Blanca Elvira Borges, nacida en Cerro Largo, Uruguay, en 1947, es una multifacética artista y educadora reconocida por su trabajo en el ámbito de la Biodanza y su compromiso con la creatividad y la expresión artística. Como profesora de Biodanza, una metodología que busca integrar el cuerpo y las emociones a través del movimiento, Blanca se formó en el Sistema Rolando Toro, vinculado a la International Biocentric Foundation. Además, ha complementado su formación con estudios en psicodrama, siendo auxiliar psicodramatista en la Asociación Uruguaya de Psicodrama.
Su trayectoria académica y profesional incluye la enseñanza de Talleres de Técnicas Expresivas, Creatividad y Juego en la Maestría en Educación Popular de la Multiversidad Franciscana de América Latina, donde ha inspirado a muchos a explorar su potencial creativo. Su educación artística comenzó en la Escuela de Artes de Maldonado y continuó en la Casa de la Cultura de Piriápolis y en el Taller de Guillermo Büsch, donde desarrolló sus habilidades en diversas disciplinas artísticas.
Blanca ha participado en múltiples muestras colectivas, exhibiendo su trabajo en la Casa de la Cultura de Piriápolis, en la Casa de la Cultura de Maldonado y en el Hotel Alción de Solís. A lo largo de su carrera, ha estado involucrada en talleres de escritura y literatura, colaborando con destacados escritores uruguayos como Roy Berocay, Claudia Díaz, Jorge Albístur y Andrés Echevarría, lo que ha enriquecido su expresión literaria.
Su trabajo ha sido publicado en diversas recopilaciones colectivas, incluyendo la revista Internos y los libros Persistencia de la memoria, Voces al viento (Mujeres en Botella al Mar) y Entrelazando palabras. Además, ha sido una activa participante en importantes eventos literarios, formando parte de las ediciones 12.ª, 13.ª y 14.ª del Encuentro Internacional de Poetas y Narradores de las Dos Orillas. También ha participado en el 2.°, 3.° y 4.° Congreso Americano de Literatura, realizado en Punta del Este y Piriápolis.
A lo largo de su trayectoria, Blanca Elvira Borges ha contribuido de manera significativa al enriquecimiento cultural y artístico de su comunidad, promoviendo la creatividad y la expresión personal a través de la escritura y la Biodanza.
Lluvia azul
Imagina tan solo, al ver la lluvia
Que cada gota de cristal vibrante
Contenga en su interior, más que elementos
Como el agua misma, si contuviera, digo
Un ser humano nuevo, deseoso de ser vivo
Así en la tierra como en el ancho cielo.
Si la lluvia poblara el universo
De diminutos seres renacientes
Deseosos de eternidades nuevas
De círculos, de danzas, amaneceres
Estos seres diminutos, tornasoles
Han de crecer de lluvia en lluvia, pobladores
Después de un vuelo mágico, inasible
Cantarán al verde, para cubrir sus cuerpos
Con el rojo del lino reluciente
Convocarán la suavidad aún en pasiones
Para parir desde su fábrica infinita,
Con cuna en sus entrañas surtidoras.
Celebrarán el llanto como un rocío
Alimentando voces poderosas
Para luego gritar, bracear los ríos
Hasta lograr un círculo infinito.
De vida verdadera y milagrosa.
Alegato
Me llamo Vicente Ngueré. Nací en la Isla de Bioko, en Guinea
Ecuatoriana. Tengo 34 años y no soy un brujo.
Ustedes, los que me juzgaron por haber robado 18.000 euros a
un anciano con el pretexto de curar a su esposa mediante rituales
ancestrales, ustedes no conocen la vida en mi país.
He crecido trabajando como esclavo, sin conocer otra cosa que la
pobreza y la indignidad. Esta: mi verdad, es la verdad de mi pueblo.
Al gobierno dictatorial de Guinea Ecuatorial, como a casi todos los
gobiernos africanos, no le interesa nuestra hambre, nuestra salud,
nuestra dignidad.
Mi padre fue prisionero por protestar contra este régimen de
maltrato y hambruna. Yo tenía nueve años cuando, después de
torturarlo, lo devolvieron a casa para morir.
Tenía apenas treinta años. Juré que seguiría buscando la libertad de
mi pueblo.
Hace un año que huí de Bioko. Vine a España con la promesa a mi
esposa, a mis hijos, a mis hermanos, de volver para rescatarlos.
A pesar de que este país nos apoyó siempre con la cultura, no ha sido
fácil conseguir trabajo y vivienda. Muchos hermanos han dejado la
vida huyendo del terror, desigualdad y violación de los derechos
humanos.
Nuestra raza negra siempre ha sido destratada por la mayoría blanca
del planeta.
Mis ancestros nos enseñaron el respeto por la integridad humana y
por nuestra cultura. Hubiera querido no usar las creencias vulgares
que la gente tiene de nosotros, africanos.
El anciano creyó en mi mentira, aunque es cierto que siempre pensé
en devolverle su dinero. Yo no soy un brujo. Fui educado en la
religión católica, que prevalece en mi país.
Pero todo salió mal. Mi gente sigue en Bioko, con pocas esperanzas.
Yo, aquí en prisión, siento que el dolor me abruma, al reconocer que
justicia, igualdad de derechos y amor casi ya no florecen en nuestro
mundo.
¡Libertad... para pensar!
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