Graciela Leguizamón (1950)
Graciela Leguizamón, escritora uruguaya
Biografía
Poeta, escritora, comunicadora y luchadora social afrodescendiente, Graciela Leguizamón Rodríguez ha consagrado su vida al arte, la palabra y la defensa de los derechos culturales y humanos de las comunidades afro de América Latina. Nacida el 8 de diciembre de 1950 en Montevideo, en el hogar del reconocido periodista y activista Mario Leguizamón Montero y Rosa Rodríguez, Graciela creció marcada por una fuerte conciencia social y por el legado espiritual de sus abuelas curanderas, cuyas enseñanzas dejaron una huella indeleble en su sensibilidad creativa.
Realizó estudios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la República hasta que la irrupción de la dictadura interrumpió sus proyectos académicos y trajo consigo el encarcelamiento de su padre por razones políticas. Más adelante, se formó en Psicología en la Universidad John F. Kennedy de Argentina. La experiencia personal y las injusticias sociales la impulsaron a construir una obra profundamente comprometida con su tiempo, su comunidad y con las voces marginadas.
Graciela ha sido promotora incansable de la cultura afro, especialmente desde una perspectiva de género. Su proyecto Del delantal a la pluma, desarrollado en el marco de REDAFU (Red de Escritores/as y Creativos/as Afro), busca incentivar la escritura, la creatividad y la visibilización de mujeres afrodescendientes, tanto en el ámbito nacional como internacional.
Otra de sus obras emblemáticas es Akina Gabina, una propuesta literaria y pedagógica nacida de la historia de una niña, con la que promueve la conciencia histórica y la superación de la esclavitud a través de talleres en escuelas y espacios comunitarios. Esta experiencia se complementa con la creación de muñecas Akina, elaboradas en diferentes partes del continente —más de 350 hasta la fecha—, como herramienta de memoria, afecto y afirmación identitaria.
Graciela también ha desarrollado talleres con madres de familias monoparentales afro, utilizando el reciclaje y los cuadernos escolares como punto de partida para hablar de creatividad, resiliencia y empoderamiento. Como comunicadora, ha llevado adelante varios programas radiales y de internet, entre los que se destacan Huellas, transmitido durante cinco años por la web, y Navidad de jazmines, una emisión especial dedicada a la celebración de las raíces afro en tiempos festivos.
También condujo el programa Con aroma de café, un espacio dedicado a la cultura y a la sociedad desde una mirada multiétnica, comprometida con la investigación, la memoria y la difusión de saberes populares.
Graciela ha recorrido América Latina con su palabra, ha sido declarada Ciudadana Ilustre en Perú, y ha promovido múltiples iniciativas para el reconocimiento y estímulo de poetas afrodescendientes, como el ciclo Desvelos, enfocado en visibilizar y alentar la creación de escritoras emergentes.
Autodefinida como inquieta, curiosa y amante de la mística, ha dedicado su vida a aprender y a enseñar, convencida de que “el saber nunca está de más”. Vive de las artesanías y en ellas canaliza también su herencia espiritual y artística. A través de sus blogs y sus múltiples proyectos, Graciela continúa ampliando el horizonte de la palabra afro, sembrando huellas y resistencias desde la ternura, la poesía y la acción colectiva.
Obras y proyectos:
- Del delantal a la pluma (proyecto literario y de visibilización de mujeres afro)
- Akina Gabina (obra pedagógica y de memoria histórica)
- Desvelos (ciclo poético para escritoras emergentes afro)
- Huellas (programa cultural por internet)
- Navidad de jazmines (programa radial)
- Con aroma de café (programa radial)
Publicaciones en Momo Diario
Coordinación de premiaciones REDAFU
Poemas
Sin espejos
Aquí estamos, mirando al vacío sin espejos.
Dónde mirar o mirarnos, reconocernos
en enigmas y cicatrices estampadas en las huellas
si la historia de revelaciones, es historia de enrojecidos silencios y
un corazón oceánico es el único pasado que poseemos.
Cómo era la tierra de casa hace milenios, cuál era el sendero del agua,
o el prometido rito de la lluvia o el rito de las aromadas siembras,
cómo la eternidad en la canción de los ancestros…
Son tantos duelos incumplidos, tantos huesos sin su entierro…
Cómo darle fin a las instancias, si no lo permitieron;
cómo sentir el cielo de una identidad que aun es incierta
en esta tierra nuestra, pero con pasado ajeno.
Migraciones obligadas en la lengua,
y nuestra lengua enredada entre mil lenguas
y tantos huesos y cenizas en la espalda
ya cansada de ensombrecidas respuestas…
Ahora los faraones remueven las arenas,
almas de antiguas africanas en algún puerto
esperan el reconocimiento de los hijos de sus hijos
o de los nietos de sus nietos.
Se eleva la voz de los ancestros, de aquellos que también
obligados, en barcos vinieron;
irreversibles vientres desarraigados,
mágicas águilas invisibles que se reconstruyen sin relato,
sin fotografías y sin cuentos, esperando que el viento desempolve
sus historias desde la errante tiniebla.
Aquí estamos esperando.
Seguimos esperando.
La mujer de los saberes
Mujer de saberes silenciados. Saberes que como archivos ocultos, son
tu conflicto transformador. Bruja o sabia. Subjetiva y única.
Autónoma, desentramada cual raíz en tinieblas, vuelas hacia tu
historia. Invisiblemente latente tus saberes, desterrados de los ciegos
muros, reverdeciendo como mágicas palomas. Negra. Mestiza.
Diversa. Atravesada por soles y lluvias hueles salvajemente a hierbas
y misterio.
Sexualidad asombrada, brote inconfeso desde la sombría Eva
religiosa hasta el macho que cientos, o miles de veces pisoteó infancia
y sueños.
Follaje de un gran baobab, tus canas de muerte, son la vida misma
que aún, sin un único origen, late para reencontrarte por ser la que
descifra el embrujo del espejo y en el silencio: las palabras.
Mujer de saberes silenciados, atravesada por ecos y lluvias hueles
salvajemente a lunas y viento.
Perpetuo tu nombre innominado
Perpetuo tu nombre innominado
tus pausas, tus misterios…
tus abandonos sin reclamo
tu esbozada sonrisa.
Perpetuo tus alas desdibujadas
en la intangible suela de un zapato
que deambula en silabas ensombrecidas
y un corazón que late entre paréntesis.
Perpetuo la búsqueda
que ha viajado entre mis manos
en mi desconcierto
en el fondo azulino de cristal.
Perpetuo el oxígeno respirado
surgido de tu otoñal niñez;
de tus juegos distantes
y del telar que teje
el frío de la noche.
¡Libertad... para pensar!
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