Vidaluz Meneses (1944-2016)

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Vidaluz Meneses, escritora nicaragüense


Biografía

Vidaluz Meneses, una destacada bibliotecóloga, poetisa, decana y activista social nicaragüense, nació en el Departamento de Managua en 1944, siendo hija de Vida Robleto Valle y del General Edmundo Meneses Cantarero. Su interés por la escritura surgió mientras estudiaba en el Colegio Ramona Rizo, y comenzó a destacarse como poetisa bajo el seudónimo Vime en el grupo Presencia de Diriamba.

Graduada en humanidades con mención en Bibliotecología de la Universidad Centroamericana, Meneses tuvo una notable trayectoria académica y cultural. Fue decana de la Facultad de Artes y Letras de la misma universidad y cofundadora de la Asociación Nicaragüense de Escritoras (ANIDE), donde también ejerció como su primera Presidenta. Participó en diversas organizaciones culturales y literarias, como la Federación Centroamericana de Escritoras, la Red Nicaragüense de Escritoras y Escritores (Renies), el Pen Internacional y el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE), entre otros.

Su obra poética, reconocida tanto a nivel nacional como internacional, ha sido publicada en numerosos suplementos culturales y revistas literarias, y traducida a varios idiomas, incluyendo inglés, alemán, italiano, francés, portugués y noruego. Algunas de sus obras destacadas incluyen "Llama en el aire-Antología poética 1974 al 1990" (1991), "Todo es igual y distinto" (2004), "Sonreír cuando los ojos están serios" (2006) y "La lucha es el más alto de los cantos" (2006).

Por su destacada contribución a la literatura y la cultura, Meneses recibió numerosas distinciones, incluyendo el Premio Internacional del Libro Latino en 2013 y la Orden Caballero de la Legión de Honor de Francia en 2014.

Su legado como escritora y defensora de la cultura nicaragüense perdura, siendo recordada por su profunda contribución al mundo de las letras y su compromiso con la justicia social. Vidaluz Meneses falleció el 28 de julio de 2016 en Managua, a los 72 años de edad.

Poema del desamor

He visto a la mujer rondar el cetro,
el centro de su vida misma.
Ensayar la sonrisa más seductora de Eva
descalzarse ante el amado
y poner la ofrenda sagrada de su cuerpo
en las manos del hombre desconcertado
ante la abundancia.
En qué momento les crecieron los días,
esa distancia insalvable entre los dos?
Qué trampa les ha jugado la vida
a estos mil veces sorprendidos por la aurora?
Qué secretos arpegios habrá de pulsar ahora
para conducirlo de nuevo así al paraíso?
Qué cantos de sirena? Que música encantada?
Qué incienso? Qué aliento para convocar de nuevo el fuego?

Virgo

No conoció varón ni vibro ante voz masculina.
Sus labios se cerraron herméticos al primer beso.
Sus ovarios se endurecieron
como dátiles secos del desierto.
Su útero es la entrada inviolada
a la caverna de la soledad.
Sus manos no recorrieron
rostro ni espalda de hombre;
a cambio sujetaron agujas
y tejieron ajuares para niños ajenos.
Su máxima aspiración se cumplió
cuando en su féretro colocaron
el lirio blanco de las vírgenes prudentes.
Falo florecido para nadie.

Viaje hacia el interior

He iniciado el viaje al centro de mí misma,
el necesario retomo a las cosas elementales:
un río y su lecho de piedras blancas y pulidas,
flores silvestres —copa de miel para las mariposas—
y atardeceres aturdidos por las chicharras.
Busco la fuente primigenia,
la materia acuosa en la que me formé,
la silenciosa y plácida cavidad
donde mis células se reprodujeron
con la magnificencia galáctica del Big Bang.
 
Indago por ese origen de vida,
de donde ya han emergido hijos de mis hijas
el misterio desplazándose sobre las aguas,
las partículas vivas y dispersas
apareciendo y desapareciendo.

Sola conmigo misma

Observo los nenúfares sobre la superficie acuosa.
Su apacible estar me lleva a indagar sobre mis raíces,
no por las inmediatas, la Abia Ayala de mis antepasados,
sino por la planetaria causa por la que estoy aquí.
Por la que el Innombrable que sabe
y me llama por mi propio nombre
me hace sentir esta nostalgia de lo desconocido
de donde vine y adonde sé que tengo que volver.

(2008)


“Uno se casa con alguien….”

