Imelda Mina Díaz

Imelda Mina Díaz, escritora colombiana
 

Biografía

Imelda Mina Díaz, nacida en Caloto, Cauca, y residente en Santander de Quilichao, se destaca como educadora y poeta. Su formación académica incluye estudios en la Normal Superior de la Universidad Libre de Bogotá, donde se especializó en comercio, y en el Colegio Fernández Guerra de Santander de Quilichao, donde se graduó como Licenciada en Biología y Química de la Universidad del Valle. Además, obtuvo una especialización en Educación Ambiental de la Fundación Universitaria de Popayán.

Como docente de la Institución Educativa La Arboleda en Santander de Quilichao, ha dejado una marca significativa en el ámbito educativo, siendo galardonada con el primer puesto en el concurso del Ministerio de Educación Nacional como docente en el norte del municipio.

Imelda Mina Díaz ha contribuido al desarrollo educativo a través de la creación de dos cartillas didácticas sobre el manejo de los ecosistemas, como parte del proyecto Praes, abordando temas como poemas y especies vegetales en vía de extinción en la vereda La Arrobleda.

En la poesía de Imelda Mina Díaz, se evidencia una clara influencia de los ritmos de la música de la región Pacífica, los cuales son predominantes en sus verso.

Tarde de mayo

Las oye el susurro sonando,

cae el rocío en materas

y riachuelos va formando.


Es lluvioso el mes de mayo

de verdor en el paisaje,

creando esta un ensayo

se refleja en el ramaje.


Primavera de mil colores

en la cinta ecuatorial,

se ven brotando las flores

en todas partes y en el guamal.


Brota el árbol de aguacate

los retoños en la rama,

arquitectura de hermoso plante

lo cubre una suave lama.


También se ven chiminangos

las orquídeas, platanales,

los helechos y los mangos,

la guadua para corrales.


Los naranjos con sus nardos

perfumando en el ambiente,

las veraneras y los prados

frío suave el cuerpo siente.


Los cañaduzales cual tapetes,

verdean por los terrenos

sus espigas forman copetes

tachonando los sembrados.


Es la vida para unos

contradicción para otros,

viven felices algunos;

es el panorama entre nosotros.


Charco hermoso

Buenas tardes compañeros,

la tarde está calurosa,

al charco de la cuadra

llegaremos primero.


Sale Lola por aquí

y Silvina por allá,

Bertilda, Ime y Tera,

Joselín y Yochalbita,

Carmencita y otras más.


Los más grandes adelante

protegiendo a los pequeños

formando un bando compacto

para podernos bañar.


El charco está vacío,

ningún otro llegará,

solamente los que estamos

nos podemos recrear.


El clavado y la paloma,

el braceo, espalda y pecho

vuelta canela o voltereta

eran unas de las tretas

para cubrir el espacio

impidiendo a otros el nado

hasta quedar satisfechos.


Así era un día y otro día,

quien llegaba primero

dejaba a muchos sin baño.


Sustento

Por el camino polvoriento,

taciturno y pensativo,

va un hombre a caballo

con sombrero de paja,

la ruana al hombro,

el machete en el cinto

con cubierta de cuero,

botas fuertes de cordones,

medias y camisa de cuadros,

pantalones de dril

color café claro

al despuntar la mañana.


Son recuerdos de otros tiempos

que giran en su cabeza,

lleva prisa como el viento

porque el sol se asoma

y se divisa al oriente

haciendo más dura la brega.


Quiere llegar a su finca

antes que el sol caliente

a labrar en su parcela

y productos cosechar.


Naranjas y limoneros

pitahayas y papayas,

zapotes, zapallos y caimos

y el infaltable cacaotero.


La caña dulce entreverada

y no falta por demás

el café de tallo alto,

la albahaca negra

para el sancocho

y el cimarrón ni se diga.


Hacen parte de este grupo

y el bihao para envolver

la pasilla y el cacao

y en las jigras de ojos grandes

poderlos transportar

con plátanos, guabos, bananos

y las guayabas también.


Los cachimbos gigantescos

con sus flores anaranjadas

dan sombrío a los cultivos

y con raíces salientes,

que sirven en su momento

para allí reposar

de la larga jornada

cuando el día termina

y a casa ir a descansar.


Así se obtenía el sustento

en esta región colombiana

nortecaucana

para vivir y vestir bien

y a sus hijos educar.


Nuestros ancestros

La cara de los años

se forma con el tiempo,

pasa la edad como un baño,

tu mirada clama descanso.


Tienes cara de agotado

fatigado de vivir,

ya tu andar se hace despacio

poco quieres tu reír.


No te aflijas viejo Congo,

la vida te ha premiado,

muchos quedan en el sendero:

sus días pronto han terminado.


Con afán y desespero

van trazando sus caminos

con angustias y desvelos

queda una tumba bajo el carbonero.


Que vivan los ancianos,

también juventud sensata,

levantemos nuestras manos,

cantemos una serenata.


Bibliografía

  1. Cuesta, Giomar y Ocampo, Alfredo. (2010) Antología de mujeres poetas afrocolombianas. Bogotá, Colombia: Ministerio de Cultura. 

¡Libertad... para pensar!

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