Mary Grueso Romero (1947)

Mary Grueso Romero, escritora colombiana
 

Biografía

Mary Grueso Romero, nacida en Guapi, Cauca, en 1947, es una destacada escritora, maestra, narradora oral y poeta afrocolombiana. Su infancia en el corregimiento Chuare Napi, de Guapi, marcó su inspiración para crear coloridos libros ilustrados para niños, donde comparte vivencias y tradiciones orales afrocolombianas.

Graduada como maestra bachiller de la Normal Nacional la Inmaculada en Guapi, Mary Grueso posteriormente se licenció en Español y Literatura en la Universidad del Quindío. Además, obtuvo una especialización en Enseñanza de la Literatura y otra en Lúdica y Recreación para el Desarrollo Social y Cultural, entre otros logros académicos.

A lo largo de su carrera, Mary Grueso ha recibido diversos reconocimientos, incluyendo el título de Primera mujer poeta consagrada del Pacífico caucano, otorgado por la Normal Nacional de Guapi. También fue distinguida como Mujer del año en el aspecto literario por la Universidad Santiago de Cali y Mejor maestra por la Secretaría de Educación del Valle del Cauca.

Su destacada labor como escritora, poeta y narradora oral ha dejado huella en la literatura afrocolombiana. Entre sus obras se encuentran "El otro yo que sí soy yo", "Del baúl a la escuela", "El mar y tú", "Poesía afrocolombiana", "Negra soy" y el disco compacto "Mi gente, mi tierra y mi mar".

Además, Mary Grueso ha compartido su conocimiento como docente en instituciones como la Universidad del Valle y la Universidad del Pacífico. Su contribución al enriquecimiento de la cultura ancestral de las comunidades negras, raizales, palenqueras y afrocolombianas fue reconocida con un premio del Ministerio de Cultura de Colombia.

A lo largo de los años, su relevancia en el ámbito literario y educativo se ha reflejado en su participación como presidenta y vicepresidenta del Consejo de Literatura del departamento del Valle del Cauca. Mary Grueso también ha sido invitada regularmente al Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en el Museo Rayo, en Roldanillo, Valle del Cauca.

La cadena de televisión Señal Colombia y el canal de la Universidad del Pacífico, Yubarta Televisión, han realizado documentales que resaltan la vida y obra de Mary Grueso, destacando su papel como maestra y poeta. Actualmente, continúa su labor docente en Buenaventura, Valle del Cauca, donde reside. Su legado perdura como una de las voces más influyentes del Pacífico colombiano.

Algunos poemas

Negra soy

¿Por qué me dicen morena?

Si moreno no es color,

yo tengo una raza que es negra

y negra me hizo Dios.

Y otros arreglan el cuento

diciéndome de color

dizque pa’ endúlzame la cosa

y que no me ofenda yo.


Yo tengo mi raza pura

y de ella orgullosa estoy,

de mis ancestros africanos

y del sonar del tambó.

Yo vengo de una raza que tiene

una historia pa’ contá

que rompiendo sus cadenas

alcanzó la libertá.

A sangre y fuego rompieron,

las cadenas de opresión,

y ese yugo esclavista

que por siglos nos aplastó.


La sangre en mi cuerpo

se empieza a desbocá,

se me sube a la cabeza

y comienza a protestá.


Yo soy negra como la noche,

como el carbón mineral,

como las entrañas de la tierra

y como el oscuro pedernal.


Así que no disimulen

llamándome de color,

diciéndome morena,

porque negra es que soy yo.


Contando el cuento

Soy mareña

y lo seguiré siendo

mientras aiga peje,

mientras aiga río,

mientras aiga mar

y aún pueda soñá

pescá y amá.


Mientras al bogá

en la inmensidá

mi sudor es mar,

mi sonrisa río,

y cuando yo muera

quiero que coloquen

una enorme ola

para en las noches de luna

salí a navegá

con mi sombrero

‘e tetera

canalete y banquetá.


Hecho mi canoa

y empiezo a bogá

cantando canciones

que llegan al alma

de un pasado de angustia

que no volverá.


Y seguiré cantando

canciones muy tristes

que me enseñó mi agüela

de príncipes negros

traídos de África

vendidos en el mercado

como negros sin casta.


Y yo cuento a mis hijos

y también a mis nietos

para que ellos a su vez

lo sigan contando

a travé del tiempo

y la historia siga

por todos los siglos

y nunca morirá,

porque se volvió mito

la mujer que enterraron

en una inmensa ola

a la orilla del mar.


Naufragio de tambores

En mi sangre de mujer negra

hay tambores que sollozan

con rumor de litorales,

naufragio de marimba

en los esteros de la manglaria.

Oigo sonar el guasá

con sonidos incitantes,

y siento un clamor en el cuerpo

que me recorre hasta el alma

cuando me llama de adentro,

de las profundas entrañas,

los gritos de mis ancestros

formando tempestades

en mi corazón y mi sangre.


Entonces se encienden hogueras

en mi ánfora pagana

y me muevo como palmera

cuando el viento la reclama.

Son tambores navegantes

desde los estuarios de África

que navegan en la orilla oscura de mi sangre.


