A corazón abierto
Imagen de congerdesign en Pixabay
El hilo de tu voz,
tu suave arrullo,
puede zurcir
mi corazón de madre,
sensible a los cuchillos de tu ausencia.
No corta con cizaña quien te deja,
no hay tal poder en mano que abandona.
El dolor se hace piel
y desde adentro la va cortando
porque ayer armó un incendio.
Busca salida el dolor
que bien nos arde,
y su fuego se resiste al cauto océano.
Al corazón
lo apuñaló el dolor post mortem,
y yo clamo por tu voz,
tu suave arrullo,
que sabe ser ungüento,
cura, bálsamo,
que sabe ser la asepsia
de mi herida.
¡Libertad... para pensar!
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar, tus palabras me permitirán vislumbrar otras opciones de interpretación y comprensión de este universo.