Gloria Cepeda Vargas (1928-2017)

Gloria Cepeda Vargas, escritora colombiana
 

Biografía:

Gloria Cepeda Vargas, colombianista, pensadora y poeta, nació en Cali el 16 de mayo de 1928. Desde temprana edad, mostró una inclinación innata hacia la poesía. A los 13 años, su pasión por la escritura ya era evidente, escapándose de las clases para plasmar sus pensamientos en versos. Después de residir en diversas ciudades, se estableció en Popayán, donde ha cultivó una profunda conexión con la ciudad.

Contrajo matrimonio joven y vivió en Caracas, Venezuela, durante varios años, donde nacieron sus cuatro hijos. A pesar de los desafíos y las dificultades de la vida, Cepeda se mantuvo fiel a su vocación literaria, expresando en sus versos la profundidad de sus experiencias personales y la conexión con su entorno.

A lo largo de su vida, enfrentó pérdidas dolorosas, incluido el asesinato político de su hermano Manuel en 1994. Sin embargo, su escritura ha sido su refugio y su voz para expresar su dolor, sus alegrías y sus reflexiones sobre la vida y la sociedad.

Obras:
  1. Bajo la estrella (1954)
  2. Poemas de los hijos (1960)
  3. Cantos de agua y viento (1996) - Ganador del Premio de Poesía Jorge Isaacs 1995
  4. Carta a Manuel (1996)
  5. Poemas del exilio (1999)
  6. En Colombia y ahora (2003)
Reconocimientos:
  • Premio de Poesía Jorge Isaacs de la Gobernación del Valle del Cauca por Cantos de agua y viento (1995)
  • Título de Personaje Cultural del Año 2006 otorgado por la Cámara de Comercio de Popayán.
Gloria Cepeda Vargas es recordada por su estilo directo y punzante, su profunda conexión con la realidad colombiana y su contribución a la literatura hispanoamericana. A través de sus versos, ha dejado un legado duradero que sigue resonando en la cultura literaria de la región.

Asunto de ojos bajos

La cosa es
asunto de ojos bajos
borrón y cuenta nueva
aunque todos sepamos
dónde molesta el hueso.
Es cuestión de memoria
¿pero entonces por qué
la letra a media tinta?
Mujeres machacadas entre piernas convulsas
¡Silencio!
Niños de tripas flacas y de flacos calzones
despojados del suelo
de la madre
de la camisa
del cenit
¡Silencio!
siempre los maitines de azufre
la orquesta aderezada para el baile.
Como una boca llena de palabras no dichas
o un pozo que no altera
ni siquiera
este discurso a medias
¡Silencio!

Espera

Yo digo: viene mi hijo... mi niño viene... Entonces
se me llena la boca de una ingenua fragancia,
y siento que renueva un sol desconocido
los campos silenciosos y plácidos de mi alma.
Un hijo tan pequeño, que cabrá entre mis brazos
como cabe en las hojas el rocío del alba,
como cabe en el nido del ave la tibieza,
como cabe en la copa la rosa deshojada.
Será un copo de armiño...Leve como la brisa
que columpian los pinos vetustos en sus ramas,
puro como el destello primero de la aurora,
místico como el beso lejano de las auras...
Será suave... tan suave, que mis manos inquietas
tendrán miedo al tocarlo... Paloma aprisionada.
Leve temblos de pétalo bajo mis largos besos,
bajo mis largos besos, leve batir de alas.
Un hijo, un hijo mío que tendrá mis pupilas
transidas de nostalgia,
y mis manos morenas y mi frente amarilla
a fuerzade ser pálida
Un nuevo ser extraño con alma de quimera,
-nunca sabrá qué ansia, nunca sabrá qué ama,
y como yo, mirando la luz de las estrelas
intentará alcanzarlas.
Y se sentirá triste al ver que brillan siempre
más altas y lejanas...
y como yo, en sus horas de soledad eterna
recitará sus versos en voz pausada y baja.
Un hijo que cansado de tierra y de colinas
amará la ternura musical de las playas
y la eterna querella que lanza contra el cielo
la infinita tristeza de las aguas amargas-
Llevará entre las manos dos tardas golondrinas
siempre de alzar ávidas lo que jamás se alcanza
y desde la rivera del mar inescrutable
envidiará el destino de las gaviotas raudas.
Serán sus ojos hechos apra mirar las tardes
ardientes, de las costas salobres y doradas.
tal vez un bello día mi vida estacionada
sentirá alzarse el lento gemido de sus anclas.
Tal vez se irá muy lejos sobre las verdes olas,
tal vez partirá raudo bajo las nubes claras.
llamado por este hondo clamor de sol y espuma
que yo he de trasmitirle como caliente dádiva.
Y se hundirá a lo lejos serena y suavemente
como se hunden los astros en la noche callada
o como se hunde el disco del sol agonizante
en el temblor incierto de las marinas aguas.
Yo digo, viene mi hijo, mi niño marinero,
lo arrullará la ola... lo mecerá la barca
y la primer caricia que sentirá su frente
será el beso quemante de la brisa salada.
apenas en mis brazos aliente su latido
lo llevare corriendo al borde de la playa,
y el día que se aleje, yo templaré su vela
y cerrando los ojos, soltaré sus amarras. 

