Josefina de la Torre Millares (1907-2002)

Josefina de la Torre, escritora española

Biografía

Josefina de la Torre Millares nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1907 en el seno de una familia profundamente ligada al arte y la cultura. Desde temprana edad, mostró un gran interés por la literatura y las artes escénicas. Aprendió a escribir poemas y a tocar varios instrumentos musicales, como el piano, el violín y la guitarra. Además, participó en representaciones teatrales en un teatrillo construido por su abuelo en su casa de Las Canteras, donde desarrolló su pasión por el teatro.

En compañía de su hermano Claudio, Josefina se trasladó a Madrid para completar su formación como cantante y actriz. En la capital española, se sumergió en el ambiente literario de la Generación del 27, donde publicó sus poemas en revistas literarias y participó en tertulias sobre poesía. Demostró ser una mujer independiente que se ganó la vida con su propio trabajo a lo largo de su vida.

Obras y Reconocimientos

Josefina de la Torre destacó como una autora versátil, incursionando no solo en la poesía sino también en la actuación y la escritura cinematográfica. Inició su carrera en el cine doblando películas al castellano durante su estancia en París y posteriormente actuó en varias películas como actriz secundaria en los años cuarenta. También incursionó como guionista adaptando su propia novela, titulada Tú eres él.

Además de su trabajo en el cine, se destacó en el ámbito teatral, llegando a fundar su propia compañía teatral, la Compañía de Comedias Josefina de la Torre. También incursionó en la radio y colaboró en series de televisión. En reconocimiento a su trayectoria artística, la Academia Española de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le rindió homenaje en la gala de los Premios Goya tras su fallecimiento en 2002. En 2007, se celebró el centenario de su nacimiento en su isla natal.

(De Marzo incompleto, 1968)

Quisiera que en lugar

de este Abril y este Mayo

y de este sol que nace

con el aire temprano,

fuera otra vez, de nuevo,

aquel marzo incompleto.

No tenía principio

ni fin. Era mitad,

centro predestinado,

eje de un solo sueño.

¡Ay, yo hubiese querido

que como rueda libre

del recuerdo, este Marzo

girara! Yo lo tengo

prendido entre mis sienes.

Pero así no lo quiero.

¡Haber sido una vez

círculo de este anhelo!

¡Girar constantemente

por el mismo momento!

Y ahora dieciocho

y veintisiete luego,

y en esas fechas

girar con mi desvelo.

Pero este Abril lejano

y este Mayo en silencio

que dejaron mis voces

encerradas por dentro,

¿qué saben de este Marzo

sin medida, incompleto?


Todos los días

Todos los días

llama a mi puerta el desconsuelo…

Estoy vacía y su eco resuena

por todos los rincones de mi vida.

Se estremece mi sangre

que es un hilo de hielo

al faltarme el calor de tu presencia.

No comprendo el idioma del paisaje;

qué quiere decir “sol”,

“cielo azul”

“aire”.

No comprendo mi ritmo,

ni mi esencia,

ni por qué sigo andando,

respirando,

contemplando a la gente,

a los perros que pasan,

a los pájaros

que mi balcón visitan diariamente.

Ni por qué la mirada,

mis ojos,

abarcan el entorno que me envuelve.

Ya no comprendo nada.

El mundo se me ha vuelto

un compañero extraño

que camina a mi lado

y no conozco.

¿Qué quiere decir “vida”?

Ya no encuentro

aquel sabor que un tiempo me dejara.

Las palmas de mis manos

se cierran sin calor,

desconsoladas.

Que eran tuyos tu casa y tu paisaje;

que está en ellos la huella de tus pasos,

el hueco de tu cuerpo…

Y está la casa llena

de tu recuerdo…


(De Versos y estampas, 1927)

Mis dolores se escondían

en el fondo de mi alma.

Eran tantos, tan pequeños,

que casi no me molestaban.


Los guardaba con amor

en el fondo de mi alma.

……………………………

No te acerques al estanque:

antes me he mirado en él

y vi su fondo a través

de mi sombra.

No te acerques al estanque:

tendrás el pecho hondo y frío

y tembloroso del agua.


(De Poemas de la isla, 1930)

Tu nombre ya me lo han dicho

pero yo no te conozco,

ni te vi nunca la cara

ni sé el color de tus ojos.

