Forugh Farrojzad (1934 - 1967)

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Forugh Farrojzad, escritora iraní

Biografía

Forugh Farrojzad fue una de las voces más audaces y transformadoras de la literatura iraní del siglo XX. Nació en Teherán en 1935, en el seno de una familia burguesa numerosa y conservadora, en una época de modernización impuesta por el régimen del Sha Reza Pahlaví. Su padre, militar de carrera, mantenía una férrea disciplina familiar.  Fue la tercera de siete hermanos y creció en un entorno que pronto se le hizo asfixiante.

A los dieciséis años, se casó en contra de la voluntad de sus padres con su primo, un humorista conocido. Al año siguiente tuvo a su único hijo, Kamyar. Sin embargo, la relación fue breve y turbulenta: en 1954, ya divorciada, perdió la custodia del niño, a quien no volvería a ver.   Este evento marcó profundamente su vida.  Su padre la repudió y le prohibió regresar al hogar familiar.  Este rechazo, junto con las restricciones impuestas a las mujeres por la tradición, detonó una transformación personal y artística que la conduciría al centro del panorama cultural iraní, no sin polémica.

Desde joven, Forugh había escrito poesía.  Pero fue después de este exilio familiar y afectivo que su voz se volvió más firme, más libre y también más incomprendida.  En 1955 publicó su primer libro de poemas, Asir ("Cautiva"), que reunía 44 composiciones en las que hablaba de la pasión, el deseo y el encierro emocional con una sinceridad sin precedentes en la poesía escrita por mujeres en Irán.  El libro fue duramente criticado por intelectuales y religiosos.  Su editor fue arrestado, y ella misma fue acusada de corromper la moral pública.  Ese mismo año sufrió una crisis nerviosa que la llevó a una clínica psiquiátrica.

Lejos de retirarse, Forugh continuó explorando su voz.  En 1956 publicó Divar ("El muro") y en 1958 Esian ("Rebelión"), consolidando su lugar como una poeta de ruptura. Su lenguaje directo, su exploración del erotismo y su defensa de la autonomía femenina provocaron escándalo entre los sectores conservadores, pero también atrajeron a una nueva generación de intelectuales. Fue en este periodo que conoció al escritor y cineasta Ebrahim Golestan, quien se convirtió en su pareja sentimental y colaborador artístico.  Su relación fue vista como una transgresión, no solo por la diferencia de edad y su carácter extramarital, sino por la simbiosis creativa que cultivaron.

En 1962 Farrojzad dirigió La casa es negra, un documental sobre una colonia de leprosos en Tabriz. El film, que entrelazaba poesía y denuncia social, fue aclamado internacionalmente y considerado una obra maestra del cine iraní.  Ganó el gran premio en el Festival de Cine de Oberhausen y la posicionó como una de las figuras más innovadoras del cine de autor en Medio Oriente.  Ese mismo año, Bernardo Bertolucci viajó a Irán para entrevistarla y consideró realizar una película sobre su vida.

En 1964 publicó Tavallodi Digar ("Otro nacimiento"), considerada su obra más madura y revolucionaria. Este poemario significó un punto de inflexión tanto en su estilo como en su pensamiento: dejó atrás el tono confesional temprano y se internó en una poesía más simbólica, existencial y filosófica. Su lenguaje se volvió más sobrio, su mirada más reflexiva, pero mantuvo siempre su claridad y su energía emotiva.  La escritura se convirtió para ella en una forma de renacer, de construir su identidad a contracorriente.

Además de escribir y dirigir, Forugh incursionó en la actuación teatral y en la traducción literaria, adaptando obras de George Bernard Shaw y Henry Miller.  Su trabajo se caracterizó por la búsqueda de un lenguaje íntimo, directo y sin concesiones, que rompiera con los moldes patriarcales y expresara las vivencias interiores de las mujeres más allá de la represión social.

Murió trágicamente el 14 de febrero de 1967, a los 32 años, en un accidente automovilístico en circunstancias poco claras. Su muerte conmocionó al país y ocupó las portadas de los diarios. Fue enterrada en el cementerio Zahiroddoleh, al norte de Teherán, a los pies de los nevados montes Elburz.

Después de la Revolución Islámica de 1979, su obra fue prohibida y censurada durante más de una década.  Sin embargo, su figura se mantuvo viva en la memoria colectiva, y con los años fue rescatada y revalorizada.  En la actualidad, Forugh Farrojzad es reconocida no solo como una de las mayores poetas de la literatura persa contemporánea, sino también como un símbolo de emancipación personal, valentía artística y libertad de expresión.  Su legado sigue inspirando a lectoras, artistas y pensadoras de todo el mundo.

