Carmiña Navia Velasco (1948)

Escritoras colombianas, Mujeres escritoras del siglo XX, Carmiña Navia Velasco, Derechos reservados,
Carmina Navia, escritora colombiana

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Mis palabras

En el sombreado espacio de mi alcoba

me encontré mis palabras

largamente perdidas, añoradas,

búsqueda inútil de aguaceros tantos.

Tenían el sabor fresco

de un nombre recién hecho,

el aire de un mañana mejor,

la limpidez del agua de montaña.

Tenían la caricia

de un camino encontrado,

tenían la frescura que tiene

un nuevo amor.


(De Geografías, 2008)


A veces

A veces,

cuando quiero olvidarme que este mundo

es un asco

y no lo consigo con un vaso de vino

leyendo a Borges o escuchando a Pablus,

salgo a la calle

a las tantas de la madrugada

y siento

el frío de la noche rozándome los pómulos.

No consigo olvidar

que en los países libres la prostitución

tiene status,

que las respuestas se las dan a los niños

en clisés fotográficos,

que a unas hambres se les niega su pan

y a otras el derecho de serlo,

que la filosofía la venden aquí y allá

en envases de latón,

que entre los avisos clasificados aparece

de pronto uno que dice: vendo un libro robado.

Olvidar que hay preguntas que nadie quiere

hacerse

Y lugares con rótulo en la puerta: prohibido

ser limpio.

Olvidar que hay cenizas y

dentífricos. Olvidar…

A veces,

siaveces

me gusta simplemente

caminar por la noche

pensando en las estrellas.


Ese cuadro me gusta

Hoy he visto ese cuadro, me gusta.

Te recuerdo.

Recuerdo ese paseo entre los pinos

con el cañón enfrente,

el día que subimos a una vaca

y que volvimos juntos a mi infancia,

a mi infancia sin vacas, sin caballos,

sin mitos,

a mi infancia vacía de recuerdos.

Tú caminabas

con el suéter caído

y me llegabas.

Tu abrazo fue una vez como los hilos

que me tenían el mundo,

tu caricia

como gotas de lluvia

sobre un cuerpo con hambre,

sobre un cuerpo con sed.

Te quise

y te recuerdo…

Ese cuadro me gusta,

eso es todo, como dice Neruda.


En la mañana

Cuando se va la noche

y he sumado mis fuerzas

y descorro las puertas del armario

para salir al mundo,

pregunto a mis bluyines

cómo vestir el día.

No sabemos, me dicen

las sorpresas que vienen:

qué amor sacarás de paseo

qué ilusión te bailará en la noche

qué fantasma habitará tu siesta

que tormenta o que frío llegarán en la tarde

qué libros amarás,

qué poetas alumbrarán tu ser.


Por eso el nuevo día

llega sin anunciarse.


(De Geografías, 2008)


Mi grieta

La ausencia de tu cuerpo en el mío

es mi extraña verdad.

La piel de muchos no es la tuya

tampoco tu piel, tu sonrisa

son ninguna sonrisa

ninguna piel.


(De poetas escogidos antología, 1982)


Cali, ciudad perdida

                         

Quién lo hubiera creído cuando ardía

en mis manos tu llama!

                  Piedad Bonnett


Retazos de la infancia que se agolpan

como la brisa de las cinco

robada en los trasiegos del dinero y de la gran ciudad,

retazos y recodos

de amores.

Calles en que se cruza la añoranza

con el puente a otras vidas

puertas que ocultan sangres bebidas hasta el cáliz

y cuerpos amurados.

Cali, ciudad soñada

deseos huidizos.

Cali-cáliz de entraña.

Cali de los encuentros y las risas

de las manos trenzadas

y de las soledades

Cali-calles de vida callejera…

Cali de los sentires y colores,

Cali de mis contradicciones,

mis amores

mis sombras.


(De Geografías, 2008)


En el retiro

El aire fresco

de un Junio madrileño

me recorre los brazos

y las venas,

el aire casi frío

aligera mis horas

revuelve los cabellos,

remansa los azares.

El azul cielo

habita el horizonte,

los libros me cobijan

y también sus palabras

sus imágenes.

La fuerza de la vida

se mete en los alvéolos

se transmuta en los ojos

y en el amor ensueño.

Un Junio madrileño

en el Retiro.


(De Geografías, 2008)


Meléndez

Una vida transita por tus venas añejas

de barrio de añoranzas

de atardeceres nuevos

de soleadas y calurosas noches.

El comercio

de más allá del mundo

desalojó

los bailes

las caderas

las rumbas,

las charlas del soldado dominguero

con la empleada negra.

El son se fue

junto con las aguas del río y la fritanga,

y en tus calles ahora

habitan sólo prisas

y bocinas de autos que atropellan la tarde.


(De Geografías, 2008)


En mitad de la noche

Tantas, tantas preguntas,

la tragedia

que azota el corredor de la esperanza

la muerte que nos ronda,

la sangre colombiana que se agolpa en mis ojos

y sentires...

la tragedia del hombre que se pierde

la tragedia de la mujer que sufre...

tantas, tantas preguntas

Y TÚ que no respondes.

Y TÚ que en el silencio de las horas

y en el dolor de las mañanas

te escondes y te callas,

te encoges en el viento dolorido.


(De Senderos en destellos, 2004)


Amigo

tu corazón de joven

regalará su fuerza.

Lucha!

Las praderas se acercan

ya vienen nuevos días

la promesa es posible

la promesa es verdad!

Tu lucha –nuestra lucha– la hará carne de historia

      la hará verbo encarnado


(De caminando, 1981)

¡Libertad... para pensar!

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