Jenny Bernal (1987)
Jenny Bernal, nacida en Bogotá en 1987, se erige como una figura destacada en el panorama cultural colombiano contemporáneo. Con una amplia gama de talentos y una profunda pasión por la literatura, ha dejado una marca indeleble como promotora de lectura, editora y escritora.
Trayectoria y Contribuciones Literarias
Graduada en la Universidad Nacional, donde actualmente está realizando un posgrado en Estudios Literarios, Jenny Bernal ha dedicado su vida profesional a promover la literatura y a explorar las complejidades del lenguaje. Como editora de las revistas La Raíz Invertida y Contestarte, ha proporcionado plataformas importantes para la difusión de la poesía y la crítica literaria. Además, su participación en el comité editorial del fanzine de poesía y crítica La Trenza ha contribuido a la promoción de nuevos talentos en el ámbito poético.
Obras y Reconocimientos
En 2018, Jenny Bernal obtuvo el prestigioso Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio por su libro Llevar el Aire, una obra que ha sido aclamada por su profundidad emocional y su estilo distintivo. Además, su labor como compiladora y prologuista de Postal del Oleaje: Poetas Nacidos en los 80, una antología que destaca voces emergentes de Colombia y México, ha sido elogiada por su habilidad para unir distintas perspectivas y estilos poéticos.
En el ámbito de la narrativa, Bernal ha recibido menciones honoríficas en el II Premio Nacional de Cuento La Cueva y en el VIII Concurso Literario Bonaventuriano en la modalidad de poesía. Estos reconocimientos son un testimonio del talento versátil y multifacético de esta autora, que ha sabido explorar tanto la poesía como la narrativa con maestría y sensibilidad.
Exploración Temática y Estilística
A través de sus obras, Jenny Bernal explora una amplia gama de temas y emociones, desde la introspección y la melancolía hasta la esperanza y la resistencia. Sus poemas capturan momentos fugaces de belleza y revelan las complejidades de la experiencia humana, mientras que sus narraciones despiertan la imaginación y la reflexión del lector.
Con una prosa poética evocadora y una sensibilidad única para el lenguaje, Bernal nos invita a adentrarnos en un mundo de palabras donde la emoción y la imaginación se entrelazan de manera sublime. Su obra nos recuerda el poder transformador de la literatura y nos invita a explorar los rincones más profundos de nuestra propia existencia.
Conclusiones
Jenny Bernal se erige como una voz imprescindible en el panorama literario colombiano, una autora cuya obra trasciende las fronteras del tiempo y el espacio para capturar la esencia misma de la experiencia humana. Con una trayectoria sólida y una pasión inquebrantable por la palabra escrita, continúa inspirando a lectores y escritores por igual con su talento inigualable y su compromiso con la belleza y la verdad en todas sus formas.
Algunos poemas
Poemas de Llevar el aire
Gamar Editores, 2018
Selfie
Yo, que no tengo senos grandes
ni anchas caderas,
descubrí que el cuerpo es una avenida extranjera
por la que va cómodo el tiempo
y no requiere de grandes extensiones
para atrapar algunas estrellas,
precisa de una ruta clara por la que vayan sin extraviarse los caminantes
Al igual que todos tengo un disfraz
que se estremece ante el frío o el miedo
que se dora con el exceso de día.
Yo, que me tomo una foto cada tres meses
encontré que no tengo planos buenos ni aceptables
y no me importa,
pero tengo los ojos abiertos por si se quedan en las pupilas algunas historias
y así, si se fijan bien, tengo escrito en los ojos
algunas bellezas y tantas palabras enredadas
que atravesarlas también resulta un misterio.
Yo, que poco le creo a los estereotipos también parezco uno
cuando la vela apacigua la llama
y se refleja mi sombra en el espejo del mundo.
Panorámica
Cuando se estropean las flores,
y los pétalos caen sobre rocas
y se extravían en laberintos,
empezamos a entablar un diálogo verdadero
con lo que amamos.
Sólo entonces
cuando la muerte
husmea
y las certezas
se escurren de la mano,
conjuramos un aliento distinto,
nos sentamos a la orilla del viento
frente a una foto fija:
el mar y su coreografía de revelaciones
con la boca repleta de espuma.
Lluvia
Creíamos que el amor era una luz
en lo profundo del mar
pero no lo fue.
Oramos cada noche
y no bastó.
Templamos el pulso
para escribir en el aire
y de nada sirvieron las palabras.
Llueve,
González Tuñón diría que la lluvia es hermosa y triste
no se equivoca.
Llueve,
salto charcos
por las calles de un país extranjero.
Llueve,
no hay puertas abiertas.
A la intemperie
caen gotas,
el recuerdo lejano
moja mi boca.
Los trabajos y los días
Cuando llueve en domingo y tú estás solo,
completamente solo
Vladimír Holan
A mi amigo H lo conozco hace más de nueve años
no cambia su rutina de sumar piedras.
Tan pronto despierta va con su bitácora,
anota las coordenadas para regresar de los lugares extraños
donde lo abandona la noche,
H regresa a diario a su Ítaca a cambiar las prendas que absorbieron oscuridad.
A él le gusta fotografiar rostros
por eso en cada esquina lo detienen y él deja a cada transeúnte
una palabra como «clepsidra», «oquedad» o «pájaro».
Trabaja incluso cuando saluda, cuando mira la tarde,
cuando abre las grietas de su pozo de secretos.
Labora de día con el aire
de noche con guijarros,
aun así, no basta
su bolsillo se expande para acoger la orfandad del tiempo
a ese paso, no hay dinero que alcance.
H conserva una brújula oculta en su frente
lo salva de extravíos.
Tiene amigos que son lluvia, otros que son malabaristas de humo.
Lleva consigo una cajita de música que canta silencios
y trabaja en su misteriosa escritura
sobre todo, cuando llueve los domingos.
¡Libertad... para pensar!
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