Uno se casa con alguien
y da la espalda a la pasión
y a su zarpa mortal que cobra
la entrega absoluta.
Uno prefiere ese alguien
con quien se recibe el alba sin zozobra
y se está dispuesta a compartir atardeceres,
la cena y el noticiero de la noche.
Alguien que apaga la luz
cuando se cierra la cocina y los candados
antes de retirarse al plácido ayuntamiento
o al sopor del descanso.
Uno deja a sus espaldas la tormenta, el caos,
el arrebato que un día nos dejó vaciada
y removida el alma desde sus cimientos.
Uno toma la mano extendida
para cruzar la calle
y opta por transitar así.
La muerte entonces ya no sobrecoge
porque es prolongación del sueño
que ya se empezó a vivir.

Alguna noche insomne 

Alguna noche insomne,
sentada al borde de la cama
los pies en mullidas zapatillas
y la tristeza enroscando
como un gato su cola en mis tobillos,
contemplo su tranquilo descanso,
su confinado sueño,
como si aún flotaran
en la acuosa seguridad de mis entrañas.

Analiza tu vida

Analiza tu vida
que ya está programada.
A lo mejor ya vieja, las canas te pesen
y te hagan bajar la cabeza
porque tu herencia será lastre
y tus descendientes,
indefensos insectos adheridos.


Última postal a mi padre general

Debiste haber cumplido años hoy
y ya no estás, para tu bien.
Guardo tus palabras
y tu postrera ansiedad por mi
destino,
porque la historia no te permitió
vislumbrar este momento,
mucho menos comprenderlo.
El juicio ya fue dado.
te cuento que conservo para mí sola
tu amor generoso.
Tu mano en la cuchara
dándole el último desayuno al nieto,
haciendo más ligera
la pesada atmósfera de la despedida.
Cada uno en su lado,
como dos caballeros antiguos y
nobles
abrazándose, antes el duelo final,
fatal.

Esa mujer

A Rosario Castellanos

Esa mujer que ha desviado la mirada
del pájaro en la ventana
para atender el doblez uniforme
de sábanas y manteles
y levantar impecables hileras
de ropa planchada guardada con naftalina,
tuvo el sobresalto de inexperta primeriza
verificando el peso de la criatura
antes y después de amamantarla
dudosa de la fuerza de sus pequeños pechos
de su frágil humanidad expuesta al parto
cuando aún no se había terminado de parir a sí misma.

La madre huérfana de prole.
La incendiaria que dinamitó su casa
construida sobre arena
para edificar sobre roca firme.

La que supo dar brazos y manos extendidos
desde el fondo de los siglos
y no preguntó sino que confió.

Esa mujer que avanza iluminada
bajo el sol de su terca certidumbre
la agónica, la siempreviva,
la que muere y renace cada mañana
arrebatada en la cauda luminosa de un astro.

1989

de Llama en el Aire-Antología poética 1974 al 1990, 
Managua: Editorial Nueva Nicaragua; Colección Letras de Nicaragua, 1991


Muro de lamentaciones

Esta vez no ahogaré la memoria,
asumiré los muertos y la separación de los amantes
que es otra forma de morir.
No deambularé esquizofrénica por el mundo
sino con el estandarte del holocausto vivido.
No ahogaré sus voces que claman por el reino
que no hemos podido construir,
no ignoraré la sangre en el barro,
el alarido del fondo de las entrañas,
el rugido de la multitud acumulado en el pecho,
la furia de los impotentes,
el mal gusto de gritar en una calle contra
las impecables paredes,
la punzada directa en el corazón
al detenernos en un semáforo.
No pondré diques al llanto,
ni pensaré las palabras en el fiel de la balanza
La mediocrita aurea hecha trizas –
La mesura apartada por inútil-
Sin tributos ni mayores concesiones a la vida.
Hay un tiempo de llorar que debe ser cumplido
Hasta el hundimiento total, valle de lágrimas,
Muro de lamentaciones
Rasgadura de velos para que salga el ánima
Y se exponga en la piedra de sacrificio,
Hora en que naufrago suelta su asidero de la vida,
hora del despliegue de la orfandad hasta el final,
más allá de lo visto y vivido, mas allá.

1990

de Llama en el Aire-Antología poética 1974 al 1990,  Managua: Editorial Nueva Nicaragua; Colección Letras de Nicaragua,1991 en Balada para Adelina, Anamá Ediciones, 2016



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