Poemas

V
 
La noche
se calza sus sandalias
duermen los niños
con sus breves años
se revuelven los viejos
en un diamante azul.
Oculta entre morenos bastidores
surge de un espejismo
sin memoria
su lengua lame el músculo
y el sueño que nos libra
de la muerte.
Llueve en esta ventana
y se desata el nudo
el cielo
cae sobre la tierra
plagada de cilicios
moja los sesos
limpia las cavernas
acaricia los cables encubiertos.
Hace mucho cocina
este duro espinazo
hace solo un minuto
se desnuda.

Soledad

Clarea sobre el monte
una luz de tomillo
es polvo y algodón
la piel sedienta.
Porque bajo el silencio
mi soledad vigila
ya soltó sus amarras
gira
en círculos de seda
es la mía
la terrible y sonora
la mía
mi soledad de largos corredores
y frente de ceniza.

Hora de cantar

Es hora de cantar
ya hemos llorado
tanto que un largo río
espejea a lo lejos.

Es el tiempo
de cantar a tu cielo de turpiales
a tus pies caminantes
a tu empeño
sembrador
a tu diálogo
sostenido en cuclillas
con las hormigas y las mariposas.

Voy a traer la caja de Pandora
y a abrirla nuevamente
para que salga a recorrer el mundo
tu esperanza de botas incansables. 

Llueve

La tarde se deshace
en hilos dulces
nacen tambores como cocos de agua
y mueren convertidos
en una flor de humo.
Llueve gris
como en ciernes
llueve
como en un tango machacado
en los alambres llenos de pájaros antiguos
en los vociferantes muñecos de la infancia.
Son árboles sin sombra
en el oído
como si fueran viejos amigos encantados
que vuelven del destino. 

Poemas de amor

I

Caracas, te saludo
a pesar de tus manos al revés
no te has hundido aun
ni eres ese acerico cruzado de alfileres.
Muchacha de clavel
marimba loca
un hilo de agua limpia
guía los titubeos del sonámbulo.
Bella como una joven desnuda entre las aguas
hecha toda de acero
de humanidad intacta
brindemos por tu traje del domingo
por tus pies insumisos
por lo que asoma
esquivando cabezas destroncadas
por lo difícil de escanciar el tiempo
en un envase roto.

II

Quizá no vuelva
ese color donde no logro asirme
todo es “tal vez”
“quién sabe”
“si  acaso”
“de repente”.
Tal vez
no regrese la luna
los libros de las ventas callejeras
llenan la tarde de alas y graznidos
un cafetín resiste
una canción oída muchas veces
escala las paredes.
quizá
tal vez
si acaso
el mundo es una caja ciega
¿caminamos o no?
baila la cuerda floja.
 