Zumbo zurungo

Cuando se habla de manigua,

de mina, manglar y son,

esclavo, negro y negrero,

de África viene el clamor.


Palabras que se repiten

por el viento en los esteros:

timba marimba simbra,

los cununos de la negra.


Manambá mandinga singa

guasá cununo y tambó,

pescando en los esteros

el negro se enfermó.


Cuzumbo zumbo zurungo

palabras amargas son,

pronuncia el negro coplero

ardido de fiebre y sudor,

delirando por la malaria

que en los raiceros pescó;

no pescó más que miseria

enfermedad y dolor.


Y se murió como vino

el negro con su pregón.

Esclavo negro y negrero,

de África viene el clamor.


Cuzumbo zumbo zurungo

palabras amargas son.


Niño Dios bendito

Arrullo


Niño Dios bendito

te venimos a arrullar

pa’ que en la tierra

siempre haya paz.


Con tambores y maracas

te venimos a cantá

que abogues por los negros

de este litoral.


Las pastoras silenciosas

un canto van a entonar

pa’ pedirle que en los hombres

haya amor y haya paz.


Un niño Dios negrito

no lo han podido pintá

porque Dios dizque no es negro

y el color lo ofenderá.


Arrullando y arrullando

las pastoras arrullarán

al Niño Dios bendito

de Belén a Bogotá.


Dingo, dingo, dingo

Chigüalo


Dingo, dingo, dingo,

dingo, dingo don.

Esa pepa se ha perdido

y no la encuentro yo.

Cojamos la pepa,

la pepa de agüelpan,

hagamos una rueda

y empecemos a danzar.


Detrás de la mano

la vamos a guardar

y quien lo encuentre

lo achigualará.


Está amortajado,

está listo ya,

un coro de ángeles

se lo llevará.


Dingo dindo dingo,

dingo dingo da,

ábreme esa mano

que allí la pepa está.


Orishas

Estoy tras los caminos

de mi identidad

buscando las huellas

de mis ancestros.

El carimba me habla de África

y después perdí el rastro

cuando las olas despeinadas

fueron tocadas en los mares

por la mano azul del viento

No sé de dónde vengo,

si de Ghana, Angola o Argelia

de Malí de Zimbawe o Etiopía

sólo sé, que busco en los mapas

cuál es el origen mío.

Invoqué a los orishas

con el conjuro de mi sangre negra

y el humo del silencio

y en un rumor de tambores dum, dom, dum

se escuchan los ritmos ancestrales

de mágico ritual.

En una noche estrellada

de misterio, liturgia y festín

apareció Yemayá

la diosa de los mares

me ungió con agua salada

y emergí como un volcán

frente a Changó, Oshun, Abatalá

Oxulá, Elegua, Alofi

Omolú, Oba, Yanzá.

Cuando los ancestros llaman

En un reino africano

entregándome los poderes

para convertirme en una diosa más

y en medio de ese ceremonial

me dieron el poder de la palabra,

para viajar en el tiempo

y así convertirme

por siempre y para siempre

en una fiel exponente

de la cultura negra.


Voz ancestral

Siento que mi corazón es una marimba

que no hace más que tocar melodías al alma

el currulao me mueve los pies

y una y otra vez oigo muy cerca

el sonido del guasá repicando en mí

y el bombo me llama desde el otro mar

con voz melancólica pregonando equidad.

La sangre corre

formando un concierto en mi interior

y de pronto, mi boca empieza a lactar

palabra tras palabra

de un canto ancestral.

¡Levántate negra!

Me ordena una voz

desde lo más profundo de mi interior

¿No oíste la marimba?

¿Ni tampoco el guasá?

¿El cununo no te vino a invitar?

¿El bombo pregonero no oíste sonar?

No te hagas la sorda al llamado ancestral.

¡Vamos!, levanta esa frente

y exige al mundo que haya equidad.

Cuando los ancestros llaman.


Naufragio de tambores

En mi sangre de mujer negra

hay tambores que sollozan

con rumor de litorales,

naufragio de marimba

en los esteros de la manglaria.

Oigo sonar el guasá

con sonidos incitantes,

y siento un clamor en el cuerpo

que me recorre hasta el alma

cuando me llaman de adentro,

de las profundas entrañas,

los gritos de mis ancestros

formando tempestades

en mi corazón y en mi sangre.

Entonces se encienden hogueras

en mi ánfora pagana

y me muevo como palmera

cuando el viento la reclama.

Son tambores navegantes

desde los estuarios de África

que navegan en la orilla oscura de mi carne.


Bibliografía

  1. Grueso Romero, Mary.  Cuando los ancestros llaman : poesía afrocolombiana / Mary Grueso Romero.– Popayán : Universidad del Cauca. Sello Editorial, 2015.
  2. Cuesta, Giomar y Ocampo, Alfredo. (2010) Antología de mujeres poetas afrocolombianas. Bogotá, Colombia: Ministerio de Cultura. 
  3. ¡Negras Somos!: Antología de 21 Mujeres Poetas Afrocolombianas de la Región Pacifica/ Compiladores Guiomar Cuesta Escobar, Alfredo Ocampo Zamorano.  Santiago de Cali.  Programa Editorial Universidad del Valle, 2008.

¡Libertad... para pensar!

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