Pero tu nombre ¡qué claro

lo voy diciendo en el fondo,

con sus siete letras firmes

de tres sílabas, sonoro!

Enamorada ya estoy

aunque yo no te conozco,

ni te vi nunca la cara,

ni sé el color de tus ojos.


Tu nombre ya me lo han dicho

con siete letras en corro.


(De Medida del Tiempo, 1989)

Mis amigos de entonces,

aquellos que leíais mis versos

y escuchabais mi música:

Luis, Jorge, Rafael,

Manuel, Gustavo…

¡y tantos otros ya perdidos!

Enrique, Pedro, Juan,

Emilio, Federico…

¿por qué este hueco entre las dos mitades?

Vosotros ayudasteis

a la blandura del que fue mi nido.

Yo me formé al calor

que con vuestras palabras me envolvía.

me hicisteis importante.

Con vuestro ejemplo,

me inventé una ambición

y tuve

vuelos, insospechados de gaviota.

Gaviota, sí,

porque fue el mar mi espejo

y reflejó mi infancia, mis septiembres…

¡Amigos que de mí hicisteis nombre!

A la mitad vertiente de mi vida

hoy os llamo.

¡Tendedme vuestras manos!

Yo me sentí nacer,

para luego rozar de los cimientos

la certera caricia.

Pero de pronto,

un día me cubrió lo indefinible,

algo sin cuerpo, sin olor, sin música…

y me sentí empujada,

cubierta de ceniza,

borrada con olvido.

¿Dónde estabais vosotros, compañeros,

vuestras letras de molde, vuestro ingenio,

vuestra defensa

contra el desconocido ataque?

¡Oh, amigos!

Enrique, Pedro, Juan,

Emilio, Federico…

nombre que no responderán mi voz.

Manuel, Gustavo,

lejos…

Luis, Jorge, Rafael…

Que aunque el afán

vientos nos dé para encontrarnos,

ignoro en qué ciudad

y si llegará el día

en que vuelva a sentirme descubierta.”


(De Versos y Estampas, 1927)

La tarde tiene sueño

y se acuesta en las copas de los árboles.

Se le apagan los ojos

de mirar a la calle

donde el día ha colgado sus horas

incansable.

La tarde tiene sueño

y se duerme mecida por los árboles.

El viento se la lleva

oscilando su sueño en el aire.


(De Marzo incompleto, 1968)

Me busco y no me encuentro.

Rondo por las oscuras paredes de mí misma,

interrogo al silencio y a este torpe vacío

y no acierto en el eco de mis incertidumbres.

No me encuentro a mí misma.

Y ahora voy como dormida en las tinieblas,

Tanteando la noche de todas las esquinas.

Y no pude ser tierra, ni esencia, ni armonía,

que son fruto, sonido, creación, universo.

No este desalentado y lento desgranarse

que convierte en preguntas todo cuanto es herida.

Y rondo por las sordas paredes de mí misma

esperando el momento de descubrir mi sombra”


Tú en el alto balcón...

Tú en el alto balcón de tu silencio,

yo en la barca sin rumbo de mi daño,

los dos perdidos por igual camino,

tú esperando mi voz y yo esperando.


Esclavo tú del horizonte inútil,

encadenada yo de mi pasado.

Ni silueta de nave en tu pupila,

ni brújula y timón para mis brazos.


En pie en el alto barandal marino

tú aguardarías mi llegada en vano.


yo habría de llegar sobre la espuma

en el amanecer de un día blanco.


Pero el alto balcón de tu silencio

olvidó la señal para mi barco.

Y me perdí en la niebla de tu encuentro

-como un pájaro ciego-, por los años.

Bibliografía

1927: Versos y estampas, Málaga: Litoral.

1930: Poemas de la isla, Barcelona: Altés.

1954: Memorias de una estrella, Madrid: Cid.

1968: Marzo incompleto, Las Palmas de Gran Canaria: Col. San Borondón.

1989: Poemas de la isla, Madrid: Biblioteca Básica Canaria, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias.


¡Libertad... para pensar!

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Historia del barrio Mojica (Cali-Colombia)

Debate Physis vs Nómos

Adela Zamudio (1854-1928)