aves.
¡Libertad... para pensar!