Astrid Lander (1962)
Biografía
Entre sus obras más destacadas se encuentran:
"La Distancia por Dentro", galardonado con el Premio Ramón Palomares en 1994. Este poemario fue publicado por la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela en Caracas, en el mismo año de su premiación. Además, cuenta con un monólogo teatral que amplía su expresión artística.
"AzuL e j o s", ganador del Premio Lucila Palacios en 1997. Este poemario también se distingue por incluir un video-poema, lo que demuestra la versatilidad de Lander en diferentes medios artísticos.
"SE ES: Poemas Novelados", publicado en la colección Espacios Culturales en Santo Domingo, República Dominicana, en 1999. En esta obra, Lander explora el formato de poemas novelados, ofreciendo una experiencia literaria única.
En el año 2006, la Editorial Diosa Blanca publicó su "Antología de Versos de poetisas venezolanas", que presenta un poema-montaje con cien versos correspondientes a cien poetas venezolanas de todos los tiempos. Esta obra innovadora muestra el compromiso de Lander con la promoción de la poesía femenina en Venezuela.
Astrid Lander también se aventuró en el Camino de Santiago en España en septiembre de 2006, una experiencia que inspiró su poemario "Buen Camino. Hacia el Camino de Santiago", publicado por Areté Editora en Caracas en 2008. Este libro, que incluye la traducción al gallego por el poeta Francisco Fernández Naval, está acompañado por un montaje de fotografías del Camino de Santiago, donde cada verso se complementa con una imagen.
Además de sus obras individuales, Lander ha sido incluida en varias antologías, tanto en Venezuela como en el extranjero, lo que refleja su reconocimiento y su contribución a la poesía contemporánea. Su legado literario abarca una amplia gama de temas y estilos, consolidándola como una figura prominente en el panorama literario venezolano.
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Me desafió la perversidad de la distancia.
Me abstenido al ardor.
Adormecer la urgencia del cuerpo.
avivar el coraje para desvanecerte
Como fuego cruzado.
En las salas de espera enloquezco.
Si pudiera adelantarme
Traspasar como una heroína
poseer honorable
El poder de alcanzarte.
Hay que apalear la frialdad nevosa
agolpar como un gong
como un corno de guerra
y no la parálisis alarmante
este derrumbe tapiado.
Éxodo
Qué desamparo
quedar varado
ante el desconocimiento
y la equivocación.
Caminas
imantada
al éxodo
de la paz prometida.
Escalas como cabra
leguas empedradas
molinos y viento, molinos y viento.
Crees dichosa que el Camino te sanará.
Y pagas, pagas por el minuto de olvido
oculto a la vista.
Cruel saber la ignorancia.
La Resistencia
En la subida se arrastra el cuerpo
En el descenso se sostiene el alma.
Mientras más empinado el ascenso
simétrica la bajada.
Ante tal proeza
sólo cabe el despojo
plegarse
y aceptar.
Los sentimientos son una sentencia.
AzuL ejos *
Repito mentiras.
Mi no sé qué vivir.
Mísero pálpito al inicio del peldaño.
La altura no es el mirador perfecto.
La distancia aparece
en viejas estaciones de trenes
bancos de espera rasguñados
con su madera endurecida al ansia.
Partir acusa el cansancio
de lugares donde no se halló el oráculo.
Estoy lejos, más lejos, de una casa sólida.
El árbol de la ventana cesa las estaciones.
Esqueleto de árbol.
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Darle cabida al recuerdo en polvaredas.
Escondemos el triciclo en el desván
ocultando que se ha achicado.
El pasado cumple y se estaciona
como un sol de medianoche.
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Un piano, un sofá francés, ánforas de plata
rebasan la materialidad.
El mismo gesto, la misma manía
hace la cuenta.
Cuartos clausurados
habitábamos
embalsamados.
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Reconocerme
en el desfile minucioso de las hormigas.
Escucho mi voz aniñada
en otro idioma.
Años ha sin venir
la plaza puntual.
Reaparezco anacrónica
como si el fin no venciese.
Consumar lo incumplido
antes que agonice.
* Tomado del poemario AzuL ejos, de Astrid Lander.
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