Locomotora
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Todo fin pare un principio,
una frágil cerilla, un enigma.
Fuego es la ilusión que da la vida
y acusarán los hombres al viento,
por la premura del gesto,
si lo extingue una madrugada
mientras duermen los sueños.
Si la inconformidad aborta el orden,
arrasará un voraz incendio
las pálidas victorias de
los hombres,
y al final del
fuego-juego,
irracional asombro,
nacerá un monstruo.
El cuerpo ígneo del principio está desnudo.
Hay que darle una vuelta al sol
para ver nuestras sombras,
y otra más para ver hombres sucios,
tiznados por el trajín de los días.
El sol es fuego,
principio y muerte,
el hombre, oxígeno.
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