III

Nado y te alejas
corro y te encaramas
llamo y solo responde
el glu glu del invierno
y aquí me tienes
escuchando tus cuitas
saltándome tus baches
adelante y atrás
cofia de harina
para atrás y adelante
ase usted, comandante
sabor de vino rancio
globo roto.
En el aire tu pátina de menta
los niños
las mujeres
los hombres verdaderos
la cara de la luna que pretenden
espolvorear con cal
ellos mismos se inventan
se reciclan
se deshacen de espaldas al tsunami
no es para mí este verde
no quiero este café
se te cayeron todas las escamas
oscureció de pie.
 
IV

Hay que llamar las cosas por su nombre
harta estoy de palabras con gorguera
todos a media voz. Los poderosos
es decir, los que tejen y destejen
con alacranes con ponzoña de oro
mientras los invisibles
se juegan la ceniza
en el macabro lance de la muerte.
Pasa la caravana
enana de alma y grande de impudicia
habrá tiempo
de rescatar el tiempo?

V

Hay ciudades amables
que nos pertenecieron
alguna vez
sillas al sol de un día irrepetible
carpas para dormir con el amor.
ay noches desatadas
bajo el látigo rojo del espanto
horas
azules y profundas
como para abrevarlas lentamente
momentos ensartados
en un hilo tan fino
que se rompe al mirarlo
ráfagas que guardamos
con llave y cerradura
minutos de papel
rodando por las calles del olvido
hay ciudades
jardines
trombas iluminadas
pájaros que murieron
pero siguen cantando.

Melancolía

Esta melancolía
que gotea
en el viento apacible de un noviembre
desteñido en el alma de las cosas perdidas...
Este organillo
de los abandonados balcones de la tarde...
gallos de la lejana madrugada,
barcos anochecidos en el mar...
Esta melancolía
de la frente
y el sueño
que me vierte en azul
y me desgaja
como un árbol al viento
esta luz de violeta
que no acierto a prender
en la solapa.

Soledad

Clarea sobre el monte
una luz de tomillo
es polvo y algodón
la piel sedienta.
Porque bajo el silencio
mi soledad vigila
ya soltó sus amarras
gira
en círculos de seda
es la mía
la terrible y sonora
la mía
mi soledad de largos corredores
y frente de ceniza.

Noche de paz

Navidad! Qué blancura
de nieve y de azucena florece en este nombre?
Qué mezcla de candor y de dulzura
palpita al presentirte
bajo la noche triste
en el fondo del pecho de los hombres?

Navidad, noche azul, noche serena!
Hecha de mar y cielo,
hecha de luz y esencia de colmena,
hecha de gasa y bruma,
de un retazo de espuma,
de seda y suavidad de terciopelo!

Todo es paz y silencio... todo es calma.
Bajo la noche bella
hay un beso de luz dentro del alma
y de la azul altura
vierten sobre la tierra con ternura
su caricia de plata las estrellas.

Ha nacido Jesús! Cantad pastores!
Cantad que el universo
escuche vuestro trino de dulces ruiseñores!
Que cante la alquería
Que cante! El alma mía
Canta también en el temblor de un verso!

La nieve cae en grumos nacarados
y la tierra y el cielo conmovidos
están arrodillados
ante el prodigio nunca imaginado:
en un pesebre el Dios recién nacido.

Es el rey de los cielos y las almas
sonriente y pequeñito,
frágil como las palmas,
como hecho con la luz de la mañana,
como de porcelana,
miradlo allí: sereno y calladito.

Navidad!  Tibia noche de esperanza!
Ya apuntan las siluetas
de los magos - nostálgica añoranza!-
Ya vienen los monarcas
trayendo la riqueza de sus arcas
entre un claro reis de panderetas.

Todo duerme y medita... En el oriente
arde un lucero puro y encendido,
y en el fondo del alma, dulcemente,
hay una voz que nos susurra paso
con suavidad de raso:
"Adoremos al Dios recién nacido."

Amigo corazón

Amigo corazón: por qué tan triste?
Estas olas que en lánguida canción
te hablan en su vaivén de lo que fuiste
te ha puesto triste, amigo corazón?

