Ruth Paula Ocampo Silvera (1949)
Biografía
Ruth Paula Ocampo Silvera, nacida en Montevideo en 1949, ha dedicado más de cuatro décadas de su vida a la actividad pública, desempeñándose en diversas funciones, incluyendo supervisión y asistencia ejecutiva en organismos como la Secretaría de Enseñanza Secundaria, el Ministerio de Salud Pública, la Comisión Sectorial para el Mercosur y el Ministerio de Economía y Finanzas. Con formación en Gestión de Recursos Humanos, Comunicación Interpersonal, Negociación y Liderazgo, Ruth se jubiló en 2014, marcando el final de una carrera notable en el servicio público.
A partir de su jubilación, Ruth decidió dar un nuevo rumbo a su vida, impulsada por una inquietud latente por incursionar en el mundo de la literatura. Desde abril de 2015, comenzó a participar en un taller literario en la Casa de la Mujer del Centro Comunal Zonal 8, coordinado por Sonia Castelli. En este espacio, descubrió el poder transformador de la escritura, la fascinación que genera la inspiración y la capacidad de dar rienda suelta a su imaginación y creatividad.
Su obra poética refleja una profunda conexión con las emociones humanas, como se evidencia en su poema Añoranza, donde expresa sentimientos de pérdida y melancolía. Sentada bajo la luna y arrullada por el murmullo de las olas, Ruth se sumerge en la reflexión sobre la existencia y la ausencia de seres queridos. En el poema, el silencio se convierte en un compañero de sus pensamientos, y el recuerdo de aquellos que se han ido se mezcla con la tristeza infinita que deja su partida. A través de sus palabras, Ruth Ocampo comparte la complejidad de sus emociones, convirtiendo su dolor en una búsqueda de esperanza y luz.
Obras
Añoranza (poema)
Otros poemas y escritos en antologías y publicaciones colectivas.
Poemas
Añoranza
Sentada bajo el manto de la luna
arrullada en el murmullo de las olas
me pregunto qué será de la existencia
de su espíritu leve, iluminado.
El silencio que se expande entre la bruma
entrelaza pensamientos encontrados
ya no escucho resonar esas palabras
que solían despertar una esperanza.
Sólo quedan el recuerdo y la añoranza
la tristeza infinita que no acaba
el dolor de un alma llena de ilusiones
y el vacío de una ausencia que me aplasta.
A mi padre,
de quien siempre recibi la palabra justa
Entrega
Si te tiendo la mano es que confío
si te doy un abrazo es que me entrego
si te miro a los ojos es que te creo
si camino a tu lado es que me animo.
No me dejes a un lado del camino
yo soy fuerte lo sé y no me rindo
no quisiera caer en desatino
pues presiento que es frágil mi destino.
Destino de matices indelebles
de añiles, grisáceos y amarillos
todos ellos difusos y añejados.
Sólo quiero un hilo de alegría
el calor de una mano compartida
y la risa espontánea y cristalina.
Sólo quiero decir que si confío,
me entrego, creo, me animo
y no me rindo.
¡Libertad... para pensar!
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