Poemas

Pecado

He pecado y era un pecado lleno de placer
junto a un cuerpo tembloroso y desmayado
Dios, no sé qué he hecho
en aquel lugar privado, oscuro y silencioso

En aquel lugar privado, oscuro y silencioso
me fijé en sus ojos llenos de secretos
En mi pecho anhelante temblaba el corazón
por la pasión de sus ansiosos ojos

En aquel lugar privado, oscuro y silencioso
me senté junto a él desconcertada
sus labios vertieron en los míos el deseo
me libré de la tristeza del corazón desbocado

Murmuré en su oído la historia del amor
Te deseo, oh alma mía
Te deseo abrazo que das vida
a ti, mi loco amante

El deseo estalló en llamas en sus ojos
El vino tinto bailó en la copa
Mi cuerpo en el suave lecho
sobre su pecho tembló ebrio

He pecado y estaba llena de placer
en un abrazo suave y ardiente
He pecado entre unos brazos
cálidos, rencorosos y de hierro.


La rebelión

No me impongas el silencio
Tengo una historia que contar
Quítame esta cadena de los pies
Mi corazón se agita por una pasión

Ven, hombre, egoísta, ven
Abre las rejas de esta jaula
Me hiciste prisionera de por vida
Libérame para mi último vuelo

Soy ese pájaro
Que desde hace tiempo sueña con volar
Mi canto se hizo suspiro
En mi apesadumbrado corazón
Mis días huyeron en lamentos

No me impongas el silencio
Debo revelar mi secreto
Hacer oír a todo el mundo
El eco fulminante de mi poema

Ven a abrir la reja, para que vuele
Al cielo límpido de la poesía
Si me dejas volar
Seré una flor
En el jardín de la poesía

Mis labios se impregnan del azúcar de tu beso
Mi cuerpo retiene el olor de tu cuerpo

Mi mirada arroja sus chispas contenidas
Y mi corazón canta su dolor sangriento

Hombre egoísta
No digas:
Tu poesía es una vergüenza

El espacio de una jaula es estrecho
Para el alma tomada de pasión
No digas que mi poesía es sólo pecado

Dame el vino de este pecado y esta vergüenza
Y te dejaré el paraíso
Sus vírgenes y sus fuentes
Alójame en un rincón del infierno

Un libro, un lugar tranquilo, un poema, un silencio
Bastan para embriagarme de vida
No siento pena si el paraíso se me escapa
Otro paraíso también eterno habita mi corazón

Una noche en que la luna danzaba despacio
En mitad del cielo
Dormías y yo excitada en todos mis deseos
Tomé su cuerpo en mis manos

El viento del alba me daba mil besos
Y mil besos di al sol
Una noche en la prisión donde eras el guardián
Un beso hizo temblar mi existencia

Hombre, detén esta fábula del honor
La vergüenza me colmó de un placer delirante
El dios que me dotó de un corazón de poeta
Sabrá perdonarme

Ábreme la puerta
Para que me escape por el cielo limpio
Déjame volar
Y seré una flor en el jardín de la poesía.


En las verdes aguas del verano

(Traducción de Clara Janés y Sahand)
 
Más sola que una hoja
con la carga de mis lejanas alegrías
tranquila, lenta, silenciosamente fluyo
en las verdes aguas del verano
hasta la tierra de la muerte
hasta la orilla de las tristezas otoñales
 
Me abandoné a una sombra
a la volátil sombra del amor
a la fugaz sombra de la felicidad
a la sombra de lo efímero
 
Esas noches en que una brisa perdida de vueltas
por el bajo cielo del corazón doliente
esas noches en que asciende una niebla sangrienta
por las azules callejuelas de mis venas
esas noches en que estamos solos
con los temblores del alma, solos
_en el latido del pulso hierve
la sensación de la existencia de una existencia enferma
 
“En la espera de los valles hay un secreto”
Esto sobre las aterradoras rocas
de las cumbres montañosas lo grabaron
aquellos que en su línea de caída
vertieron una noche en el silencio de Lis montes
una súplica amarga
 
“En el desasosiego de las manos llenas
no está la tranquilidad de las manos vacías
bello es el silencio de las ruinas”
Esto cantaba una mujer en las aguas
en las aguas verdes del verano
como si viviera en las ruinas
 
Nosotros uno a otro con el aliento
nos contaminamos
Contaminamos por la pureza de la felicidad
tenemos el ulular del viento
palidecemos porque las sombras de la duda
penetran por los jardines de nuestros besos
y en todas las fiestas del palacio de la luz
temblamos de miedo al derrumbamiento
 
Ahora tú estás aquí
abarcando como el aroma de las acacias
las callejuelas de la mañana
pensando en mi pecho
ardiente en mis manos
enajenado ardiendo desmayado en mi pelo
Ahora tú estás aquí
 
Algo extenso oscuro abundante
algo inquieto como la voz lejana del día
por mis pupilas tristes
gira y se extiende
Tal vez me recogen en un manantial
Tal vez me cortan en una rama
Tal vez me cierren como una puerta
dejando fuera los instantes futuros
Tal vez…
No veo más
 
Brotamos en una tierra llena de maleza
Llovimos en una tierra llena de maleza
Vimos la “nada” en los caminos
montada en su gualdo caballo alado
avanzar como una reina
 
¡Ay! somos felices y sosegados
¡Ay! somos melancólicos y apagados
felices porque amamos
melancólicos porque el amor es una maldición

¡Libertad... para pensar!

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