O es porque en el dolor de lo que viste
no te comprenden? O es que la ilusión
que al emprender el vuelo concebiste
se quebró en lacerante sensación?

Pobre poeta! Por mirar al cielo
te olvidaste que moras en el suelo
y que la dicha es mito sin razón.

Mas no importa.  Aún la tardes es un zafiro,
aún es bello este acul como un suspiro
a aún canta el mar, amigo corazón.

A una estrella

Estrella clara y dulce como rumor de cna,
tú la pura, la triste, la de mi soledad,
solitaria viajera vecina de la luna
que siendo tan pequeña, eres eternidad.

Lágrima congelada sobre la tez moruna
de la noche que llora sobre la gris ciudad,
romántica cautiva de lírica fortuna
que sueña en su universo de tenue claridad.

sobre el hosco mutismo de mi pecho callado
noche tras noche surge tu rostro iluminado
y mi amiga ya eres, mensajera de Dios.

Espérame.  Descalza subiré a la terraza
y hablaremos un poco mientras la noche pasa
ya que estamos tan solas, tan solitas las dos.

Recordando

Oh mi dulce ciudad!  Cómo mis ojos
buscan inútilmente en la distancia
tus viejos campanarios musicales,
tus solemnes llanuras solitarias!

Cómo mi corazón, bajo la noche
llena de estrellas pálidas
echa a volar la alondra del recuerdo
como una melancólica campana!

cómo mis ojos, bajo gris ocaso
de una ciudad extraña
añoran tus crepúsculos, - reflejo
de los atardeceres de mi infancia!-

Oh mi vieja ciudad! Mi buena amiga!
cómo a través del tiempo y la distancia
agiganta tu imagen el recuerdo
y tu nostalgia el alma!

Oh dolor de esta ausencia sin retorno!
Oh incurable añoranza
que es a través de la distancia eterna
como una voz amada que me llama!

Una voz que me llega entrela bruma
de estas noches heladas,
de estas noches in luna y sin estrellas,
huérfanas de promesas alborada!

Dulce voz misteriosa,
dulce voz que es al alma
el saludo de paz y de ventura
de la tierra lejana,

de la patria distante,
por eso más amada,
por eso embellecida
con el azul color de la distancia.

Volver a recorrer tus anchas calles,
contemplar tus casonas centenarias,
tu parque claro y dulce como rezo,
tu cielo azul, tu río, tu montaña.

Retornar por un plácido camino
al olvidado valle de la infancia
y deshojar melancólicamente
mil margaritas blancas.

Volver a ser feliz.  Prender al cielo
otra vez luminarias de esperanza.
Mi ciudad! Mi ciudad! Cómo te llora
como un llanto sin lágrimas el alma.

El retorno

Y volví a mi ciudad, bajo la tibia
sonrisa azul de la mañana clara.
Volví a vagar por estas calles viejas,
por estas calles largas.
En la emoción callada del retorno
era mi corazón como una playa
donde resuena el eco jubiloso
de la marea cálida.
Y volví a mi ciudad, la misma luna
desterrada, romántica.
Los mismos ventanales centenarios
que aún conservan reumor de serenata.
La misma estrella azul bajo la noche
suspendida muy cerca a mi ventana
y la cúpula gris, amiga vieja
del cielo y de mi alma.
El mismo árbol lleno de gorriones
con sus callejas claras
y su ambiente perenne de domingo
y el temblor de sus ramas perfumadas.
su misma soledad de cromo viejo,
su soledad amada
en donde el corazón aprende el lento
idioma del azul y la distancia.
Y volví a mi ciudad, como quien vuelve
a la casa lejana.
Todo está igul, como yo lo tenía
en el calidoscopio de mi alma.

Los poemas Espera, Noche de paz, Amigo corazón, A una estrella, Recordando y El retorno están recogidos en: La poesía en Popayán (1536-1954). Bustamante, José Ignacio.  Editorial Universidad del Cauca.  Popayán.  1954.


Libertad... para pensar!

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