Dolores Calvo

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Dolores Calvo, escritora colombiana 

El alma

Amor! sentimiento noble i puro con que plugo al  omnipotente dotar al ser racional para que en su inocencia se uniera a él; sentimiento por el cual quiso se le rindiese culto i holocausto en el ara sagrada del corazon de aquel a quien habia criado a su imájen, de aquel en quien tiene sus complacencias. I ¿por qué otro sentimiento sino por el del amor se une la criatura a su Criador? El alma es el amor; por el amor es que el hombre es superior al animal, no por los sentidos; sentidos tiene el bruto, i tal vez mas perfectos, i ménos espuestos a sufrir alteracion o a dañársele; pues observamos que infinidad de los descendientes del mal aventurado Adan yacen ciegos, sordos, &, miéntras que los brutos, apesar de sus duras fatigas i enfermedades, conservan ilesos la vista, el oido, el tacto, el gusto i el olfato. ¿No nos convenceremos de que en los sentidos no reside el alma, destello sublime del amor, i que si la criatura humana es imájen de Dios, no es por los sentidos sino por el amor? De lo contrario el tigre i todos los animales serian imájenes del Criador, porque serian capaces de amarlo, esto es, de conocerlo.

Pero no sucede así, porque la vista concedida a la materia es sumamente limitada; i ¿podríamos con ella distinguir al que es espíritu, i al que tiene su morada a una distancia incalculable hasta para el mismo matemático, cuando no ha alcanzado con mil instrumentos diferentes a ver de qué está compuesta la luna, que es uno de los cuerpos celestes menos distantes del globo que habitamos? I si la vista, aún ayudada de magníficos telescopios, es impotente para ver i conocer al Supremo Hacedor, qué diremos de los otros sentidos? Esfuerzos impotentes del jénero par humano en la grande obra de conocer a su Criador, como lo son los del náufrago que sueña asirse de las olas embravecidas! Dios quiere que lo ame la criatura, i para eso le dió el sentimiento innato del amor, i la amó primero para enseñarla a amar, i le dió la libertad de amarlo o no amarlo: he aquí el libre albedrío; o pero el hombre ha degradado este sentimiento hasta el estremo de prostituirlo: él no ama a su Criador como debe, ni a su semejante segun el espíritu de Dios. El hombre ama como ama el bruto, es decir, satisfaciendo la necesidad de sus sentidos, i no se acuerda de su Criador para tributarle con amor las gracias por las bondades que de él recibe.  Cuando Dios vió que el hombre no era capaz de hacer el sacrificio de una fruta prohibida por amor ácia a él, fulminó la sentencia terrible contra el culpable i sus hijos desgraciados: sentencia cuyos resultados han sido horribles hasta para el mismo Dios, pues por ella se condenó a hacerse hombre desgraciado, ultrajado, vilipendiado, pobre I sujeto a la muerte mas ignominiosa.

La mujer, al comer la fruta vedada, quiso ser igual a Dios, cosa que le hizo creer la astuta serpiente; pero el hombre ¿qué quiso ser? nada; no quiso sino satisfacer uno de sus sentidos, el del gusto, el del paladar; i así se ha quedado, pues la norma de sus acciones es la de satisfacer sus sentidos: el amor lo dejó en el paraíso aún ántes de gustar el fruto prohibido.  Pero a la mujer qué le sucedió? todo lo contrario de lo que le sucedió al hombre: ella se hizo mas sensible i mas amante en su destierro: ella amo a su compañero: ella buscó en él el consuelo i el apoyo que perdiera con el enojo de su Criador. Mas, yermo estaba su corazon al paso que eran de fuego sus sentidos. I ni aún la sentencia de Dios irritado, condenándola a los dolores de la maternidad, la ha hecho sufrir tanto como ese corazon de hielo, i esos sentidos de fuego del compañero de su destierro!

La mujer ha sido considerada por el hombre en todas las naciones, como instrumento para satisfacer los sentidos de su dueño caprichoso; pues en unas partes se la encierra en un harem, sujeta a la voluntad de un déspota, i en otras se la vende en los mercados al lado de los rebaños, privándola hasta del goce de un paraíso imajinado por el bárbaro, el impostor Mahoma!

