Cartografía del frío
Imagen de RuslanSikunov en Pixabay
El frío y la mañana son hechizos.
Esconden en su esencia dos opuestos:
la ternura acechante de mi alma
y el rostro demudado del miedo,
que se ofrece jugoso
como fruto prohibido.
Siento su fuerza, su dominio.
A través de mis pasos descubro:
la estructura sinuosa de lo bello,
la aurora persistente de un deseo.
Todo me arropa, nada me pesa.
Cartografío el vaho,
las cenizas brillantes de la noche,
el rocío que humedece
la verdad, mis palabras,
su conjura.
El frío, mi sendero,
mi tenaz elocuencia, desanda
la extensa travesía del dolor.
Renuncio al hambre,
a los temores que muerden la esperanza.
¡Libertad... para pensar!
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