Sarina Helfgott (1928-2020)
Sarina Helfgott, escritora peruana
Biografía
Sarina Helfgott Eidelman, conocida en el ámbito literario como Sarina Helfgott, fue una destacada poeta, dramaturga, antologadora, crítica literaria y periodista peruana. Nació en Chiclayo en 1928 y murió en el año 2020, siendo hija de Gregorio Helfgott y Mary Eidelman, inmigrantes besarabianos ashkenazitas que se establecieron en Perú. Creció en un entorno cultural judío, participando activamente en diversas asociaciones y círculos culturales judíos en Perú.
En 1956, publicó su primer poemario, La luz pródiga, donde exploró temas de amor, pasión, muerte y trascendencia a través de símbolos y metáforas naturales. Este libro fue ilustrado por Luis Figueroa Yabar, marcando el inicio de su carrera literaria con un enfoque en el autodescubrimiento y la conexión mística con la naturaleza.
Su segundo poemario, El libro de los muertos (1962), le valió reconocimiento internacional por su profunda reflexión sobre el Holocausto. Este libro rindió homenaje a sus raíces y a las víctimas judías de la Segunda Guerra Mundial. Con poemas conmovedores como "Hans", "Tus ojos" y "Carta a un niño asesinado", Sarina retrató la tragedia y la memoria histórica con una intensidad emotiva que ha sido estudiada como parte de la poesía del Holocausto.
En 1973, publicó Ese vasto resplandor, una antología que recopiló su obra poética desde 1957 hasta 1971. Este trabajo reflejó su evolución literaria y su constante búsqueda de la expresión pura de sentimientos a través de la naturaleza, en contraste con la percepción de la ciudad como un lugar desprovisto de belleza poética.
Sarina Helfgott también fue una influyente figura en el teatro peruano. Su primera obra, La Red (1953), fue el inicio de una prolífica carrera dramatúrgica que se consolidó en la década de 1960. Junto a otras dramaturgas como Elena Portocarrero y Sara Joffré, Sarina contribuyó significativamente al movimiento teatral limeño, promoviendo una renovación del teatro nacional que daba prioridad tanto a la práctica escénica como al texto literario.
A lo largo de su vida, Sarina Helfgott se dedicó a cultivar y difundir el arte en sus diversas formas. Su legado literario y teatral, marcado por una profunda sensibilidad artística y un compromiso con la memoria histórica y cultural, continúa siendo una fuente de inspiración y estudio en la literatura contemporánea hispanoamericana.
- Teatro de Grillos (1974)
- Ese vasto resplandor (1973)
- La Señorita Canario (mención honrosa del Centro Peruano de Teatro en 1965)
- La Sentencia (1964)
- Antígona (1964)
- El libro de los muertos (1962)
- La Jaula (Premio de Teatro 1961 de la Univ. de San Marcos)
- Carta de Pierrot (1961)
Poemas
Alguien
Alguien tiene un tenedor mientras agoniza su vecino.
Alguien se ha puesto más verde que el color.
Alguien, a gatas, busca un recuerdo que se ha perdido.
Alguien se olvidó de tomar su caldo: muerto está.
Alguien le da cuerda a la noche, impaciente
Alguien, si pudiera, volvería a nacer y llamarse Isaías.
Alguien no quiere saber nada con sus manos.
Acurrucado en un rincón, no quiere.
Alguien canta un salmo en la boca del cadáver.
Alguien que dibujara un día fantásticas ecuaciones sobre la luz del día,
está, contando ahora, uno a uno todos sus piojos.
Alguien ora en silencio, vomita. Vuelve a orar
sobre su vómito (pero el ave ha dejado su ala en el exilio).
Alguien acaba de nacer y ya espera
en el banquillo de los acusados. Vinagre.
Alguien quiere venderle su alma a Dios.
Pero Dios ni siente ni padece.
Alguien pudo ser pianista
en una gran ciudad sobre una gota de agua
aúlla sus bemoles más oscuros, pierde los molares.
Alguien que tuvo un maestro, una guitarra
frente al mar;una enamorada de muslos lánguidos
se ha perdido, irremediablemente.
Alguien traiciona; muérdese el alma
en el dorso de la mano: acecha
entre dos latidos. Tiene frío.
Alguien, en el jergón del tifus, ha vivido
los tres días difuntos de su madre.
Alguien vio entrar el cordero en la boca
del lobo: Tiene hambre. Sácase los ojos.
Alguien, en cambio, no puede sacarse el clavo;
tararea en la oreja del tísico el “Actus trágicus”
(Recuerda tantas cosas)
Alguien cava una fosa, la suya, honda,
honda para enterrar todas sus palabras.
Alguien se ha quedado sin hermana mayor
arrodillada. Alguien no sabe qué sucede. Querría escribir
una carta, una larga carta a través del mar,
pero esto tampoco se puede.
Alguien necesita – urgentemente- un arma
en defensa propia.
Alguien quiere vivir a pesar de todo,
a pesar de la poesía que nada, nada hizo:
que se lavó las manos.
Alguien ya no puede más!
(Libro de los muertos, Lima, 1962)
ESTA LUZ ES UN NAUFRAGIO DE ALAS
y relojes abiertos, de rotos deseos
a la deriva en territorios sonoros, vivos
como ombligos y signos sorprendidos,
como campanas y holocaustos.
A veces, es el amor
o el revés de una sombra.
(Ese vasto resplandor, Lima, 1973)
A DURAS PENAS
tercamente
camino en soledad
entre sombas y vientos
rapaces
en La Colmena los mendigos
me ofrecen sus huesudas flores
astutamente
sus cinco pétalos podridos
(a duras penas
es posible pensar en la esperanza)
y continúo sonámbula
hacia la cita
y la claudicación
ya no tengo sed
soy la sed
perdí ni nombre otra vez
más huérfana de mí
exiliada
aborreciéndome
mi boca es un grito para adentro
y sin embargo
no sé por qué sigo entregándome
en oscuros lechos
como un deslumbramiento
(esto también es el amor).
(Ese vasto resplandor, Lima, 1973)
¡Libertad... para pensar!

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