Los mismos teólogos, dice Aimé Martin, “parecian olvidar un momento que Jesucristo participaba de la humanidad por medio de su madre.” Esto sucedia en épocas en que se pretendia poner en duda el alma de la mujer.

¿Ha sido puesta en duda la existencia del alma de la mujer? Sí. ¡Qué absurdo! suponer que el mismo Dios, hecho hombre, escojiese para morada “el vientre de un animal! El que podia escojer sus ascendientes ¿habria de tomar por madre a la que no fuese toda amor, sino a la que, mas feliz que Eva, supo conservar pura su alma, es decir, su amor, ácia su Dios, ácia este Dios que venia a redimir el alma i no la materia? Una mujer, de nombre María, despues de Dios, es la primera persona de los cielos. Una mujer, i no un hombre, fué elejida por el Altísimo para alimentar en su vientre al Dios humanado; para Femos reclinar en su pecho su cuerpo bendito i llagado; para participarle sus congojas i sus penas; para que lo comprendiese, lo amase i lo consolase como madre tierna i amorosa; para que lo acompañase en su última agonía; i para que se compadeciese de la ingrata descendencia de Adan, i presentase al omnipotente sus lágrimas de amor, fuente de misericordia para el desgraciado.

Conociendo Dios que el único móvil que hace obrar al hombre es el deseo de satisfacer los sentidos, i que es incapaz de compadecerse por mucho tiempo de la desgracia ajena i de amar con abnegacion, no fué elejido para que de él naciera el que habia de nacer en un establo i morir en una cruz. Si Dios lo hubiese juzgado superior a la mujer, con una alma mas grande, i noble, i amorosa que la de ella, lo habria elejido.

El que con solo su poder hace todo cuanto quiere, i cambia el orden de la naturaleza segun sus designios; que separa las aguas del mar rojo para librar a los Israelitas de la persecucion de Faraon; que mantiene a su pueblo por cuarenta años en el desierto con el maná del cielo; que conserva los vestidos de este mismo pueblo durante esa larga peregrinacion; que, por favorecer a su pueblo ya que tanto lo amaba, cambia el orden de la naturaleza ¿no podria, por su propio amor, cambiar este mismo órden, i hacerse criatura humana en el seno del hombre i no en el de la mujer? I ¿por qué no lo hizo? Porque Dios queria que lo amasen, i solo la mujer es capaz de amar: porque sabia que por el amor qué le es que se conoce al Criador, i que la mujer es la única que sabe amar: porque sabia que el hombre para creer en el Mesias necesitaba milagros, como la resurreccion de los muertos Lázaro i la hija de Jairo, &, &; miéntras que María lo conoceria con el amor no mas: ella no necesitaba para convencerse de una verdad revelada, sino del sentimiento innato del alma, el amor. Tampoco quiso nacer de un hombre, por no verse abandonado, porque El queria vivir i morir al lado de una persona que lo comprendiese i lo amase: quiso la muerte de cruz, la prefirió al tormento de verse abandonado por una persona tan allegada i querida como su madre.

Dios, hecho hombre, se compadeció de la desgracia que hacia pesar sobre la mujer el varon, tratándola como a esclava, por lo que dijo por boca del apóstol en una de sus epístolas que se lee en la ceremonia nupcial: “compañera os doi, i no sierva.” Porque Dios vió que el hombre habia abusado de la debilidad de su compañera imponiéndole un yugo insoportable. El vió mas, i todo el mundo lo ha de visto tambien, i fué que ninguna mujer pidió contra El, ni lo acusó de nada; que, por el contrario, muchas mujeres lloraron por El lágrimas verdaderas que la llamaron la atencion de aquel a quien no se puede engañar, i volviéndose ácia a ellas les dijo: “no lloreis por mí, llorad por vosotras i por vuestros hijos,”  “¿Llorad por vosotras i por vuestros hijos,” les dijo? ¿I cuántos significados se le pueden dar a esta oracion? ¿les diria que llorasen la desgracia de tener ellas corazon, i los hombres sentidos?

