Circe Maia (1932)
I
II
Raíces
Hoy de mañana
tuvimos que arrancar unas hierbas
que crecían por todas las ranuras.
Se arrancaron las hierbas
y quedaron al sol temblando las raíces
como sorprendidísimas... y esto?
De lo oscuro a lo claro en un instante?
Muerte invertida, rara:
de la tierra cerrada y ciega
al ojo azul, que todo lo traspasa.
Abrirse a todo aire: perderse
Soltarse a toda luz: también perderse
dicen las raíces
temblando.
¿Qué enseñan?
El estiramiento de una hoja arrollada
puesto en cámara rápida, ¿qué enseña?
Muestra una mano abriéndose
algo mostrando algo.
una mujer limpiando una ventana
las baldosas de un patio....cualquier cosa
que después queda húmeda y brillante
¿qué muestra?
¿no es la lavada cara de la esperanza?
Y los grupos de estrellas que se chocan
entre sí pero asombrosamente
no se tocan
¿enseñan algo?
Cuartos contiguos. (Sobre un texto de Isis)
Uno no puede dejar de ver los signos de alegrías
que ya están afuera, que ya te pasan al lado.
Más bien, a veces, como si estuviéramos
en dos cuartos contiguos; la puerta entre esos cuartos
sigue abierta, de modo que las conversaciones
se oyen bien. Aún existe
la posibilidad de contestar una pregunta
que cayó en el vacío -un hueco no frecuente-
que puedes rellenar con tu voz, claro que alzándola
un poco más, porque no estás allí
estás al lado.
Otro modo de estar “al lado” es en las fiestas
donde es obligatoria la sonrisa
y un aire de interés permanente. No está bien
que descubran de pronto que te has ido
y has dejado tu cuerpo en la silla.
Tu mano sostiene la cuchara
pero ves alejarse el plato y toda
la mesa y sus ruidosos comensales.
Todos se alejan bruscamente.
Te ves en el cuarto de al lado
con la puerta entornada y te das cuenta
que en medio de las conversaciones
ya no te oirían.
Lo Uno
(Tomado de De lo visible, 1998)
Apresúrate, entonces,
porque sólo a esta hora
-las diez y veinticinco de la mañana- el sol
da de lleno en la cima
del campanario. Azules,
las baldosas se truecan
en espada vibrante y violenta
que señala lo alto.
Y qué trae esta espada luminosa
Tal vez la voz remota de Plotlno, diciendo:
Pero el súbito ataque
El éxtasis escapa.
La garra de la luz
Las diez y treinta:
Doble imagen
(Tomado de De lo visible, 1998)
A la mirada sin pensamiento
Ahí están esos árboles
doblados, invertidos
en el reflejo de la laguna
y no, como otras veces
con mucha claridad, no, porque el agua
está ligeramente
rizada, muy ligeramente.
Entonces
la imagen está un poco
-la imagen inferior, temblando, apenas
Y es como si expresara alguna cosa
¿Propone doble mundo?
Pensamiento confuso.
Mirada clara.
Mirada clara.
Donde había barrancas
(Tomado de En el tiempo, 1958)
del remo contra el agua. Brilla el arroyo y tiemblan
las hojas en la sombra.
Miran ojos risueños, pelo mojado.
Arriba azul y sol y azul ... Mira los troncos negros
y rotos, oye el agua.
Tibia madera siento todavía en la mano
y a cada golpe sordo que da ahora mi sangre
se vuelve a hundir el remo en verde frío y algas.
Un tallo firme y verde venía enero alzando.
Y venían del viento, del amor, y venían
de la vida
alas rojas y en vuelo, los días del verano.
Rema, remero
y no escuches el golpe
negro, del remo.
El golpe corta trozos cortos de tiempo
trozos iguales, casi relojería
y se piensa que adonde se van cayendo
un golpe y otro golpe junto al vuelo del día.
Mira que se ennegrecen las blancas horas
y de querer pararlas ya casi duelen.
Caen al alma fríos y de ceniza
los golpes que en el agua dieron los remos.
Y atrás se ve la cara tersa del río.
Vámonos de nuevo
(Tomado de En el tiempo, 1958)
y raíces, al lado mismo del agua»
-Saltos sobre las piedras
y remolinos
hay hojas navegantes
y brillo, y frío. -
Una piedra lustrosa, negra y lisa
un reflejo de troncos, de pastos altos
de ramas finas
y una voz rumorosa de vientos en hojas
diciendo algo confuso, sobre nuestras cabezas.
Flores muy chicas
con pétalos que arrojan un rojo vivo
y casi alumbran.
Alas de insectos
de un celeste que casi no es color, transparente
tiemblan, se agitan.
Y aquel rumor de monte, de vida múltiple
latiendo en cada hueco, en cada grieta,
aquel ruido de viento, de agua
de pájaros alzando el vuelo
con un golpe de ala y un grito áspero.
Poemas de caraguata
(Tomado de Dos voces, 1981)
A la hora finalcada uno tendrá su pequeño paisaje
para borrar con él esa penumbra
de habitación de enfermo.
Este trozo de río no está mal, por ejemplo,
para guardarlo así: las costas verdes
rodeándolo, brillante, silencioso.
Y son dos movimientos:
mientras el bote avanza
sin ruido, hacia adelante,
la imagen, al contrario,
va hacia atrás, silenciosa,
abriendo el pensamiento
y ancla profundamente.
Cuando toque soltar amarras
de una vez para siempre
el viajero no habrá de ver los muros
—frascos, cama, remedios—
sino este río inmóvil
bajo la luz del sol, resplandeciente.
Breve sol
(Tomado de La pesadora de perlas, 2019)
A la última hora del sol los rayos atraviesan
por el aire, eligiendo: "éste sí, éste no."
Quedan en sombra
la mayoría; los elegidos brillan
con cortezas doradas. Ascendiendo
la luz alcanza otros follajes, deja éstos
y alumbra uno lejano. Ya no hay tiempo
de llegar hasta allí.
¿Quién sabe? Vamos.
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