Sin miedo
Ven a conocer conmigo
la seducción del verbo
Quédate
si te cansa el mundo
Quédate
si te cansa el mundo
y la ciudad te amuralla el alma.
No encontrarás en mí
el desencanto de Monalisa.
Mi amor sabe a presente
y muere a diario.
Si te atreves,
no me prometas el cielo
que está distante,
la luna inalcanzable
o el compás rutilante
de las estrellas.
Háblame del mundo
fracturado que habitamos.
Abre bien mis ojos
Abre bien mis ojos
observaré sin miedo
las cosas que pueden tocar mis manos.
Dime que estarás conmigo
en las madrugadas
y que los atardeceres no serán fugaces.
Que las noches de frío
tu cuerpo y el mío
serán esa hoguera
que encienda sin pausa
el único mundo que nos cobije.
Cuéntame historias que tejerán los años...
Háblame,
Háblame,
dale voz a tu ausencia.
¡Libertad... para pensar!