Gertrudis Peñuela (seudónimo Laura Victoria - 1904-2004)

Laura Victoria, Escritoras colombianas, Gertrudis Peñuela, Derechos reservados, Mujeres escritoras del siglo XX,
 Laura Victoria, escritora colombiana


Laura Victoria nació el 17 de noviembre de 1904 en Soatá, Colombia. Desde joven mostró talento poético y recibió el apoyo de su familia para seguir su pasión por la literatura. Tras casarse, se trasladó a la capital del país donde su obra comenzó a recibir reconocimiento. Escribió poesía sensual y emotiva que impactó en la escena literaria de Colombia y América Latina.

Durante su vida, Laura Victoria vivió en México donde continuó su labor literaria y se dedicó al periodismo. A pesar de su fama, nunca encontró el amor ideal y su obra reflejó una mezcla de pasión, melancolía y búsqueda espiritual. Falleció el 15 de mayo de 2004 en Ciudad de México, dejando un legado poético significativo.

Su vida y obra fueron objeto de estudio y reconocimiento, aunque su nombre fue olvidado en Colombia durante algún tiempo debido a su larga estancia en México. Sin embargo, su centenario en 2004 y el posterior redescubrimiento de su obra la han restituido como una figura destacada de las letras colombianas.

Obras:
  1. En secreto (poema publicado en la revista Cromos)
  2. Llamas azules (publicado en 1938)
  3. Cráter sellado (publicado en 1938)
  4. Cuando florece el llanto (publicado en España en 1960)
  5. Crepúsculo (publicado en 1989)
Reconocimientos y Logros:
  • Reconocida como una de las poetisas más famosas de Colombia en las décadas de 1920 y 1930.
  • Elogiada por su sensibilidad lírica y su enfoque sensual y místico en la poesía.
  • Revolucionó la literatura colombiana, especialmente en el ámbito poético, con su obra "Llamas azules".
  • Ocupó el cargo de agregada cultural de la embajada colombiana en México, donde desarrolló una prolífica labor periodística por más de veinte años.
  • Autora de siete títulos, que abarcan desde la sensualidad hasta la espiritualidad, explorando diferentes temas y emociones a lo largo de su vida y obra.
  • Homenajeada por la Academia de la Lengua en el centenario de su nacimiento, reconociendo su contribución a las letras colombianas.
  • Recibió la admiración y el respeto de colegas y críticos literarios tanto en Colombia como en el extranjero.
  • Su obra poética ha sido revalorada tras su fallecimiento, destacando su importancia en la historia literaria del país.

Amor no es

Ya ni versos escribo, sólo queda
este soñar de lágrimas teñido,
y una queja distante en el olvido
azul lejano de tu voz de seda.

Amor no es, es algo que remeda
la desmembranza del rosal caído,
donde ya ni las sombras hacen nido,
ni el viento en rondas de cristal enreda.

Algo que ayer fue lirio de mi fuente,
frescura de mi noche, y suavemente
luminar en mi senda florecida.

Algo que en mi agonía aún retengo,
porque es la única verdad que tengo
y no puedo arrancarla de mi vida.

Adios

Tu barco azul por hondas lejanías
se va con rumbo a lo desconocido,
y tu adiós en el lino que se bebe
el llanto amargo del silencio mío.

Me voy también para evocarte a solas
en la sombra de viejos tamarindos,
sobre la fiebre de la playa escueta
que besa loco el turbulento río.

Refrescaré el bochorno de las horas
en mi hamaca de tedios amarillos;
para besarte cerraré los ojos
rasgando brumas y salvando abismos.

Allá te esperaré, junto a las breñas
perfumadas con flores de tomillo,
sin más adornos que mis ojos glaucos,
mi boca fresca y mis cabellos finos.

Beberemos amor entre la copa
crepuscular de oros desteñidos,
teniendo por alfombras los cañales
y por cendál la prisa de los riscos.

Seremos dos palmeras solitarias
enlazando sus plumas sobre el río,
con el raigambre entre la tierra húmeda
y el penacho rozando el infinito.

Otro rumbo

Amé constante a los que no me amaron
y les di la verdad cuando mintieron.
Mientras unos temblando me besaron
rogó mi beso a los que no quisieron.

Siempre busqué los que jamás me hallaron.
Mi voz llamó los que jamás me oyeron.
Y los que resignados me esperaron
nunca en mi copa de placer bebieron.

Hoy una voz recóndita reclama
mi voluptuoso corazón de llama,
que limpio ardió como la brasa al viento.

Allá me voy. Torciendo mi camino
avanzo al horizonte de platino,
desnuda hasta del propio pensamiento.

Cuando regreses no hallarás siquiera

Cuando regreses no hallarás siquiera
las huellas del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y las verbenas rojas se secaron.

Esos versos liliales que me oías
cogiéndome las manos,
cambiáronse por otros calcinantes
que visten mi alma de ropaje cárdeno.

Y esas dulces promesas que en tus brazos
hacíasme temblando,
son una cuerda rota en mis oídos
y ni un eco doliente me dejaron.

Naufragaron también en mis pupilas
tus ojos de gitano,
y en mi boca se helaron en silencio
las huellas calcinantes de tus labios.

Cuando regreses no hallarás siquiera
vestigios del pasado.
En el parque los cisnes se murieron
y en mi boca tus besos se borraron.

Cegada luz

Te busco aún imagen ya perdida,
cegada luz, desorbitado viento,
esperanza tan sólo sostenida
por la ternura de mi pensamiento.

Algo tuyo quedose entre mi vida
como afilada flor de sufrimiento;
sangra mi llanto por tu propia herida
y sube tu canción por mi lamento.

Esa es la causa de mi mal cercano,
la certidumbre del inmenso hastío
que dobla las espigas de tu mano.

Porque tú eres la espuma de ese río
que nace en tus llanuras de verano
y muere en mis crepúsculos de frío.

Libertad... para pensar!

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