Sí. Jesucristo hablaba en parábolas, i esta es una de sus parábolas: llorad, porque el que debia ser vuestro compañero, vuestro apoyo, vuestro esposo, es i será vuestro verdugo.  Diria el Mesias: ¿Si el hombre fué capaz de crucificarme, de no compadecerse ni del dolor de la madre, ni del hijo; será estraño que no se compadezca del dolor de su compañera? Por la compasion que la Magdalena manifestó por su pasion i porque le unjió la cabeza con perfume de nardo, la molestaron; i algunos de los presentes, dice el Evanjelio, “se irritaron interiormente,” i dijeron: “¿a qué fin desperdiciar ese no perfume, siendo así que puede venderse en trescientos denarios, i darse esta suma a los pobres?” Mas Jesus les dijo: “¿por qué la molestais?  “En verdad os digo, que doquiera que se predique este Evanjelio, en todo el mundo, se contará tambien en memoria o alabanza de esta mujer lo que acaba de hacer.” Jesus alaba a la mujer, en tanto que el hombre trata de acusarla i humillarla ante El; pero El confunde al hombre i defiende a la mujer: esta consideracion debe hacer conocer a la mujer su dignidad, i al hombre su injusticia. Injusticia conque desprecia a su compañera, i cuyos reflejos hieren sus sentidos i enervan su corazon; deshojando la flor de sus ilusiones por supuesto se hace desgraciado, pues no se puede sembrar desgracias i cojer felicidades.  No se siembran peras para cojer uvas. Si el hombre siembra desprecio, por la lei establecida por la naturaleza de cojer del fruto de la simiente ¿qué fruto cojera............? Si es feo i se mira en un espejo ¿por ventura se cambiará su imájen en hermosa, solo porque está delante del cristal? no por cierto.

No he sido yo la primera que ha dicho: que el unico móvil de las acciones del hombre es la satisfaccion de los sentidos. Mahoma lo comprendió así mejor que ningun otro, cuando fundó su secta, halagando con la belleza de las huríes los sentidos de sus sectarios. Con las huríes, siempre hermosas, moradoras del paraiso, i dadas en premio a los que quisiesen seguirlo! Conoció mas: conocio que el hombre se deslumbraba con los encantos de la mujer, i que cuando estos se marchitaban, el la despreciaba, i por esto dijo: “Que la mujer estaba incluida del paraíso que él se imajinaba, porque la mujer no tenía alma, i era solo la hembra del varon.”  Es decir, que era animal como todos los brutos, i como ellos, útil para el servicio del hombre.  I esto lo dijo, para que no creyesen sus correlijionarios que a ese paraíso, que el les mentia, iban viejas, feas, o marchitas; i con tal impostura siguiéronlo miles de fanáticos, i lo seguirán; i la mujer en el Oriente vivirá encerrada en un harem, de la misma manera que en nuestros gallineros se encierra a las gallinas (prototipo de tolerancia): i la impusieron un silencio tan grande, como el gallo a las gallinas, para que no se quejen de la abyeccion a que las condena.

Es de notar la gran diferencia del modo como Dios, hecho hombre, trató a la mujer, i del modo como la trató el hombre Mahoma.  Jesus la amó i la defendió, i no la despreció, i la hizo igual al hombre, i se la dió por compañera, le concedió una dignidad que al hombre le nego; mientras que el impostor la degradó, la humiló, la esclavizó i se la dió al varon como animal útil.  ¡Ojalá que los hombres imitasen a Jesus i no a Mahoma! Lo que le debe la mujer a Jesus es incalculable! Padres de familia, si quereis seguir a Jesus, uníos entre sí para educar el corazon de vuestros hijos, para que vuestras hijas no tengan la misma suerte que las hijas del Oriente; pues si aquí no hai harenes, sí hai sentidos, i mientras estos sean los que se exalten, vuestras hijas serán desgraciadas, i vuestros hijos degradados. Llenos de hastio correrán de placer en placer, o de disipacion en disipacion, no encontrando en ninguno de ellos sino remordimientos i lágrimas. Es necesario que por la educacion vosotros les hagais comprender que tienen alma, i que la mision que Dios les dió, no fué la que le dió al bruto. Educad el corazon de vuestros hijos, i hareis mas por ellos i por vosotros, que si les diéseis una grande ilustracion; no es el hombre ilustrado el que hace la felicidad de su familia, sino el educado en la moral.


¡Libertad... para pensar!

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