María Teresa León (1903-1988)

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María Teresa León, escritora española


"Una patria, Señor, una patria pequeña, 
como un patio o como una grieta en un muro muy sólido. 
Una patria para reemplazar a la que me arrancaron del alma de un solo tirón"

María Teresa León

Biografía

María Teresa León nació el 31 de octubre de 1903 en Logroño, España. Fue una prominente escritora y traductora española, conocida por su compromiso con la literatura, la defensa de la mujer y la cultura. Sobrina de los ilustres Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, de quienes aprendió el romancero español, León estudió en la Institución Libre de Enseñanza y obtuvo una licenciatura en Filosofía y Letras.

En 1920, se casó con Gonzalo de Sebastián, con quien tuvo dos hijos. Bajo el seudónimo de Isabel Inghirami, escribió artículos para el "Diario de Burgos", destacándose por su defensa de la mujer y la cultura. Su primer libro, "Cuentos para soñar", fue publicado en 1929. Ese mismo año, conoció a Rafael Alberti, con quien se casó en una ceremonia civil en 1932.

León y Alberti viajaron extensamente por Europa gracias a una pensión otorgada para estudiar el movimiento teatral. En 1933, fundaron la revista "Octubre", una plataforma cultural donde León publicó su obra "Huelga en el puerto". En 1934, asistieron al primer Congreso de Escritores Soviéticos en Moscú, donde conocieron a figuras como Máximo Gorki, André Malraux y Erwin Piscator.

Tras el estallido de la Revolución de Asturias, León y Alberti viajaron a Estados Unidos para recaudar fondos para los obreros afectados. De vuelta en España, fundaron la revista "El Mono Azul" tras la sublevación del 18 de julio de 1936. León participó activamente en la Alianza de Escritores Antifascistas, desempeñando un papel crucial en la agitación cultural y literaria en los frentes de batalla y en la salvación del patrimonio nacional, como el traslado de los tesoros del Museo del Prado y El Escorial a Valencia.

Durante la Guerra Civil Española, colaboró en la confección del "Romancero de la Guerra Civil" dedicado a García Lorca, que recogía poemas escritos por autores de ambos bandos y se difundían en múltiples formas. Estos poemas fueron recitados en frentes y trincheras, reflejando la poesía anónima de la cultura contemporánea española.

Tras la derrota republicana, León y Alberti se exiliaron a Francia, Argentina e Italia. En París, trabajaron como traductores y locutores para la radio francesa Paris-Mondial. En Argentina, vivieron 23 años, donde nació su hija Aitana. En 1963, se trasladaron a Roma.

Después de 38 años de exilio, regresaron a España el 27 de abril de 1977. María Teresa León cultivó todos los géneros literarios, incluyendo poesía, cuento, novela, biografía, guiones de radio, teatro y televisión. Su obra más conocida, "Memoria de la melancolía" (1970), narra los años más activos del siglo XX, destacando su papel protagonista en las décadas de 1920 y 1930.

En 1971, fue diagnosticada con Alzheimer, una enfermedad que eventualmente le causó una pérdida total de memoria. Pasó sus últimos años en un sanatorio de la sierra madrileña, donde falleció el 13 de diciembre de 1988. María Teresa León dejó un legado perdurable en la literatura y la cultura españolas, recordada por su pasión, creatividad y compromiso social.

Obra

De muchas cosas he de hablaros

De muchas cosas he de hablaros. Quiero decirlas a tapadas en estas hojas que nadie leerá. He salvado apenas unas cenizas alegres, vivido una lección.  Estoy en ese punto doloroso que es como un gemido que avergüenza y que mis maestros de moral llamaban arrepentimiento.

Llevo los ojos cargados de verdades, que no me pertenecen. No sé cómo hacerlas salir. Soy un navío atracado a la soledad de un puerto y sufro porque quisiera encontrarme con el marinero borracho que conoce las mejores tabernas y acompañarle muelle abajo, en silencio, pensando en las alegres cosas que se fueron. ¿Dónde están?

¡Oh, que vuelvan mis amigos con su risa clara y su fortaleza! Pero ¿soy yo o ellos los que se han marchado?

El cuento de la selva

Selva, emperatriz gloriosa,
pueblos por miles la cruzan,
todos admiran la gracia
de su gentil majestad.

   La luna, el sol y los astros,
los lleva sobre su escudo.
Sus cortesanos y damas
son la tribu de los ciervos.

   Heraldos, conejos ágiles,
portadores de noticias;
los ruiseñores, la orquesta,
y narran cuentos las fuentes.

   En las flores que en la umbría
nacen cerca del sendero,
liban enjambres de abejas
y hay ejércitos de hormigas.

Vamos también a la casa
de la reina. Seamos niños,
y juguemos nuevamente
al amor y a la fortuna.

   Toda la naturaleza
puso su sabiduría
en volverte la más linda
entre todas las hermosas.

   Los dos iremos al mundo,
errantes y solitarios,
durmiendo junto a la fuente
que mana al pie de los tilos
.
   Dormiremos y las flores
del tilo nos cubrirán,
oyendo en sueños el cuerno
precursor de los rebaños.

   Cerca, muy cerca los dos,
nuestros pechos juntaremos.
Oye llamar a la selva
a su consejo de sabios.

   La luna sobre las fuentes
filtra su luz en las ramas,
y alrededor nuestro llegan
todas las grandes familias:

   Blancos caballos de mar,
uros de blasón frentados,
ciervos de ramas nudosas,
rica alerta de los montes.

   Forman consejo y preguntan
alarmados, quiénes somos.
Y nuestro tilo contesta,
apartando su ramaje:

   -«¡Oh, miradlos cómo sueñan
el ensueño de las hayas!
Es tanto lo que se quieren,
que viven como en un cuento».

¡Oh, quédate...!

«¡Oh, queda, queda conmigo,
te quiero, te adoro tanto!
Todos tus deseos, todos
tan solo yo sé escucharlos.

   En la sombra de la luna,
te comparo a una princesa,
que se refleja en las aguas
con sus dulces ojos negros.

   Y entre el rumor de las ondas
y el ondular de las hierbas,
te hago escuchar, misterioso,
el rebaño de los ciervos.

   Feliz te veo, traspuesta,
cómo cantas en voz baja
y en el agua reluciente
avanzas tu pie desnudo.

   Al ver de la luna llena
su antorcha sobre los lagos,
tus años son un instante
y los instantes los siglos».

   Así, tan tierno, habló el bosque,
moviendo sus altas ramas.
A su invitación silbé
y me fui al campo riendo.

   Hoy quisiera regresar;
ya nada comprendería...
Dime, infancia, ¿dónde estás
con tu bosque y tantas cosas?

¡Libertad... para pensar!

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