Luisa Inés Acosta Baquero (1948)
Biografía
Luisa Inés Acosta Baquero, nacida en Montevideo en 1948, es una destacada poeta y defensora de la cultura afrodescendiente en Uruguay. Hija de José Francisco Acosta, conocido cariñosamente como "Quico", y de Juana María Baquero Ríos, Luisa proviene de una familia profundamente vinculada con la tradición del candombe, una expresión cultural clave para la comunidad afrouruguaya. Esta herencia familiar ha marcado profundamente su obra y su identidad como escritora.
Autodidacta, Luisa Inés Acosta Baquero se describe como una poeta que no sigue esquemas o formas literarias preestablecidas. Escribe desde lo que le dicta la mente y el corazón, lo que la convierte en una voz genuina y auténtica de la "poesía negra" uruguaya. A través de su poesía, busca preservar los rasgos de identidad de la comunidad afrodescendiente, transmitiendo el valor de la cultura, las tradiciones y el legado que han recibido. Acosta Baquero ha plasmado en su obra temas como la mujer, el tambor, el carnaval, el candombe y los cultores de lo afro, elementos que forman la esencia de su comunidad.
Muchos de sus poemas han sido musicalizados y presentados en comparsas de carnaval y fuera de este contexto, llevando su mensaje de orgullo cultural más allá de las festividades típicas. Su trabajo no solo está centrado en la expresión artística del carnaval, sino que también abarca un compromiso profundo con la preservación y promoción de las raíces afrodescendientes en la sociedad uruguaya.
En sus palabras, Acosta Baquero escribe para que no se pierdan los rasgos de identidad de su pueblo. Sus letras cantan a lo "nuestro", a la tradición, y han acompañado su trayectoria en el carnaval y en otras esferas artísticas. Esta poeta expresa un profundo amor por su raza, sus raíces y su país, convirtiéndose en una voz representativa de la lucha por la visibilidad y el reconocimiento de la cultura afrodescendiente en Uruguay.
Poemas
¿Y me hablas de libertad?
Dedicado a Juana María Baquero Ríos
(mi madre)
No se debe olvidar su llegada a un continente.
No conocer a esta gente y de lengua no hablar.
Sus dialectos, sus costumbres, el tiempo los fue borrando
y solo les fue quedando: el silencio y el dolor;
trabajar de sol a sol, no tener tiempo ni sueños,
tanto grandes o pequeños, solo en ensueños quedó.
Fueron años de penurias, hasta liberar sus vientres,
pero esto hoy es presente, luego de una abolición.
Dejaste de ser esclava y fuiste pa’l señorito,
madre de ese mulatito que junto a ti se crió
y como madre y nodriza y esa leche de tus senos
al patrón le dio consuelo porque tuvo su color.
Esa fue tu libertad, disfrazada de nobleza
con orgullo y con tristeza un nombre te han puesto hoy:
eres Pérez o García, también te dicen Teresa, mas
va sobre tu cabeza, el «lavado del Senior» y luces
con mucho orgullo: guantes, cofia y delantal,
no sea que con tu color, las cosas puedas manchar.
¿Y me hablas de libertad? Con cadenas invisibles
que solo son perceptibles en un gesto de dolor
Mi madre un ojo perdió, y ya era el siglo xx,
no me hablen de abolición, pues su ayer tengo presente.
Queriendo que ella limpiara un lugar lleno de «bichas»
esa fue su gran desdicha, ver poco hasta que murió.
Y me hablarán de rencor, por esta causa lo tengo
por mi madre ‘ña Juanita el dolor llega hasta hoy.
El tiempo a mí no me quita el sufrimiento y dolor
que en carne propia sufrió, por llevar este color.
Color de mi raza negra y que con orgullo llevo;
por mi madre ser esclava, hija de esclava soy yo.
Hoy: esclava de mis miedos, esclava de mi dolor,
de lo que no soy esclava es de mi piel de color.
¿Qué color tiene la piel? La piel no tiene color.
Mi raza se reconoce por su gran pigmentación.
Hoy ya no llevo cadena, no soy títere o bufón.
Nací aquí, soy uruguayya no me vende nadie, no me compran ni me doy
y digo con mucho orgullo: Soy Negra.
¿Y por qué no?
¿Dónde te busco?
A mi gemela Teresa Acosta Baquero
Cómo hago para seguir, si no está mi otra mitad.
¿Por qué te fuiste Teresa, sin luchar un poco más?
Pensé que un día podría, no dejándote llevar
Por esa «mierda» que mata, ¡no la pudiste dejar!
Ya no te podré buscar, en esa feria de turno
y eso será para mí, un largo dolor profundo.
Te fuiste en poco tiempo, ya no te he de encontrar
sé que será diferente, ¿qué vida voy a afrontar?
Y no he de festejar años, aunque quizás cumpla más
la tristeza será eterna, sola no he de celebrar
Tu escuela fue la calle, el alcohol tu libertad,
sin pensar que ese veneno contigo iba a terminar.
¿Qué cambió en tu cabeza? ¿Qué te llevo a ese final?
tú que eras todo alegría, lo juro te he de extrañar.
Te aseguro me reproché, pero qué poco te di
si no pude darte fuerzas, para seguir junto a mí.
Sé, nos peleamos mil veces, nunca te guardé rencor
si fueron cosas de hermanas, que mi razón olvidó.
Mi Celia Cruz uruguaya, no le pusiste «sazón»
había «azuka» para rato, pero tú dijiste no.
Hoy al hablar de tristeza desde un roto corazón,
si las dos nacimos juntas: ¿por qué antes te fuiste vos?
Yo soñé llegar viejitas y juntas hasta el final
pero caminos distintos nos iban a separar.
Mi corazón dolorido, me dio tu señal de adiós
Y aunque no quise creerlo, él no me engañó.
¿Por qué, Tere, no esperaste, que estuviera junto a vos?
si cuando salí a buscarte a esa tu feria postrera,
era un horrible cajón.
¡Libertad... para pensar!
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